Llevaba unos días empezando series y dejándolas antes del minuto 15...una de las virtudes de Netflix y su talón de Aquiles. Ayer la española VALERIA estuvo a punto de llevarme a anular la suscripción y hoy EL MÉTODO KOMINSKY me ha devuelto las esperanzas de que se pueden encontrar grandes obras maestras en las que el talento de sus artistas y técnicos han podido resaltar con las facilidades que da hacerlo para una plataforma en la que los varemos no son solo las audiencias.
Hablar de esta serie de Chuck Lorre es hablar de uno de los mejores productos cinematográficos y televisivos del siglo por no decir el mejor. Una comedia ácida y dulce al mismo tiempo en la que los valores de la amistad, la familia y el amor son zarandeados para dejarnos el lado bueno de las cosas.
Unos guiones perfectos para unos actores en estado de gracia. Excelentes Arkin y Douglas con unos secundarios de primera. Actores invitados de muy buen nivel y unos directores de comedia como el propio Lorre o Petrie y Tennant que dotan de un ritmo y una intensidad que te llevan a verte una temporada entera en una tarde...como esos libros que empiezas y ya no puedes cerrar.
Mañana veré la segunda temporada y, estoy seguro, la disfrutaré como esta primera. Un gran acierto los poco menos de 30 minutos de duración que la dotan de agilidad. 30 minutos muy bien aprovechados.
Solo por ver esta serie o EL IRLANDÉS o LOS DOS PAPAS me ha merecido la pena suscribirme a Netflix.