Comedia fantástica al servicio de las damas Meryl Streep y Goldie Hawn y concebido como un duelo entre rivales por disputar el corazón de un hombre, interpretado por un inusual Bruce Willis, todavía no mitificado como héroe de acción (a pesar de haber rodado dos entregas de “La Jungla de Cristal”) y a punto de formar parte de la nómina de Tarantino y otros.

El comercial Robert Zemeckis rodó con éste reparto una inusual comedia que los efectos especiales en el maquillaje no son lo más importante, pero sí que son una herramienta clave para entender hasta qué punto dos mujeres están dispuestas para satisfacerse mutuamente echándose raciones de rabia y envidia aunque de cara a la galería son amigas y para siempre que lo serán.

Un argumento así no fue suficiente para que la película remontara en taquilla pero la caricaturización de sus protagonistas allí queda, convirtiendo el film en una peculiar versión peculiarmente grotesca de “Ricas y Famosas” (Rich and Famous, 1981) de George Cukor. Las eternas amigas y rivales están condenadas a entenderse y en un marco sórdido en que el tercero en discordia es un cirujano plástico reconvertido en maquillador de muertos. Cómica caricaturización del glamour y los estereotipos impuestos partiendo de unos cánones de belleza exagerados hasta tal punto que la oda al cuerpazo y al rostro rejuvenecido no implica más que una transformación, más deforme que formal, de las buenas formas. Divertida.