Discreta película del gordo, que remonta al final un poco el vuelo.

Su fijación por el concepto de falso culpable, que tanto explotaría en posteriores títulos, aparece aquí, aunque plasmado con bastante menos interés que en la mayoría de sus obras.

Marlene Dietrich, el primer caso de travestismo no declarado del Hollywood clásico, hace lo que puede, que no es poco, pero no logra enderezar demasiado la nave.

Sí lo logra el gordo, con un desenlace oscuro y algo más intenso que el tono general de la obra, y que deja un aceptable sabor de boca.