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Voto de Sibila de Delfos:
8
Western. Drama En 1882, en Nuevo México, el sheriff Virgil Cole (Ed Harris) y su socio Everett Hitch (Viggo Mortensen) reciben el encargo de pacificar Appaloosa, una ciudad sin ley que vive de las minas y que está dominada por Randall Bragg (Jeremy Irons), un despiadado y poderoso ranchero. Pero la llegada de Allison French (Renée Zellweger), una atractiva viuda, amenaza con destruir la larga amistad entre Virgil y Everett. (FILMAFFINITY)
30 de noviembre de 2008
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahora ya es oficial. El western ha vuelto a Hollywood. Sin embargo, lo ha hecho por la puerta de atrás. Y es que al público no le interesan ya lo más mínimo las historias de vaqueros, indios, rancheros, saloones, tiroteos, justicia y demás. Una pena, porque los intentos por resucitar un género muerto como éste no están pudiendo ser mejores. Tanto esta Appaloosa, como El asesinato de Jesse James, Ned Kelly o El tren de las 3:10 son películas como mínimo excelentes.
Appaloosa es western en estado puro. Es ley. Es crimen. Es amor. Es amistad. Es violencia. Es frontera. Y sobre todo, es dos hombres haciendo justicia a su manera, haciendo cumplir las leyes y cuestionándolas también. Y ahí están dos pedazo de actores como Ed Harris y Viggo Mortensen, con una química única en pantalla y marcando estilo a cada plano. Mortensen, sin embargo, debería empezar a cambiar un poquito su registro, porque lleva tres papeles seguidos muy parecidos (Alatriste, el Nikolai de Promesas del Este, y Everett Hitch; por cierto, aquí igual que en Alatriste, se pasa por la piedra a Ariadna Gil...). Pero éso no quita para que esté encantador, como siempre. Jeremy Irons lo borda también, y es un gustazo oír esa voz tan preciosa que tiene (y que también tienen Harris y Mortensen). Renée Zellweger, aunque es obvio que ha perdido parte del buen hacer que llegó a tener, sale bastante airosa de su tarea aquí, teniendo en cuenta que el personaje con el que juega es absolutamente intragable. Y es graciosísimo ver a Lance Henriksen en un papel, por así decirlo, normal.
Lo demás es, como digo, Oeste puro y duro, enmarcado por la cámara elegante y eficaz de Harris. Y una fantástica experiencia para el espectador.

Lo mejor: Harris y Mortensen (y los diálogos, en ocasiones tronchantes, que comparten), sin olvidarme de Jeremy Irons.
Lo peor: Todo el trozo del desierto me parece demasiado largo y falto de interés.
Sibila de Delfos
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