El veterano Eastwood sigue dando muestras de un buen uso de la sobriedad basada en la experiencia que tantas películas le han aportado a lo largo de los años. Es en este hombre que me molesta de manera especial que no se le reconozca su valía cinematográfica hasta su “Sin perdón” allá a comienzos de los 90, cuando arrastraba un impresionante currículum tanto por director como por actor. Esa sobriedad de Eastwood le caracterizó en su faceta de actor, siendo sus interpretaciones tan contenidas que algunos tildaron de frías. Como director y especialmente en los últimos 15 años, ha manifestado esa prudencia dentro del campo de la dirección tocando temas complicados y delicados sin renunciar a su personalidad. “J. Edgar” no es su mejor logro, pero ni mucho menos desmerece la categoría de calidad que instala el sello de Clint. El curtido director apuesta por el destape contenido, sin ser excesivo para lo malo ni para lo bueno, en todo momento, trata al “hombre” a la persona que está detrás de los acontecimientos. Queda bien reflejado que para director, lo pasado, hecho está y por tanto no se puede cambiar, ahora bien si hay que detallar a Edgar Hoover quiere hacerlo con detenimiento e intentando ser respetuoso con el personaje, ahí cada uno juzgará hasta donde fue capaz. Siendo frío en el terreno personal donde queda bastante claro (al finalizar la película) cual es su reflexión, pero teniendo muy presente que hay cosas buenas e interesantes detrás de una persona con un pasado tan polémico.
Lo Mejor: La dirección de Clint Eastwood, seria pero en ningún momento tediosa o aburrida y la fotografía Tom Stern que integra perfectamente la época.
Lo peor: Otra vez, la aburrida y repetitiva música de Clint Eastwood, incapaz de transmitir nada, por favor deja de hacer lo que no sabes.