Haz click aquí para copiar la URL
México México · Culiacán, Sinaloa
Voto de Orlak:
9
Drama En una mansión, cuatro señores se reúnen con cuatro exprostitutas y con un grupo de jóvenes de ambos sexos, partisanos o hijos de partisanos, que han sido hechos prisioneros. Nadie en la casa puede eludir las reglas del juego establecidas por los señores; toda transgresión se castiga con la muerte. Además, ellos gozan de la facultad de disponer a su antojo de la vida de los cautivos. (FILMAFFINITY)
8 de abril de 2011
2 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Nunca me podré arrepentir de nada porque cualquier cosa que haga sólo podrá ser hecha si está dentro de las posibilidades humanas". En esta frase, del escritor uruguayo Juan Carlos Onetti, se ilustra un poco el porqué de las conductas humanas. No es fácil sentarse a ver una historia donde se muestran crudamente las bajas (llamadas así porque las practica la minoría) pasiones humanas. A la vista queda lo que llamamos grotesco y barbarie por transgredir las leyes morales. Passolini, con su ejercicio cinematográfico hace una crítica ácida y mordaz no sólo al nazismo, sino a todas las manifestaciones de abuso de poder para la obtención de fines personales (placer).

Algunos para obtener el placer llegan a los extremos, a lo "malsano", pero quizá es esa su naturaleza. Es fácil emitir juicios al respecto, lo difícil es establecer una barrera entre los límites de lo humano y lo inhumano (si es que los hay). Muchos pensarán que es una locura muy cutre llevar historias "así" al cine, pero de cierta manera es necesario que queden al descubierto todos los vicios y excesos de la "Raza pensante". Un retrato psicológico que demuestra lo retorcido de la mente humana. Una manera brutal de decirnos lo que somos o podemos, en determinado momento, llegar a ser. En ocasiones la naturaleza se equivoca (quiero pensar que así es) y se producen estos desequilibrios (si es que pueden llamarse así) que resultan desagradables para la vida. O, tal vez, en el fondo de nuestro ser todos somos demasiado perversos, lo que pasa es que no nos atrevemos a mostrar nuestra verdadera naturaleza por miedo a la represión y a los juicios sociales. Nuestra real psique resulta ser algo muy personal que queda soterrado bajo las fobias.

No cabe duda de que la oruga no siempre se transforma en la belleza exteriorizada de la mariposa, algunas veces sólo queda la fealdad interna de ésta. No hay por qué asustarse, es el ser humano, somos la civilización. Somos la raza que es capaz de todo con tal de demostrar que la razón no existe, o que existe solamente para el que cree tenerla.
Orlak
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow