Casi con todo en contra, el dúo formado por John Francis Daley y Jonathan M. Goldstein consiguen un verdadero hito, algo que hasta no hace mucho era considerado además de una nave casi imposible de llevar a buen puerto, era una adaptación en la que casi nadie (ni sus mismos productores) llegaron a confiar al 100%.

Es que volver a intentar hacer un "live action" (otro mejor dicho) basado en el famoso juego de mesa "Calabozos y Dragones", además de convertirse en una verdadera aventura para sus productores, lo era aún más para los millones de fanáticos de dicho juego (creado por Gary Gygax y Dave Arneson en 1974) porque, bueno, las razones para pensar casi de inmediato en un auténtico desastre sobraban.

Y más todavía después de el fallido intento del año 2000 dirigido por Courtney Solomon que casi que sepultó y condenó para siempre cualquier posibilidad de verla en pantalla grande algún día, un juego que muchos "frikis" del mundo consideran la fuente de inspiración real para muchas películas de magia y fantasía que llegaron después de su publicación por la empresa "Tactical Studies Rules", propiedad de Gygax.

Lo sé, algunas personas van a considerar "exagerada" mi humilde calificación para este film, pero es que además de ser una excelente película que combina a la perfección la mitología del juego de mesa con una historia de iniciación, nos regala una potente sinergia entre dos mundos que hasta hace poco eran casi que incompatibles.

El primero es el cinematográfico ya que construye un relato amigable con el espectador, le ofrece un mundo fantástico novedoso e interesante y se apoya presentándonos personajes carismáticos y tridimensionales con los que es fácil empatizar, y además les da el tiempo para que sus respectivos arcos puedan evolucionar orgánicamente. El guión está bien hecho.

El segundo es estrictamente sobre el juego, porque respeta sus códigos, nos muestra sus jugosas posibilidades, nos enseña prácticamente sobre que se trata su amplio universo y llegamos a conocer, sentir, entender el porque de la importancia y el amor que le han profesado sus más fieles seguidores a nivel mundial durante varias décadas de existencia.

Eso es algo que aunque se escribe sencillo es una labor que la industria de Hollywood aún no ha podido conseguir en casi ninguna de sus franquicias y proyectos, por más millones que han puesto sobre la mesa y por más que han contratado productores, profesionales, expertos en determinados títulos, franquicias y un casi infinito etc.

En términos técnicos también resaltar el brillante trabajo hecho en el apartado de la puesta en escena, vestuario, maquillajes, ambientación y sobre todo los efectos especiales, ya que se optó por mantener un toque artesanal al conjunto, pues se puede notar el trabajo físico, palpable junto con el uso medido y equilibrado combinado con un CGI nada invasivo a la vista.

Sobre el reparto destacar a todo el grupo, convencidos plenamente de lo que estaban haciendo y dotando de vida, entusiamo y "buena vibra" a sus respectivas caracterizaciones. Desde un comprometido Chris Pine (que también ejerce como productor ejecutivo) al lado de unos perfectos Michelle Rodriguez, Regé-Jean Page, Justice Smith, Sophia Lillis y Chloe Coleman, en los papeles principales.

Sin duda otro que se lleva las palmas es un "juguetón" Hugh Grant en el rol de villano junto a Daisy Head, Sophia Eleni, Jason Wong; Davod Sobolov y Bradley Cooper haciendo un cameo de lo más curioso y particular.

Que gusto y placer haber disfrutado este glorioso largometraje.

Caramba, esto si se llama ADAPTACIÓN, así con mayúscula, como debe de ser.