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España España · Valencia
Voto de Guillem:
6
Drama En 1935, Eisenstein se acerca de nuevo a la vida campesina y rueda un film, que posteriormente es destruido. Esta versión es un montaje con los restos salvados de la destrucción, y en ella se ve de nuevo el genio del cineasta, al narrar el conflicto entre un viejo "kulak", que simboliza el viejo régimen y su hijo, un pionero, entusiasta de la nueva situación política de su país. (FILMAFFINITY)
1 de marzo de 2010
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película, como es sabido, es una reconstrucción a base de fotogramas conservados por Eisenstein que se salvaron de la destrucción de la película original, ocurrida durante la guerra, destrucción de la que no se cuentan los detalles en las referencias del film al uso. La película original sufrió la censura del gobierno de la época dirigido por Stalin. Bien por este motivo o por otros, el caso que la película se diferencia de las anteriores, sobre todo por su estética. A este respecto la película habría que adscribirla al realismo socialista. Se ven bellos rostros de muchachos y muchachas, tomados en contrapicado, iluminados por un sol resplandeciente, con camisas blancas y pañuelos anudados al cuello, que recuerdan algunas imágenes de Leni Riefenstahl de la misma época. En este sentido, muy distintos de los rostros arrugados, con narices hinchadas y barbas sin afeitar que se ven en El Acorazado Potemkin. Por otro lado, a diferencia de esta última, y otras de la misma época, como Octubre, etc., en las que el protagonismo lo tiene el movimiento de las masas, o si acaso personajes que representan estereotipos, como el héroe que cae abatido por el enemigo, el lider que encabeza el levantamiento, etc., al estilo de la tragedia griega, en el caso de El Prado de Bezhin los personajes protagonistas son analizados psicológicamente. El niño protagonista se parece físicamente al niño protagonista de La Infancia de Ivan, de Andrei Tarkovski, y como éste muere también por su patria en el contexto de la guerra-revolución (en el inicio de El Acorado Potemkin en su versión de la época soviética, no en la versión de RUSCICO, aparece al principio sobre-impresa una frase atribuida a Lenin que identifica la revolución con una guerra). De la película hay que valorar positivamente el trabajo de reconstrucción del original destruido, que lleva implícita una labor creativa considerable, máxime teniendo en cuenta que el original no fue concluido por Eisenstain, y por tanto, tampoco montado por éste. La reconstrucción es obra de Sergei Yutkévich, director de cine, autor en 1938 de El Hombre del Fusil, en 1968 reconstruyó El Prado de Bezhin. En la actualidad su trabajo podría ser objeto de atención, por ejemplo, por parte de Xcèntric, con el mismo interés al menos que la obra de la que parte su trabajo de reconstrucción.
Guillem
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