Unos personajes que encajan a la perfección, Jack Lemmond haciendo de policía pardillo para luego convertirse en un lord inglés está colosal, un barman pluriempleado llamado moustache que tiene una historia para cada ocasión, la bellísima Shirley MacLaine haciendo de prostituta entrañable, el encanto de París y unos diálogos magníficos unidos a la genial dirección del maestro Wilder hacen de esta película una obra maestra.