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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Drama En 1920, unos obreros de la Patagonia Argentina, agrupados en sociedades anarquistas y socialistas, deciden hacer una huelga exigiendo mejoras laborales. Entre los trabajadores hay numerosos emigrantes europeos que influyen ideológicamente en sus compañeros. La situación se hace insostenible y el gobierno de Yrigoyen manda, desde Buenos Aires, al teniente coronel Zavala para que restablezca el orden. Tras la muerte del presidente Perón ... [+]
1 de agosto de 2020
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
239/43(31/07/20) Loable (y polémico que fue censurado) film argentino dirigido por Héctor Olivera, una recreación cuasi-documental sobre la revuelta obrera de 1921 llamada Patagonia Rebelde (más información en la Wikipedia), con guión del propio realizador junto a Fernando Ayala y Osvaldo Bayer, adaptando el libro de Bayer “Los vengadores de la Patagonia trágica”, que relata los hechos, teniendo de protagonistas a Héctor Alterio, Luis Brandoni, Federico Luppi y Pepe Soriano, todos ellos en roles clichés sin hondura alguna, excepto Alterio, que tiene más cancha para mostrar a un carismático villano (con ese gesto de los cuatrro dedos para señalar lo que hay que dar a cada prisionero), que derrocha carácter regio, siendo para reflexionar ese último plano de su mirada ante lo que tiene a su alrededor (spoiler). Aborda un tema universal desde una óptica muy izquierdista, pues los obreros son unos idealistas muy buenos, y los patrones y ejército son todos unos malvados, restando capacidad de profundidad que no haya aristas, ni matices, no hay complejidades. El proletariado se declara en huelga, toma las armas (si tomas armamento contra el estado se llama guerra. Ojo, incluso podría estar justificado, pero es una guerra), hace secuestros para presionar, pero esto siempre desde un buenismo poco creíble, luego están los militares encabezados por su gerifalte más malo que el demonio, no atiende a bandera blanca, rompe su palabra siempre, fusila de modo sumario, todo muy simplista, todo tan binario como la lucha del Bien vs Mal.

El proceso de aprobación de la película demoró varios meses, y la calificación sobre la edad mínima para verla -requisito necesario para su exhibición- fue firmada por el presidente Juan D. Perón el 13 de junio de 1974. Después de la muerte del presidente, fue prohibida el 12 de octubre por el gobierno de Isabel Perón.1 Poco después, la mayoría del elenco y realizadores debieron marchar al exilio. En Argentina sólo pudo volver a ser exhibida en 1984, con la recuperación de la democracia. La película ganó el Oso de Plata en el Festival Internacional de Cine de Berlín de 1974. Jorge Cepernic, gobernador peronista de Santa Cruz, fue encarcelado seis años por la última dictadura cívico-militar de Argentina, por haber permitido la filmación de la película en esa provincia.

La historia se abre en Buenos Aires, 27 enero de 1923 y durante la presidencia de Marcelo T. de Alvear, con el asesinato del Comandante Zavala a manos de un hombre de nombre desconocido (un anarquista alemán de nombre Kurt Wilckens). A partir de entonces se produce un recuento de lo acontecido antes del suceso, mediante el cual se desarrolla la historia, comprendida en período estimado entre 1920 y 1923. Ante la injusta situación económica reinante, las sociedades obreras de Puerto Santa Cruz y Río Gallegos, afiliadas a la llamada FORA comunista, la cual es dominada por los anarcosindicalistas (para distinguirla de la "FORA del 9.º Congreso") y los sindicalistas revolucionarios, deciden impulsar una campaña de sindicalización de peones de la Patagonia argentina, esquiladores y otros asalariados. La respuesta de los estancieros y terratenientes es extremadamente dura, con despidos, violencia y amenazas. La simple elaboración de petitorios por parte de los peones da lugar a represalias. Lo sucedido conduce a la intensificación del conflicto, lo cual a su vez desemboca en la rebelión de los trabajadores hacia los patrones rurales y las instituciones. El gobierno de Hipólito Yrigoyen intenta negociar al principio, enviando para este fin al teniente coronel Zavala, quien busca la concordia entre las partes. Esta es lograda por un breve tiempo, gracias a la creación de un nuevo Estatuto del Peón Rural.

Es una cinta con claro sentido de deconstruir los hechos bajo un filtro netamente parcial. Donde en el tramo inicial se nos muestra al teniente coronel Zavala (nombre de ficción del verdadero teniente-coronel, Héctor Benigno Varela) como un tipo preocupado por las condiciones pobres que sufren los trabajadores en la Patagonia, ejerciendo de buen mediador para un acuerdo. Pero tras no aplicarse este se produce una revuelta y el militar es enviado a sofocarla, entonces Zavala solo toma como si una guerra fuese, donde el proletariado se convierte en disidentes al servicio de extranjeros (emigrantes), peligrosos comunista-anarquistas pro bolcheviques, incluso dice que hay peligro de separarse la región de Argentina. Ejerciendo una campaña bélica salvaje contra los obreros, donde este patriotismo de hojalata, resulta (según la exposición del film) un ejercicio de hipocresía al estar la Patagonia ‘invadida’ de capitalistas foráneos, sobre todo ingleses.

Es reseñable el modo de filtrar a los rebeldes (pues los patronos y ejército son un monolito pétreo de cruentos desalmados), con varios líderes con sus ideas para afrontar el conflicto, desde los más combativos, los utópicos, los que quieren sacar provecho, a los que quieren negociar, o los más dóciles que ven en la revuelta su propio fin.

La película pese a tener un buen ritmo, peca de reiterativa, peca de unas escenas de acción muy torpes en sus tiroteos nada creíbles, con algunas muertes fachosas en su teatralidad histriónica, en unos disparos que al que los recibe no tiene herida alguna, todo muy patético. Tiene unos ‘rebeldes’ que son meros estereotipos sin alma, dicen sus soflamas revolucionarias y ya está, no son seres de carne y hueso por los que te preocupes, no sientes nada lo que les pase. Simplemente el director pretende que al ser los buenos y aplastados por los malos sintamos empatía por ellos. Aunque está bien la cámara Victor Hugo Caula (“El arreglo”) como recoge las altiplanicies de la Patagonia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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