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España España · Valencia
Voto de Snowflake:
6
Thriller Dwight es un vagabundo treintañero que vive en su coche, un destartalado Pontiac azul. Deambula por la ciudad y sobrevive recogiendo botellas en la playa, hasta que un día una terrible noticia altera su rutinaria vida. Decide entonces volver a la casa de su infancia para llevar a cabo una extraña venganza. (FILMAFFINITY)
10 de noviembre de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero de todo, aclarar que no es la que sinopsis que vamos a presentar sea pobre, es que es imposible hablar más de la película sin revelar partes importantes del argumento. Blue Ruin nos habla de Dwight, un vagabundo que sobrevive como puede en su viejo Pontiac azul. Un día aparentemente normal, un policía le recoge para darle una terrible noticia acerca de su familia. Dwight emprenderá su particular viaje de vuelta a casa mientras da comienzo a una de las venganzas más peculiares de la historia con uno de los comienzo más frenéticos y ultraviolentos que podáis recordar, aunque sobre el papel solo muestren diálogos reflejando una degradación. Sin más información que esa, nos vemos sumergidos en una trama extrema como pocas a la par que contenida. Nuestro protagonista de mil caras (brillantemente interpretado por Macon Blair) es una bomba de relojería, su siguiente paso puede llevarle a hospital de una forma ridícula, cuanto menos, así como puede llevarle a empuñar un rifle con resultados tan dramáticos como cómicos. Esto no es malo en absoluto, de hecho que sea tan imprevisible evita que el espectador se duerma en determinadas partes de la película que serán descritas a continuación.

El problema de Blue Ruin es lo sumamente lenta que se hace a pesar de sus escasos 90 minutos. Porque sí, todos estamos de acuerdo en la solvencia de su protagonista, el problema es que todo aquello que tiene que contar lo cuenta de forma atropellada en los momentos que encuentra propicios, lo cual me parece un acierto, dado que el shock del espectador es mayor si cabe. El problema empieza cuando no consigue mantener el nivel en las partes carentes de acción, porque detenerse en los pequeños detalles está bien, pero en este caso hará que el espectador medio se vea sumido en un profundo sopor que se acrecentará con el avance del largometraje y que solo se verá disipado en las citadas escenas de violencia extrema.

Todo esto da rabia, ¿para qué engañarnos? Solucionar las escenas con esa violencia desatada en este género era algo que, al menos un servidor, echaba menos. No obstante al abandonar el camino comercial que el cine negro cada vez acecha con más asiduidad, nos asalta la duda de si Jeremy Saulnier (director y guionista) ha terminado haciendo un producto para él o para el público. Está bien realizarse, ser un autor con todas las de la ley, pero hay que tener en cuenta hasta qué punto vas a lograr tu objetivo después. A fin de cuentas, hasta el mismísimo Park Chan-Wook, un autor de los pies a la cabeza, se ha visto en la tesitura de que su obra no sea aceptada tan bien como a él le hubiese gustado.

Blue Ruin sigue siendo un producto que nadie debería dejar pasar. Las pegas que se le puedan sacar son nimiedades en comparación con la originalidad del producto, tanto en lo que a trama se refiere como al ritmo con el que avanza, controvertido hasta la saciedad. Estoy seguro de que ganará enteros con un segundo visionado, habrá que esperar, lo mejor será no despegar los ojos de este director, que nos llegaba casi "tapado" con apenas trabajo a sus espaldas, así como de Macon Blair, el protagonista, sin apenas trabajo en pantalla antes de Blue Ruin. Ambos parecen tener claro que quieren hacer las cosas distintas y, francamente, tengo ganas de ver cómo. Habrá que esperar al año que viene para ver Green Room, su próximo trabajo junto a la guapísima Imogen Poots. A ver qué tal se desenvuelve con un presupuesto mayor y algún que otro límite creativo derivado del mismo.

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Snowflake
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