Robert James Fischer mas conocido como “Bobby” Fischer de nacionalidad estadounidense, fue el Campeón del mundo de Ajedrez en 1972 arrebatando el título al ruso Boris Spassky y acabando con la hegemonía soviética en unos difíciles años en los que americanos y soviéticos jugaban su propia partida internacional usando el mundo como tablero.

El ajedrez en la habitación de un niño es solo un juego, diversión, un entretenimiento inocente con el que pasar horas de ocio al igual que las damas o el “Cluedo”, pero ese mismo tablero y piezas en un club de ajedrez es sobre todo competición, la exigencia vital de querer ser el mejor.

Muchos padres proyectan en sus hijos pequeños los recónditos anhelos de que estos lleguen a ser lo que ellos nunca consiguieron.

Steven Zaillan dirige con esmero esta propuesta de pequeños campeones en la que la tensión de sus padres es siempre mucho mayor que la de unos niños que, sin ninguna duda, por ellos mismos preferirían estar jugando con sus coches y soldados mientras se revuelcan por el suelo.

Lo mejor el pequeño protagonista Max Pomeranc que tras sus grandes y felinos ojos solo pretende satisfacer a un padre que le exige demasiado.