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Voto de TOM REGAN:
7
6,6
21.184
Drama
Crónica de la vida de ocho trabajadores de un poderoso banco de inversión durante las 24 horas previas al inicio de la crisis financiera de 2008. Cuando Peter Sullivan (Zachary Quinto), un analista principiante, revela datos que podrían conducir la empresa a la ruina, se desencadena una catarata de decisiones tanto morales como financieras que producen un terremoto en la vida de los implicados en el inminente desastre. (FILMAFFINITY)
29 de septiembre de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
206/20(27/09/18) Sugestivo y absorbente ópera prima del guionista y director JC Chandor, potente drama financiero se adentra en las entrañas de la espoleta que explotó la burbuja en 2008 con la crisis económica mundial, cual efecto mariposa arrasó haciendo temblar todas las naciones. La historia principal tiene lugar durante un período de 24 horas en un gran banco de inversión (ficticio) de Wall Street durante las etapas iniciales de la crisis financiera de 2007-08. Aunque la película no muestra a ninguna firma real de Wall Street, y la firma ficticia nunca recibe su nombre, la trama tiene similitudes con algunos eventos durante la crisis financiera de 2008: Goldman Sachs también se movió rápido para cubrir y reducir su posición en valores respaldados por hipotecas, a instancias de dos empleados, esencialmente refleja el comentario de Tuld sobre la ventaja de moverse primero, Lehman Brothers se movió en segundo lugar y se declaró en quiebra. El apellido de John Tuld (CEO de la ficticia compañía del film) rima con el del CEO de Lehman Brothers en el momento de la crisis financiera de 2008, Richard Fuld. Charles Ferguson ya nos explicaba en “Inside job” (2010) el conjunto de excesos y los paquetes basuras que los grandes bancos de inversión de Estados Unidos vendieron a todas las entidades bancarias expandiendo la contaminación financiera por todo el planeta. Margin call se presenta como la ficción de esa noche en la que se forjó el hundimiento de la economía capitalista, el fin de la fiesta. La inspiración del film para J.C. Chandor, surgió en la familia, su padre trabajó más de treinta años en Merryl Lynch y con la debacle del 2008, tuvo que adquirirla el Banco USA para salvarla de la bancarrota. Se nos habla con lenguaje llano y crudo se deja entrever como todos hemos sido cómplices de esta bacanal por encima de nuestras posibilidades, cual Esquema Piramidal Ponzi, esto era de especulaciones y rentabilidades enormes, de mentiras constantes, de créditos e hipotecas impagables estaba sostenido en unos pilares de barro que tenía explotar en algún momento, y lo hizo hace 10 años, arruinando en su expansión tsunami a millones de familias. El film pone sus dardos en los especuladores de Wall St. que cuando “la mierda” les llega al cuello, deciden poner el ventilador en marcha y taparse ellos recogiendo jugosos dividendos de la “estafa”, adornando las heces de gran oportunidad, vemos el relato de un puñado de supervivientes, donde la amoralidad y el egoísta mantra del sálvese el que pueda pruina, todo por el beneficio reditaría, sin importar las víctimas, que se causen, el darwinismo social, donde en este caso lo que prima es ser el primero y más rápido (en deshacerse antes de la basura antes de que se sepa que lo es). Es una exenta de artificios, carente de excesos, realizando un lienzo devastador y misántropo de una sociedad enferma y sedienta de dinero “ese trozo de papel inventado para que no nos matemos por la comida” (John Tuld). Película apoyada además en un excelente elenco de actores, dirigidos de modo sensacional, expresado esto en unos diálogos jugosos y sustanciosos. Es una obra que entra en el sub-género crisis económica al que pertenecen otras como “Big Short”, “Too Big to fail”, “Wall Street 2”, o el oscarizado documental “Inside Job”, aunque yo con la que encuentro gran parecido es con otra cinta que critica el capitalismo feroz que deshumaniza como fue la escrita por David Mamet “Glengarry Glen Ross”, aunque esta de hace 26 años antes de la crisis (también con Kevin Spacey en el reparto). El inteligente guión de JC Chandor estuvo una nominado al Oscar por el Mejor Guión Original. Es la historia de la calma que antecedió al terremoto convertido en efecto caos, ello narrado sin simplistas moralinas, sin ansias de aleccionar o juzgar, mostrando la codicia en su descarnada expresión.
La historia discurre de modo seco, sin adornos, sin excesos, un mosaico de historias que se entrecruzan en una de las empresas (eso pretende mostrar) que fue Zona Zero de la crisis, para ello el director se toma su escrea personajes de carne y hueso, con sus miedos, ilusiones, anhelos, cobardía, frustraciones, personas normales acostumbradas a un tren de vida de lujos, que puesto esto en peligro convierten su trabajo en una jungla donde despedazar al débil es ley de vida. Chandor humaniza a estos “tiburones”, pero esto entiendo no es para que empaticemos con ellos, si no para que veamos que cualquiera puede ser uno de estos vende-humo desalmados, es la banalidad del mal, exponiendo un universo elitista donde todos tenían sus sentimientos ante lo que afrontaban, pero ninguno hizo nada para detenerlo. Vemos en este relato coral diferentes modos de enfrentar el advenimiento de la crisis, los sin escrúpulos (los roles encarnados por Irons, Baker y Bettany), y los que aun teniendo pudor por lo que hacen, no ponen remedio alguno para impedirlo, arrastrados por una codicia rutinaria (esto ejemplificado en los encarnados por Spacey y Tucci), el Mal avanza no solo por sí mismo, sino por la gente “buena” (hipócrita) que hace nada para detenerlo.
Narrada de forma diáfana, con lenguaje llano y claro para el profano en la materia (entre los que me cuento), esto ejemplificado cuando el mandamás de la compañía en plena reunión de crisis de directivos dice ante los tecnicismos que escucha: "Sea conciso y claro al describirme sus motivos de pánico. Al hacerlo imagínese que tengo la capacidad de entendimiento de un niño o de un perro", lo cual también sirve para hacernos ver como los que dirigían estos emporios de humo solo estaban interesados en engordar sus cuentas bancarias, no sabían cómo funcionaban estos negocios, solo sabían de los fríos dividendos. Chandor muestro la crónica de un naufragio anunciado, pero que nadie quiso ve, y donde los que lo provocaron son los primeros en bajar del barco, y en su huida intentan hacer subir a incautos al atrofiado Titanic mientras se hunde,… (sigue en spoiler)
La historia discurre de modo seco, sin adornos, sin excesos, un mosaico de historias que se entrecruzan en una de las empresas (eso pretende mostrar) que fue Zona Zero de la crisis, para ello el director se toma su escrea personajes de carne y hueso, con sus miedos, ilusiones, anhelos, cobardía, frustraciones, personas normales acostumbradas a un tren de vida de lujos, que puesto esto en peligro convierten su trabajo en una jungla donde despedazar al débil es ley de vida. Chandor humaniza a estos “tiburones”, pero esto entiendo no es para que empaticemos con ellos, si no para que veamos que cualquiera puede ser uno de estos vende-humo desalmados, es la banalidad del mal, exponiendo un universo elitista donde todos tenían sus sentimientos ante lo que afrontaban, pero ninguno hizo nada para detenerlo. Vemos en este relato coral diferentes modos de enfrentar el advenimiento de la crisis, los sin escrúpulos (los roles encarnados por Irons, Baker y Bettany), y los que aun teniendo pudor por lo que hacen, no ponen remedio alguno para impedirlo, arrastrados por una codicia rutinaria (esto ejemplificado en los encarnados por Spacey y Tucci), el Mal avanza no solo por sí mismo, sino por la gente “buena” (hipócrita) que hace nada para detenerlo.
Narrada de forma diáfana, con lenguaje llano y claro para el profano en la materia (entre los que me cuento), esto ejemplificado cuando el mandamás de la compañía en plena reunión de crisis de directivos dice ante los tecnicismos que escucha: "Sea conciso y claro al describirme sus motivos de pánico. Al hacerlo imagínese que tengo la capacidad de entendimiento de un niño o de un perro", lo cual también sirve para hacernos ver como los que dirigían estos emporios de humo solo estaban interesados en engordar sus cuentas bancarias, no sabían cómo funcionaban estos negocios, solo sabían de los fríos dividendos. Chandor muestro la crónica de un naufragio anunciado, pero que nadie quiso ve, y donde los que lo provocaron son los primeros en bajar del barco, y en su huida intentan hacer subir a incautos al atrofiado Titanic mientras se hunde,… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
… para ellos salvar muebles de sus cuentas bancarias. Los culpables saliendo indemnes y viendo la catástrofe como algo normal, pequeño traspiés se superará (y a seguir ganando plata) como recuerda con impudor el CEO, las crisis son cíclicas e impunes para sus responsables, algo natural en historia del capitalismo.
El coral elenco actoral brilla con fulgor dramático en casi todos: Kevin Spacey como Sam Rogers, hastiado ejecutivo sabe lo que hace es veneno para la sociedad, hastiado por la vorágine en la que está metido le impide cambiar de dirección, la inercia le empuja, tiene dos grandes picos, uno en la charla motivadora, estremecedora aleccionando para devorarnos cual pajarillos indefensos, y teniendo el honor de tener el epílogo con esa escena dramática enterrando a su perro (toque humano y paradójico de estar más preocupado por el can que por la “noche” en que nos sumirán), con esa charla con la gran Mary McDonell (apenas un par de minutos en pantalla); Jeremy Irons es el más alto gerifalte John Tuld, sublime su encarnación de regio “Rey” arrogante que mira a los demás con condescendencia, excelso pseudo-Gordon Gekko, un amoral convencido de su superioridad hacia los demás, teniendo su pico en el descarnado soliloquio que le suelta a Rogers mientras come con vistas impresionantes a Manhattan, carismática y majestuosa presencia; Stanley Tucci como Eric Dale, ejecutivo despedido en la reestructuración de la compañía, tiene su pico arrollador en la charla que tiene con Will Emerson (Paul Bettany) en las escaleras de su casa, aportando una visión reflexiva sobre cómo el mundo se divide entre los que venden lo intangible (humo), o sea, su ex compañía, y los que hacen cosas que dan beneficios directos a la sociedad, ejemplo es su anterior trabajo como ingeniero de caminos, cuando hizo un puente que ahorro cientos de kilómetros a los que lo utilizaron, conmovedor; Paul Bettany como el ejecutivo Will Emerson irradia carácter, potencia, vigor, elocuencia, cinismo, tiene algunas charlas jugosas cargadas de mordacidad, como cuando cuenta como se gastan las millonadas que ganan; Zachary Quinto (también productor del film) como el ejecutivo Peter Sullivan, está un poco plúmbeo, le falta o garra o un papel más jugoso; Penn Badgley como Seth Bregman, encarna al chico que llevaba un triunfante camino que ve truncada y angustiado su futuro por la crisis, preocupado por lo que gana los grandes ejecutivos de la firma, se viene abajo ante su probable entrada en el desempleo; Simon Baker está un poco naif como el ejecutivo Jared Cohen, buena presencia, pero escasa en personalidad, lo mejor esa escena en el lavabo en que se está afeitando y aparece el joven Seth lacrimoso, y Jared continua estoico a lo suyo; Demi Moore de abogada Sarah Robertson, le falta sustancia a su rol, quizás se perdió en la edición, lo mejor la discusión que tiene con Jared en el ascensor con la mujer de la limpieza de por medio, las altas esferas haciendo luz de gas a las clases medias-bajas.
Puesta en escena en su frugalidad saca partido a la escasez de medios, ello potenciado por notable miscelánea entre diseño de producción de John Paino (“Alma salvaje”), filmando en diferentes lugares de NYC, escenarios diáfanos, mayoría cerrados, asépticos, despoblados de gente, con mucha luz artificial, realza la atmósfera claustrofóbica la cinematografía de Frank G. DeMarco (“All is lost”), en patinado que maximiza la sensación de inhumanidad de blancos, y grises apagados, muchas cristaleras por donde se filtra la luz hacia una proyección exterior de un mundo al que se está a punto de dar la puntilla. La música de Nathan Larson (“Última llamada”) manejada en contadas ocasiones, nada intrusiva, para punzar en cruciales momentos y lo hace con ominosas melodías.
Buena muestra de cine comprometido y didáctico, sin caer en tópicos o estereotipos fáciles. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/09/margin-call.html
El coral elenco actoral brilla con fulgor dramático en casi todos: Kevin Spacey como Sam Rogers, hastiado ejecutivo sabe lo que hace es veneno para la sociedad, hastiado por la vorágine en la que está metido le impide cambiar de dirección, la inercia le empuja, tiene dos grandes picos, uno en la charla motivadora, estremecedora aleccionando para devorarnos cual pajarillos indefensos, y teniendo el honor de tener el epílogo con esa escena dramática enterrando a su perro (toque humano y paradójico de estar más preocupado por el can que por la “noche” en que nos sumirán), con esa charla con la gran Mary McDonell (apenas un par de minutos en pantalla); Jeremy Irons es el más alto gerifalte John Tuld, sublime su encarnación de regio “Rey” arrogante que mira a los demás con condescendencia, excelso pseudo-Gordon Gekko, un amoral convencido de su superioridad hacia los demás, teniendo su pico en el descarnado soliloquio que le suelta a Rogers mientras come con vistas impresionantes a Manhattan, carismática y majestuosa presencia; Stanley Tucci como Eric Dale, ejecutivo despedido en la reestructuración de la compañía, tiene su pico arrollador en la charla que tiene con Will Emerson (Paul Bettany) en las escaleras de su casa, aportando una visión reflexiva sobre cómo el mundo se divide entre los que venden lo intangible (humo), o sea, su ex compañía, y los que hacen cosas que dan beneficios directos a la sociedad, ejemplo es su anterior trabajo como ingeniero de caminos, cuando hizo un puente que ahorro cientos de kilómetros a los que lo utilizaron, conmovedor; Paul Bettany como el ejecutivo Will Emerson irradia carácter, potencia, vigor, elocuencia, cinismo, tiene algunas charlas jugosas cargadas de mordacidad, como cuando cuenta como se gastan las millonadas que ganan; Zachary Quinto (también productor del film) como el ejecutivo Peter Sullivan, está un poco plúmbeo, le falta o garra o un papel más jugoso; Penn Badgley como Seth Bregman, encarna al chico que llevaba un triunfante camino que ve truncada y angustiado su futuro por la crisis, preocupado por lo que gana los grandes ejecutivos de la firma, se viene abajo ante su probable entrada en el desempleo; Simon Baker está un poco naif como el ejecutivo Jared Cohen, buena presencia, pero escasa en personalidad, lo mejor esa escena en el lavabo en que se está afeitando y aparece el joven Seth lacrimoso, y Jared continua estoico a lo suyo; Demi Moore de abogada Sarah Robertson, le falta sustancia a su rol, quizás se perdió en la edición, lo mejor la discusión que tiene con Jared en el ascensor con la mujer de la limpieza de por medio, las altas esferas haciendo luz de gas a las clases medias-bajas.
Puesta en escena en su frugalidad saca partido a la escasez de medios, ello potenciado por notable miscelánea entre diseño de producción de John Paino (“Alma salvaje”), filmando en diferentes lugares de NYC, escenarios diáfanos, mayoría cerrados, asépticos, despoblados de gente, con mucha luz artificial, realza la atmósfera claustrofóbica la cinematografía de Frank G. DeMarco (“All is lost”), en patinado que maximiza la sensación de inhumanidad de blancos, y grises apagados, muchas cristaleras por donde se filtra la luz hacia una proyección exterior de un mundo al que se está a punto de dar la puntilla. La música de Nathan Larson (“Última llamada”) manejada en contadas ocasiones, nada intrusiva, para punzar en cruciales momentos y lo hace con ominosas melodías.
Buena muestra de cine comprometido y didáctico, sin caer en tópicos o estereotipos fáciles. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2018/09/margin-call.html