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España España · bilbao
Voto de ernesto:
7
Drama En 2001, Billy Beane (Brad Pitt), director general de los Atléticos de Oakland (béisbol), se hizo famoso al conseguir grandes éxitos por medio del método "Moneyball", programa que consiste en construir un equipo competitivo con menos recursos económicos que la mayoría de los equipos de las Grandes Ligas y empleando métodos estadísticos por ordenador para coordinar a los jugadores. (FILMAFFINITY)
8 de septiembre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo que reconocer que el deporte en el cine no me ha provocado ninguna emoción especial. Ni el futbol americano, ni el béisbol, ni mucho menos otros deportes más conocidos aquí como el futbol (el de siempre) y el baloncesto, han conseguido removerme ninguna fibra en ninguna de las películas que han protagonizado. Solo el boxeo, deporte que jamas he seguido, creo que ha dado el salto al cine con más fuerza que ninguno, consiguiendo varios título de gran nivel, cuando no directamente extraordinarios.
En el caso de Moneyball, la nueva película del director Bennett Miller, vuelve a ser el béisbol el protagonista, deporte del que, como casi todo el mundo a este lado del charco, nunca he llegado a entender absolutamente nada. Afortunadamente, y como en muchas otras ocasiones, el béisbol es solo la excusa para hablar de la vida en general, y es ahí donde la película juega su mejor baza.
Aunque dirigida por Bennett Miller, en su segunda película, la fuerza de Moneyball proviene del lúcido guion escrito por Aaron Sorkin, que se ha convertido en esta última década en uno de los retratistas mas punzantes de la sociedad americana, gracias a la serie El ala oeste de la Casa Blanca o a su reciente y genial guion para la película La red social, que le valió un Oscar.
En esta ocasión repite la jugada maestra con la adaptación que, junto a Steven Zaillian (otro que no es malo en esto), ha realizado de una novela de Michael Lewis. En ella se habla de la trastienda del béisbol, de lo que acontece en los despachos, en los vestuarios y en las pizarras de los entrenadores, y, de paso, se vuelven a poner en evidencia las luces y sombras del ser humano, siendo en ese sentido una pelicula más luminosa, o positiva, de lo que acabo siendo, la mucho más redonda La red social, una película que, como esta, aprovechaba la excusa del Facebook para hablarnos de las personas.
En esta ocasión Brad Pitt interpreta al manager de un equipo de béisbol que, utilizando un curioso sistema basado en la estadística y que contradice toda lógica deportiva, consigue llevar al equipo a un nivel que nunca antes habían tenido, y con recursos económicos más que limitados. Fiándose más de la ayuda de un joven economista, Jonah Hill, que de la cuadrilla de veteranos, incluido el entrenador Phillip Seymour Hoffman, que se rigen por criterios tradicionales, la intuición y el arrojo de este hombre hace que la tensión de los campos se traslade a las oficinas y a esos telefonos que no suenan con las noticias adecuadas.
Todo esto son cosas que se ven claramente, o se dejan intuir en el guión de Moneyball, pero que luego en pantalla lucen de forma bastante más discreta. Y es que la comparación con La red social se termina en el nombre del guionista, ya que Bennett Miller no se acerca ni de lejos a la portentosa capacidad de David Fincher para transmitir electricidad a todo aquello que dirige. Aunque en su debut, Capote, demostró tener cierta capacidad para envolver el relato con un trabajo bastante atractivo, en esta ocasión se echa de menos una mayor energía en la puesta en escena, y una mayor pasión en el desarrollo de la historia. Cuenta con un Brad Pitt sobrio y equilibrado, muy bien secundado por los mencionados Jonah Hill Y Phillip Seymour Hoffman, pero su notables interpretaciones no son suficientes para sacar a Moneyball de ese tono discreto que nos impide vibrar como debieramos haberlo hecho.
ernesto
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