La historia de una mala elección:

Inicié mi camino hacia el cine algo escéptico ante mis colegas, pues era consciente del riesgo que conllevaba adaptar la genial serie animada "Transformers" y, quizá, ante tal handicap, decidí no tener una postura exigente.
Sin embargo para mi desgracia y la de todos, el espectáculo que nos brindó el señor Michael Bay y su séquito de guionistas, superó con creces los peores augurios inimaginados.

La película parace sostenerse los primeros 10 minutos con pequeñas notas de humor que, no dejando de ser típicas, parecen ser apropiadas y tener gracia.
A partir de ahí, el film se convierte en una cadena de despropósitos. La seriedad de la que debería haber gozado se esfuma de forma estrepitosa con el bochornoso espectáculo que nos brindan los autobots en la casa del chico, semejante a una escena de "Humor Amarillo" o a un sketch de "Cruz y Raya".
Así pues, siguiendo la tónica incoherente de acontecimientos y comportamientos (no podría enumerar la cantidad de escenas ridículas y patéticas que han pasado por mis ojos), nos encontramos, como climax de la desfachatez, los papeles de Jon Voight y John Turturro, los cuales destacan por haber sido los dos grandes payasos de ésta especie de circo o parodia tecnológica que ha montado el señor, de nuevo, Michael Bay.

Como fín de esta pesadilla más que historia, cabe salvar de la quema los efectos especiales, que si bien no se han utilizado de manera lo suficientemente provechosa, imposible ante tal locura de guión, si que han resultado realmente especatculares.


Noche cinéfila trágica ... una adaptación más que falla en su intento.