La película es mala, el guión está plagado de agujeros e incongruencias, las escenas de pelea (se supone que fundamental en una producción de estas características) no destacan por su atractivo y/o verosimilitud, más allá que uno de los contendientes sea una guapa muchacha, Rebecca Neuenswander y Chad Ortis aun siendo de lejos los mejores actores de la película andan justitos en cuanto a nivel actoral, fotografía y edición de mitad de la tabla para abajo, y dirección cuasi amateur; PERO (así en mayúsculas) con todo y con eso, y supongo que por aquello de que los caminos del Señor son inescrutables, he aparcado todo espíritu crítico, me he dejado engatusar por el ladino promotor y la dura luchadora, sus anhelos y frustraciones me han tocado la fibra, y llegado a ese punto me he puesto de su lado y me la he enchufado sin pestañear (especialmente en su última media hora), llegando hasta casi babear con ese final de cuento de hadas.