Sin duda, se lo merece. La película y su director. Como mínimo.
Un título bien elegido, aunque, quizás "La historia de un hombre, su camioneta y su compresor" sería un título más cómico y reflejaría sin dudas gran parte del contenido.
Muchas críticas he leído sobre si la película respondía a la pregunta: ¿Qué harías con un millón de dólares? Nada más lejos de la realidad. La verdadera pregunta es: ¿Que diablos está haciendo Payne con los personajes?

En todo momento, Payne infunde suavemente un tono cómico, picante a la película con las cepas de la nostalgia y pesar, siempre atento para evitar la sensiblería barata o sentimentalismos. Los personajes están llenos de melancolía, secretos y dudas. Excepto Woody, él lo tiene muy claro.
Otro de sus puntos fuertes en el suspense, pero sin llegar a ser abrumador: se está gran parte de la película deseando saber sobre el pasado de los personajes y otra gran parte deseando saber sobre ese millón de dolares y sus consecuencias.
Payne es capaz de crear unos personajes complejos y fascinantes; marcados por faltas y fracasos, errores y remordimientos; y que llegan a ser bastante egoístas. En cada escena, Payne se las apaña para que el espectador dude sobre si los personajes, tanto principales, como secundarios, hicieron lo correcto. Sobre si los secretos se deben guardar tantos años o sobre si las redecillas familiares deben quedar en el olvido o salir a la luz. Todo ello, con ese toque de humor ácido y picante que tanto engancha en películas así.
¡Ay! Sí. Hablemos de la luz. Filmada en hermosos tonos de blanco y negro (y plata y gris) o incluso un todo azul, esta película no deja indiferente en cuanto a la dirección de fotografía (por supuesto otra nominación). A esta película le encaja perfectamente ese tono clásico, casi que sólo le faltan las rallitas de la televisión de un VHS. Casi.

En cuanto al actor principal por excelencia, Bruce Dern llena de vida y de locura los ojos de Woody. Sin duda a sus 77 años se ha marcado el papel de su vida. Logra transportar al espectador a la década de los 70 con sus comentarios demenciales, caóticos y despistados.Y lo mejor de todo: logra que el espectador desee que haya ganado el millón de dólares. Pero ¡ah! lector no revelaré ese secreto. Convierte a Woody en ese abuelo cascarrabias, antihéroe pero entrañable. Pero sin duda, lo que destaca es lo completo de su carácter, con gestos y expresiones que le hacen totalmente sencillo y realista.
El resto del reparto está bien seleccionado: unos actores característicos con sus manías y sus toques especiales, sin grandes ni típicos "actores". Muchos ya habrán observado el elenco y planteándose como actua Saul Goodman (Breaking Bad) en la gran pantalla.

Para finalizar, a modo de resumen, cuatro adjetivos que definen a este film: brillante, tierna, repleta de vida y sumamente divertida.