Un AVE vuelve de Barcelona, finalizando unas magníficas vacaciones en Venecia, y para amenizar el viaje oigo que van a proyectar Kung Fu Panda. Casi no pido los auriculares, pero como hay unos cuantos canales de música interesantes decido pegármelos en la oreja. Poco después veo que la película de animación lleva la firma de Dreamworks, así que sin pensármelo dos veces cambio al canal AV, y desde el primer minuto me quedo enganchado en una sencilla y divertida historia que comienza con la alucinancia. Tiene suficientes guiños al vacío cine de las artes marciales como para parodiarlo con elegancia y alegrar el día al espectador adulto. Además es capaz de distraer y entretener al público pediátrico, objetivo para el que está enfocado principalmente. Y para colmo, se podría decir que es incluso educativa. Para saber más, disfruten de sus 95 minutos y de un final desternillante.