Tras haber leído el trepidante y entretenido libro de Michael Crichton, prácticamente de una sentada, en el que mezclaba interesantes y no tan descabelladas en teoría, física cuántica y viajes en el tiempo, pensé que por muy mal que lo hicieran, estando detrás de las cámaras Richard Donner, me encontraría con algo vistoso y sumamente entretenido.
Pues bien, muy al contrario se nos han despachado con un vulgar telefilm (que como dirían en mi pueblo “Para este viaje no hacen falta estas alforjas”), realizado de forma plana y rutinaria, que parece mentira que beba de tan magnífica novela.
El otrora musculoso y fiable Richard Donner, o bien se ha limitado a poner su firma o por las razones que sean ha perdido las cualidades que le adornaban (casi, casi, que me inclino por lo primero).