No pretende que el mundo gire más deprisa ni aspira para nada a que el espectador entre en un estado catatónico de profunda admiración. Simplemente son dos historias simpáticas, sencillas y tiernas que resultan muy agradables tengas o no tengas pareja, hayas o no, te hayan o no dejado hace poco, pienses o no en comprometerte o te de miedo dar un paso hacia delante o hacia atrás. En vacaciones se explica de manera dulce lo fácil que es que nos equivoquemos y nos adentremos en relaciones que no valen la pena porque se aprovechan de nuestra ceguera momentánea y nos llevan al sufrimiento así como se cuenta como una persona puede, aunque haya perdido la fe en ello, rehacer su vida con otra sin la necesidad de estar en un constante torbellino de sentimientos de falso placer, angustia e incertidumbre. Sencillamente una persona puede en algún momento, en algún lugar, emprender (como la siempre fantástica Kate Winslet) un feliz lance con una persona que le ayuda a recobrar esa sonrisa sincera a la que un día había decidido, sin darse cuenta, renunciar.