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Voto de Chris Jiménez:
3
Terror Una joven estudiante de universidad, Yumi Nakamura (Kou Shibasaki), ve cómo sus amigos mueren uno a uno víctimas de una extraña “maldición” que parece tener su origen en el teléfono móvil. Todo empieza cuando Yoko, la mejor amiga de la protagonista, recibe una llamada a su móvil con un extraño tono que no había oído antes. En la pantalla aparece un mensaje: “Tienes una llamada perdida”. Cuando lo escucha, no sólo parece venir de su ... [+]
2 de marzo de 2017
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"La melodía del terror", la apodaron los jóvenes nipones del año 2.000 por culpa de la película presente, la que se escuchaba antes de que llegara tu muerte de la forma más inesperada y horrible.
Ello convertido en todo un icono de la paranoia estudiantil "millennial" junto con el mensaje "Tiene usted una llamada perdida".

Pero a estas alturas, suele permanecer en la memoria colectiva como una fábula de terror con su buena intención pero que no llegó a funcionar del todo, concebida originalmente por Yasushi Akimoto, un tipo prolífico que ha ejercido de autor, letrista para populares grupos de "idols", guionista de cine y televisión e incluso realizador, nada menos; y tras ser publicada su obra por la filial literaria de Kadokawa Shoten urgía una adaptación cinematográfica, aprovechando el tirón del "j-horror" a principios del milenio (que la compañía, para más inri, inició poco antes al colaborar en el proceso creativo de "The Ring").
Adaptación puesta en las manos de un Takashi Miike que por fin empezaba a hacerse con el reconocimiento internacional gracias a "La Felicidad de los Katakuri", "Ichi, the Killer" o las próximas al terror "Gozu" y "Audition"; fueron éstas las que le hicieron aceptar el encargo e intentar repetir su éxito. No obstante la que nos ocupa juega en una liga bien distinta, a priori, y tal y como se presenta su primera parte, deseando acercarse a los mismos temas, atmósferas y elementos visuales para provocar el susto en el espectador que ya habían usado "Tomie", "Ju-on", "Kairo" o la susodicha "The Ring".

De hecho el nativo de Osaka no tiene vergüenza de explotar todas esas referencias llevándolas a su propio terreno, por tanto el desarrollo argumental y los instantes de terror parecen estar bajo la mirada de una burla consciente; la espiral de sucesos paranormales que tortura a Yumi y sus amigos es herencia directa de los films de Kurosawa y Nakata, proponiendo ahora la dependencia del teléfono en lugar de internet y el vídeo como elementos invasivos y corruptores de la sociedad moderna, desde luego un fuerte golpe contra los jóvenes de la "garake sedai" (la "generación de los móviles de tapa").
Llegado el funeral de la recién fallecida Yoko uno no puede evitar acordarse del de la Tomoko de "The Ring" y cómo las maneras de investigadora de Reiko se traspasan a Yumi (la poco carismática Ko Shibasaki), incluso ya se nos informa de que las extrañas muertes están relacionadas con una leyenda de terror popular (es para no creérselo); entonces algo se empieza a remover por debajo cuando aparece Hiroshi, empleado de funeraria cuya hermana (Ritsuko) murió en inexplicables condiciones, se termina uniendo (sorpresa, sorpresa) a Yumi y gana importancia una subtrama mucho más seria, alrededor de una madre (Marie) y sus dos hijas (Mimiko y Nanako).

La primera mitad termina con todo un éxtasis por parte del film, llegando a la culminación de sus intenciones al poner a esa pobre Natsumi como el espectáculo de un programa televisivo de falso espiritismo, lanzando una ácida crítica a los medios y el cruel sensacionalismo del que se sirven para explotar las desgracias ajenas. Cuando esto sucede el exceso y la parodia desaparecen y la puramente dramática historia que hacía poco comenzó a tomar forma se impone de algún modo a Miike y a la propia película, al versar (una vez más, y por enésima vez en el género) sobre el maltrato, el odio familiar y las enfermedades psicológicas hereditarias.
Una madre que al parecer ejerce la violencia contra sus hijas y un hogar hecho pedazos nos llevan al escenario oscuro y lúgubre de "Ju-on", también de otra obra de Nakata, "Dark Water", mientras el rencor del espíritu de Mimiko pulula, cual Sadako, sobre las cabezas del dúo de protagonistas, mal trasunto de Reiko y Ryoji. Y sucede que, poco a poco, el guión se arremolina sobre la confusión que ha generado, conectando a los personajes y sus respectivos pasados de una manera bizarra (Ritsuko y Marie, muertas en el mismo lugar y en las mismas condiciones; ésta y la madre de Yumi, mujeres psicóticas y malvadas; Nanako y Yumi, traumatizadas por el maltrato...).

Más preocupante es el cambio de personalidad de Yumi, quien de valiente y resuelta pasa a ser una subnormal que no deja de chillar, taparse la cara o tomar las decisiones más inútiles (¿qué sentido tenía ir sola a la clínica y esconderse del fantasma de Mimiko en lugar de huir?) y, como de costumbre en la mayoría de sus films, la obsesión del cineasta por hundir la trama al final, por si no fuera poco con las incoherencias y agujeros que quedaban en el camino, lo revuelve aún más, con situaciones absurdas que nos dejan perplejos (las espeluznantes intervenciones, por ejemplo, de Marie y Ritsuko...¿tienen un fin?).
Es por tanto fútil intentar encontrar sentido a este caos narrativo donde el tiempo es relativo (tanto que parece manipulado por Mimiko) y cuya cantidad de cabos sueltos sólo provoca el desconcierto y la irritación; tal vez deberíamos permanecer dudando en silencio como esos policías (uno de ellos Renji Ishibashi, encarnando a Motomiya, mucho más interesante en la obra original) que dan vueltas sin hacer nada (sorpresa, sorpresa). Al término de este drama de ambientes tétricos y apariciones escalofriantes copiados de los títulos anteriores sólo resta rendirse ante los retorcidos giros (no se imaginan cuánto) del guión de Minako Daira y ciertas salidas de tono que encajan mejor en el imaginario surrealista del nipón.

Con el tirón del "j-horror" en la época, "Llamada Perdida" gozó de cierto éxito y seguimiento de culto, sobre todo en su país natal, si bien Miike declaró no querer rodar jamás otra película del género, en el cual ni se encontraba cómodo ni sabía desenvolverse como otros, al menos en su faceta comercial.
Y razón no le faltaba...habría que esperar hasta más de una década para ver eso, gracias a la superior "Kuime".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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