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España España · El puerto de Santa Maria,Cadiz
Voto de Nachogf:
4
Drama Relata la vida marginal de un hombre y sus dos hijos en la Taipei moderna. (FILMAFFINITY)
18 de noviembre de 2013
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando estaba observando en Stray Dogs como el protagonista devoraba un pollo asado, todo en un primer plano sostenido desde que empieza a comérselo hasta que lo acaba, no podía parar de pensar: Tuvo que ser fácil de rodar. Explicar la sinopsis de ella sería también explicar más de la mitad de la película, así que solamente diremos que la película del taiwanés Tsai Ming-Liang cuenta la historia de un padre y sus hijas que viven en una situación precaria. Argumento mínimo que es narrado mediante largos planos secuencia intercalados con extensísimos planos sostenidos sacados directamente de un estilo más cercano al videoarte que al propio cine.

El apartado visual de Stray Dogs es portentoso, de una belleza visual impresionante cercana al mejor Wong Kar-Wai. Pero Ming-Liang decide sostener el peso de los 140 minutos de su obra en éste apartado visual, olvidándose de crear una historia, definir unos personajes y suscitar un conflicto, dejando, sólo, una imagen que observar, por lo que obtiene una cinta muy bonita sí, pero que no deja de ser un cuadro, una pintura, no una película. Una obra más cercana al arte pictórico que al cinematográfico. Sus larguísimas (casi) dos horas y media llegan a ser realmente dolorosas y soporíferas. Ming-Liang no crea tensión dramática, sino una sucesión de imágenes simples que buscan explicar, y justificar, la obra premiada en Venecia.

Los pobres actores tampoco pueden realizar un buen trabajo debido a que su actuación se basa en actos tan rutinarios, cotidianos e insignificantes como mirar a una pared, bajarse las bragas, mear e irse de la habitación o comerse un pollo (Cabe decir que jamás había visto alguien comerse una col con tanta pasión, ante ello me quito el sombrero). Durante la película observamos una división clara: mientras una parte se basa en el costumbrismo, otra se apoya en el aspecto onírico. Un estilo, el onírico, que deja ideas bastantes interesantes que pueden permitir al espectador, ya conociendo al personaje en su primera parte adentrarse en su mente. Pero para eso es necesario haber sobrevivido a su primera parte y habiendo visto la película, es totalmente normal y comprensible que el espectador abandone antes de traspasar esta frontera estilística y narrativa imaginaria. Pero lo peor de ello es que si el espectador es lo suficientemente duro como para desentrañar la obra y superar su desarrollo acabará por descubrir el más completo vacío. Estamos ante una película que no aprovecha su potencial y se queda en un "podría haber sido buena". La película es, en su esencia, un simplón drama social de historias mínimas dotado de un peculiar, y ciertamente potente, enfoque artístico que únicamente desorienta y desconcierta al espectador.

Crítica original: http://www.lallaveazul.com/2013/11/conexion-seff-la-mostra-de-venecia.html
Nachogf
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