Como si de un desfile de famosos se tratara, desde el minuto 1 de metraje uno no puede parar de decirle al de al lado (o de pensarlo, en caso de estar solo). "mira, es fulana, o es mengano, el/la que sale en tal/cual peli o en esta/aquella serie de TV".

Inevitablemente, reconoces enseguida al doctor Macizo de Grey's Anatomy, al doctor Sloan (de la misma serie y, en mi humilde opinión, mucho más macizo que el otro), a la chica de "El diablo viste de Prada" (que no la soporto, en ninguna peli), al tío guaperas de "Resacón en las Vegas", a Julia Roberts, a Jammie Foxx (al que no había visto desde que hizo de Ray Charles), al chico de "El efecto mariposa" (mi querido Ashton), a Elektra (o sea, Jennifer Garner), a Queen Latiffah (memorable en "Chicago") y a mucha más gente que ya has visto mil veces y que casi son como de la familia (y de todas las generaciones, ojo, que aquí no se discrimina a nadie: véase Shirley Maclaine); y puede que actuando por separado funcionen, pero aquí todos juntos hacen un puré argumental indefinido que impide que olvides que son estrellas de cine individuales, así que despídanse de personajes bien dibujados. Esto es como una alfombra roja de casi dos horas, o como un reportaje de la revista Fotogramas.

Y eso es lo más emocionante que sucede en toda la peli: más allá del desfile de toda esa gente, hay un vano intento de entrecruzar las vidas de los personajes y sus enredos amorosos (en los cuales nunca llegas a implicarte porque te importan un bledo). Un intento infructuoso que además te recuerda constantemente que antes hubo otra peli (Love Actually) que sí lo logró con éxito. Así que quien busque meterse en un argumento, o en varios, que se olvide. Aquí no hay de eso.

Si no la van a ver y quieren un resumen, diríjanse a Spoiler.