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Voto de Natxo Borràs:
7
Drama Narra la historia de Margaret y Walter Keane. En los años 50 y 60 del siglo pasado, tuvieron un éxito enorme los cuadros que representaban niños de grandes ojos. La autora era Margaret, pero los firmaba Walter, su marido, porque, al parecer, él era muy hábil para el marketing. (FILMAFFINITY)
4 de enero de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alejándose de su particular universo imaginario relacionado con la muerte, la sordidez y la tenebrosidad o la fantasía de cuento post-moderno de unos escenarios inmortalizados en recordados films como “Eduardo Manostijeras” (Edward Scissorhands, 1990), “Ed Wood” (1994), “Sleepy Hollow” (1999), “Big Fish” (2003) o “La Novia Cadáver” (Corpse Bride, 2005), Tim Burton parece en alejarse de sus peculiares obsesiones y adentrarse en el terreno biográfico de un artista, en éste caso la pintora Margaret Keane (como hiciera con “Ed Wood” pero con unos factores más bien en su contra sino están relacionados con la admiración que siente el director a los retratos infantiles de ojos grandes que dan vida al título del film).

Divorciada de la vida rutinaria que vivía como ama de casa, Margaret (interpretada por una convincente Amy Adams) decidió emprender una nueva aventura como bohemia en la ciudad de San Francisco: parada definitiva donde conoció al que sería su futuro esposo, Walter (y como no, un inspirado Christoph Waltz) el hombre que acabó firmando la rúbrica que no se merecía, llevándose un prestigio a la sombra de su autora. El film muestra el inmovilismo de una mujer capaz de desarrollar su impotente rabia por dentro, tras un rostro falsamente sereno y amable, a mayor gloria de las clásicas madres de melodrama que tan bien trazaba Douglas Sirk en sus melodramas clásicos de los cincuenta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Natxo Borràs
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