Una Doris Day en su plenitud interpreta a la perfección a la azarada esposa de un hombre de negocios interpretado también magistralmente por Rex Harrison y por unos actores secundarios impecables.
Recordaba esta película de mi adolescencia que me hizo pasar inolvidables momentos de inquietud en la butaca.
Al volverla a ver no ha perdido ni un ápice de su capacidad de inquietar y mantener en tensión al espectador.