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Voto de Sommerset:
9
7,5
60.355
Musical. Romance. Comedia. Drama
Mia (Emma Stone), una joven aspirante a actriz que trabaja como camarera mientras acude a castings, y Sebastian (Ryan Gosling), un pianista de jazz que se gana la vida tocando en sórdidos tugurios, se enamoran, pero su gran ambición por llegar a la cima en sus carreras artísticas amenaza con separarlos. (FILMAFFINITY)
4 de julio de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya se ha escrito mucho sobre esta película, y más a estas alturas, por lo que aportaré mi visión sobre ese final que aún colea para muchos que la hemos visto pasado ya un tiempo.
La película en si me parece muy completa. Tiene una historia que engancha, unos protagonistas con un feeling especial y una música que le da una personalidad única al romance que tienen. Técnicamente fantástica y con el sello particular del director.
Muy recomendable y para todos los públicos. Merece mucho la pena verla.
La película en si me parece muy completa. Tiene una historia que engancha, unos protagonistas con un feeling especial y una música que le da una personalidad única al romance que tienen. Técnicamente fantástica y con el sello particular del director.
Muy recomendable y para todos los públicos. Merece mucho la pena verla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Es muy difícil hablar de esta historia y de su particular final sin poder dejar de recordar el paralelismo que tiene con Whiplash.
A los que nos encantó su anterior película, nos cuesta poco rememorarla cuando terminas de ver La La Land. En la primera destacaba sobretodo el gran sacrificio que puede implicar conseguir tus sueños, sacrificios que afectaban a más ámbitos de la vida que el amor, ya que en este caso no era tan determinante el sacrificio de la relación amorosa. En Whiplash, el protagonista sacrificaba también su dignidad personal, sin olvidar la nula vida social que el músico asumía en la persecución de su sueño. Incluso ponía en jaque su propia cordura.
Pero en La La Land el gran sacrificado es el amor, y no cualquier relación (como en Whiplash), sino el amor de tu vida.Y es aquí donde el espectador se remueve, donde nos preguntamos si su separación fue una decisión correcta, sobretodo por la formidable "trampa" de colarnos un onírico final alternativo antes del final verdadero.
Pues bien, durante los minutos de ese final alternativo pensé que si se convertía en el final de la película, estaríamos sólo ante una gran musical, pero la última escena le permite ser, además, una gran película.
Cierto es que podrían haber cumplido su sueño y permanecer juntos si hubiesen tomado otras decisiones y no hubiesen antepuesto sus sueños en el momento crucial de su relación. Pero en ese momento su relación ya había llegado a un punto de desgaste que les condicionaba a poner fin. Él tenía una vida que le alejaba de ella, y ésta no podía adaptarse sin renunciar a su profesión.
Por lo tanto, era lógico que llegados a este punto fueran conscientes que sus vidas les distanciaban y tomaran la decisión de seguir solos.
Por eso, creo que el final de la película nos pone sobre la mesa que en los sueños y en las fantasías todo es posible, pero la realidad es muy distinta. En nuestros sueños no nos equivocamos pero en nuestra vida real todos recordamos decisiones que nos han cambiado la vida, a veces a mejor y otras a peor, pero que han hecho que nuestras vidas no sean perfectas como en nuestros sueños.
Así pues, me gusta ese gran final que recordaremos como un elemento distintivo de la historia, porque nos ofrece una visión realista de la vida y nos genera un sentimiento de nostalgia que ambos actores nos saben transmitir de forma magistral.
Me encanta esa última secuencia. Esa mirada en la que se confirman mutuamente lo mucho que significaron para el otro y que ese amor real necesitaba de un final realista.
PD: a qué coño tendrá que haber renunciado Damien Chazelle para que estas dos películas hablen tanto de los sacrificios por un sueño.
A los que nos encantó su anterior película, nos cuesta poco rememorarla cuando terminas de ver La La Land. En la primera destacaba sobretodo el gran sacrificio que puede implicar conseguir tus sueños, sacrificios que afectaban a más ámbitos de la vida que el amor, ya que en este caso no era tan determinante el sacrificio de la relación amorosa. En Whiplash, el protagonista sacrificaba también su dignidad personal, sin olvidar la nula vida social que el músico asumía en la persecución de su sueño. Incluso ponía en jaque su propia cordura.
Pero en La La Land el gran sacrificado es el amor, y no cualquier relación (como en Whiplash), sino el amor de tu vida.Y es aquí donde el espectador se remueve, donde nos preguntamos si su separación fue una decisión correcta, sobretodo por la formidable "trampa" de colarnos un onírico final alternativo antes del final verdadero.
Pues bien, durante los minutos de ese final alternativo pensé que si se convertía en el final de la película, estaríamos sólo ante una gran musical, pero la última escena le permite ser, además, una gran película.
Cierto es que podrían haber cumplido su sueño y permanecer juntos si hubiesen tomado otras decisiones y no hubiesen antepuesto sus sueños en el momento crucial de su relación. Pero en ese momento su relación ya había llegado a un punto de desgaste que les condicionaba a poner fin. Él tenía una vida que le alejaba de ella, y ésta no podía adaptarse sin renunciar a su profesión.
Por lo tanto, era lógico que llegados a este punto fueran conscientes que sus vidas les distanciaban y tomaran la decisión de seguir solos.
Por eso, creo que el final de la película nos pone sobre la mesa que en los sueños y en las fantasías todo es posible, pero la realidad es muy distinta. En nuestros sueños no nos equivocamos pero en nuestra vida real todos recordamos decisiones que nos han cambiado la vida, a veces a mejor y otras a peor, pero que han hecho que nuestras vidas no sean perfectas como en nuestros sueños.
Así pues, me gusta ese gran final que recordaremos como un elemento distintivo de la historia, porque nos ofrece una visión realista de la vida y nos genera un sentimiento de nostalgia que ambos actores nos saben transmitir de forma magistral.
Me encanta esa última secuencia. Esa mirada en la que se confirman mutuamente lo mucho que significaron para el otro y que ese amor real necesitaba de un final realista.
PD: a qué coño tendrá que haber renunciado Damien Chazelle para que estas dos películas hablen tanto de los sacrificios por un sueño.