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Voto de manulynk:
6

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6,5
1.122
Western
Scott es un pobre vagabundo que malvive limpiando las calles de un pueblo desértico y tranquilo, donde todos se ríen de él por ser hijo de una prostituta. Su vida cambiará con la llegada de Travis (Lee Van Cleef), un veterano pistolero al que todos temen.Travis le enseña a Scott a usar las armas para que pueda defenderse. Por desgracia, todo el odio y el resentimiento que el chico albergaba empieza a salir a la superficie. (FILMAFFINITY) [+]
16 de enero de 2012
16 de enero de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Valerii no desdeña el legado de Leone, pero su acercamiento al cine clásico norteamericano es mucho mayor en su caso. La trama gira alrededor de un joven bastardo, llamado Scott (Giuliano Gemma), que vive en una tranquila población llamada Clifton, que es objeto de burlas e insultos por su condición y que a lo único que puede aspirar es a recoger estiercol. Sin embargo, un buen día, llega al pueblo un pistolero, Talby (Lee Van Cleef), el cual cambiará su vida al conseguir que este le enseñe el "oficio". Claro que el tal Talby no es precisamente un dejado de bondades humanas, y sus motivaciones se irán haciendo cada vez más claras a medida que avance el metraje.
Valerii nos muestra la típica historia de maestro-alumno, un tema clásico en la historia del cine. Sin embargo, es interesante comprobar como la ambiguedad moral está presente en prácticamente todos los personajes del film. No sólo de un maquiavélico maestro con muy pocos escrúpulos y que no hace nada si no es por algún motivo que le pueda beneficiar, sino también las fuerzas del orden y de la ley de Clifton cuya apariencia de respetabilidad es pura fachada, y tras ella se esconden unas personas codiciosas que no dudan en quitarse de en medio a todo el que se interpone en su camino. La tranquilidad de Clifton, lógicamente es aparente y normal (con una estética más parecida a la del cine norteamericano que no al típico Spaguetti-Western), y tras ella se esconden tensiones que Talby aprovechará en su propio beneficio para acabar imponiendo su propia ley.
Pese a esta ambiguedad moral presente, el desarrollo de la trama tiene cierto aire "clásico" por así decirlo. Y aunque el culto al pistolero se intenta acercar más al lado norteamericano (por las alusiones a Doc Hollyday y a su revólver), la voluntad de mostrar los trucos y técnicas de los pistoleros más rápidos (cañones serrados, puntos de mira limados, estilo, etc) quizás le acercan más al gusto por las armas que ya nos demostró Leone en sus films. Valerii no exagera tanto como sus contemporáneos, pero es cierto que también encontramos cierto sentido del humor en algunas secuencias o en algunos lances verbales entre los protagonistas. Lee Van Cleef mantiene el mismo tipo de personaje que le hizo famoso, limitándose a seguir al pie de la letra las directrices principales de su registro (causticidad, pocas palabras, cierto hieratismo, y sobretodo mucho, mucho cinismo). Por su parte Gemma se muestra mucho más convincente cuando tiene que recibir palos que no cuando los tiene que dar. Su transformación de cordero a lobo no acaba de resultar creible, sobretodo por la velocidad con la que cambia.
Realmente, se trata de un film interesante que destaca dentro de este peculiar sub-género de culto que es el Spaguetti-Western, y que además, en este caso, busca una vía intermedia entre el clasicismo y la línea marcada por Leone.
Valerii nos muestra la típica historia de maestro-alumno, un tema clásico en la historia del cine. Sin embargo, es interesante comprobar como la ambiguedad moral está presente en prácticamente todos los personajes del film. No sólo de un maquiavélico maestro con muy pocos escrúpulos y que no hace nada si no es por algún motivo que le pueda beneficiar, sino también las fuerzas del orden y de la ley de Clifton cuya apariencia de respetabilidad es pura fachada, y tras ella se esconden unas personas codiciosas que no dudan en quitarse de en medio a todo el que se interpone en su camino. La tranquilidad de Clifton, lógicamente es aparente y normal (con una estética más parecida a la del cine norteamericano que no al típico Spaguetti-Western), y tras ella se esconden tensiones que Talby aprovechará en su propio beneficio para acabar imponiendo su propia ley.
Pese a esta ambiguedad moral presente, el desarrollo de la trama tiene cierto aire "clásico" por así decirlo. Y aunque el culto al pistolero se intenta acercar más al lado norteamericano (por las alusiones a Doc Hollyday y a su revólver), la voluntad de mostrar los trucos y técnicas de los pistoleros más rápidos (cañones serrados, puntos de mira limados, estilo, etc) quizás le acercan más al gusto por las armas que ya nos demostró Leone en sus films. Valerii no exagera tanto como sus contemporáneos, pero es cierto que también encontramos cierto sentido del humor en algunas secuencias o en algunos lances verbales entre los protagonistas. Lee Van Cleef mantiene el mismo tipo de personaje que le hizo famoso, limitándose a seguir al pie de la letra las directrices principales de su registro (causticidad, pocas palabras, cierto hieratismo, y sobretodo mucho, mucho cinismo). Por su parte Gemma se muestra mucho más convincente cuando tiene que recibir palos que no cuando los tiene que dar. Su transformación de cordero a lobo no acaba de resultar creible, sobretodo por la velocidad con la que cambia.
Realmente, se trata de un film interesante que destaca dentro de este peculiar sub-género de culto que es el Spaguetti-Western, y que además, en este caso, busca una vía intermedia entre el clasicismo y la línea marcada por Leone.