Añadir a mi grupo de amigos/usuarios favoritos
Puedes añadirle por nombre de usuario o por email (si él/ella ha accedido a ser encontrado por correo)
También puedes añadir usuarios favoritos desde su perfil o desde sus críticas
Nombre de grupo
Crear nuevo grupo
Crear nuevo grupo
Modificar información del grupo
Aviso
Aviso
Aviso
Aviso
El siguiente(s) usuario(s):
Group actions
You must be a loged user to know your affinity with jipiyai
- Recomendaciones
- Estadísticas
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de jipiyai:
9
Voto de jipiyai:
9
7,2
168.305
Ciencia ficción. Aventuras. Bélico. Acción. Fantástico. Romance
Año 2154. Jake Sully (Sam Worthington), un ex-marine condenado a vivir en una silla de ruedas, sigue siendo, a pesar de ello, un auténtico guerrero. Precisamente por ello ha sido designado para ir a Pandora, donde algunas empresas están extrayendo un mineral extraño que podría resolver la crisis energética de la Tierra. Para contrarrestar la toxicidad de la atmósfera de Pandora, se ha creado el programa Avatar, gracias al cual los seres ... [+]
5 de febrero de 2010
5 de febrero de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace ya más de una semana que quedé impresionado por el cine del futuro en el presente. Las 3D en una película que detrás de toda la belleza de un mundo lejano imaginado por mentes de nuestro mundo cercano, muestra la actitud humana de invasión y destrucción de aquellos territorios de los que nos adueñamos, con el respaldo de unas leyes inventadas por los mismos invasores. El guión toma distancia de los hechos llevándonos a un lugar lejano, quizá a propósito, porque desde la distancia se ven las cosas con otra perspectiva y podemos aceptar los errores de nuestra propia naturaleza con mayor franqueza. Ya sabemos que no es necesario irse a años luz de nuestra Tierra para hacernos cargo de ese mismo acoso y derribo en nuestras propias narices, más afiladas que las de un avatar, y también más arrogante y engreída.
Nos confirma que estamos alejados de la corriente de la vida, que hemos perdido tantos nexos de unión con la naturaleza de la que formamos parte que nos creemos alguien diferente a ella. Y sin embargo, nos emocionamos cuando vemos a todo el pueblo avatar en un movimiento sinuoso, como un gran corazón que exterioriza el dolor de cada corazón individual clamando protección y la ayuda al árbol de la vida, a la madre naturaleza.
El árbol es un símbolo: sus raíces aferradas a la tierra porque es de allí de donde venimos, su majestuosidad como manifestación de un poder que está en todas las cosas, su frondosidad como fruto generoso que se expande dando refugio y protección, abrazando a todo descendiente con pródiga condescendencia. Manifestación de la naturaleza, de la que nos alejamos, torpes y confundidos.
Si alguien todavía no ha ido a verla, que no pierda esa oportunidad. No todos los días se puede disfrutar de un mundo tan fantástico como auténtico, y tan anhelado en el fondo de nuestros corazones, con tanta rapidez como la de esperar unos minutos de cola. Ojalá que además de gozar durante más de dos horas, a la salida, ya sin las aparatosas gafas tridimensionales, abramos los ojos a nuestra realidad y sintamos la necesidad de movilizar nuestras energías para hacer de nuestro mundo un mundo mejor.
Nos confirma que estamos alejados de la corriente de la vida, que hemos perdido tantos nexos de unión con la naturaleza de la que formamos parte que nos creemos alguien diferente a ella. Y sin embargo, nos emocionamos cuando vemos a todo el pueblo avatar en un movimiento sinuoso, como un gran corazón que exterioriza el dolor de cada corazón individual clamando protección y la ayuda al árbol de la vida, a la madre naturaleza.
El árbol es un símbolo: sus raíces aferradas a la tierra porque es de allí de donde venimos, su majestuosidad como manifestación de un poder que está en todas las cosas, su frondosidad como fruto generoso que se expande dando refugio y protección, abrazando a todo descendiente con pródiga condescendencia. Manifestación de la naturaleza, de la que nos alejamos, torpes y confundidos.
Si alguien todavía no ha ido a verla, que no pierda esa oportunidad. No todos los días se puede disfrutar de un mundo tan fantástico como auténtico, y tan anhelado en el fondo de nuestros corazones, con tanta rapidez como la de esperar unos minutos de cola. Ojalá que además de gozar durante más de dos horas, a la salida, ya sin las aparatosas gafas tridimensionales, abramos los ojos a nuestra realidad y sintamos la necesidad de movilizar nuestras energías para hacer de nuestro mundo un mundo mejor.