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Voto de TOM REGAN:
6
7,6
89.857
Terror. Romance. Fantástico
En el año 1890, el joven abogado Jonathan Harker viaja a un castillo perdido de Transilvania, donde conoce al conde Drácula, que en 1462 perdió a su amor, Elisabeta. El conde, fascinado por una fotografía de Mina Murray, la novia de Harker, que le recuerda a su Elisabeta, viaja hasta Londres "cruzando océanos de tiempo" para conocerla. Ya en Inglaterra, intenta conquistar y seducir a Lucy, la mejor amiga de Mina. (FILMAFFINITY)
22 de enero de 2013
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
225/14(31/10/12- 20/08/24) Versión de Coppola de la popular novela homónima de Bram Stoker de 1897, la vi en su estreno y me fascinó, la he visionado alguna vez más, la última en su 20 aniversario y mi decepción ha sido enorme, la cinta ha envejecido fatal, se ha arrugado muchísimo, las costuras se le ven por muchos lugares, empezando por su mayor enemigo una narración muy desequilibrada, no es que sea mala, es que la tenía en un pedestal y se me ha caído y roto en pedazos, la tenía en el Olimpo Coppoliano junto a la saga ‘El Padrino’, ‘La conversación’ y ‘Apocalypse Now’ y la he expulsado. Su portentoso comienzo te arrolla, una orgia visual de una belleza sibarita, un prólogo jamás visto sobre el personaje que da un sentido trágico cuasi-shakesperiano, presentación de protagonistas excelente, destacando un vestuario sublime, el abrazo de los enamorados, Elisabeta (buena Wynona Ryder) y Dracul (gran Gary Oldman), luego un diseño de una batalla con sombras chinescas portentoso, un recurso impresionante, con un cromatismo que destaca el rojo sangre, el engaño de los otomanos, el suicidio poético, la llegada de Dracul con su Ira Infernal clavando su espada en la Cruz de la que brota cual manantial la sangre, su conversión en discípulo de Satanás es un hecho, es el Vampiro, de 1453 saltamos más de 400 años, a finales del SIXX, al decadente Londres victoriano, hasta un bufete de abogados llega la solicitud de que alguien viaje a Transilvania para que el Conde Dracul firme las escrituras de unas propiedades que piensa comprar, es enviado el joven Jonathan Harker (florero Keanu Reeves), una vez en el tétrico castillo del Conde ve por casualidad la foto de la prometida de Harker, Mina es la viva imagen de su Elisabeta, Dracul decide viajar a por ella a Londres. De hecho lo mejor se produce antes del viaje a Inglaterra de Drácula, aquí se concentra todo el gran pilar de la obra, un tsunami de imaginación, una genial combinación de elementos, sugerentes para los sentidos, un maravilloso diseño de producción de Thomas E. Sanders (‘Brave heart’, ‘salvar al soldado Ryan’ o ‘Apocalypto’), un antológico vestuario del nipón Eiko Ishioka (‘The Fall’), un derroche de fantasía, un brillante maquillaje, turbadores las diferentes caracterizaciones de Drácula, esto sumado a una sibarita fotografía del berlinés Michael Balhaus (habitual de Scorsese, ‘La última tentación de Cristo’, ‘Uno de los nuestros’ o ‘Gangs of New York’), tributo al trémulo expresionismo alemán, altera la realidad, desequilibra perspectivas, cubre de penumbras los fotogramas, tomas angulares angustiosas, creando por momentos hermosos lienzos inspirados en el austriaco Gustav Klimt, todo esto adornado en la sugestiva música del polaco Wojciech Kilar (‘El pianista’), cubriendo de tenebrismo el metraje, sabiendo jugar con el intimismo y la acción, dando a cada tono el sonido adecuado, ello coronado durante los títulos de crédito con el tema oscarizado compuesto y cantado por Annie Lennox ‘Love song for a vampire’, todo esto en conjunto nos da un relato cargado de un lirismo gótico exacerbado, todo imbuido de un marcado tono operístico-onírico. Esta primera parte nos deja postales y secuencias epicúreas, la antes referida del prólogo (esto no incluido en el libro), la lúgubre llegada de Harker al Castillo, la impactante primera aparición del pálido Drácula con el singular peinado, la cena, los lóbregos juegos de sombras, el aterrador afeitado con el sobrecogedor lametón de Dracul a la navaja, la violación de las putas de Drácula a Harker, un deleite que mezcla lo espeluznante con lo sensual. El guión de James V. Hart (‘Contact’ o ‘Frankenstein’) cambio el sentido de la novela donde Drácula es la encarnación del mal, aquí se le da un fondo dramático, es un ser atormentado por la pérdida de un amor, que encuentra el destino le da una nueva oportunidad en lo que parece ser la reencarnación de su amada y no pretende someterla si no seducirla, de hecho el personaje más empático de la función es Drácula, su angustia vital nos llega, Harker es un bobalicón, los pretendientes de Lucy son caricaturas, y Van Helsing es un bufón sanguinario, héroe en la literatura, un villano en este film lo cual da un carácter de tragedia griega a la evolución del Conde, se le ha dado un giro radical al sentido de la obra de Stoker. Coppola tiñe su cinta de temas universales y atemporales, el amor, la ira, la sangre como metáfora del sexo, el deseo, ello en un relato en el que se funden lo gótico, el terror, la poesía y la fantasía, ello con el esperanzador mensaje de que el amor puede servir para redimir de nuestros pecados. (en spoiler lo malo sin spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Esto es lo positivo, lo negativo es un agujero negro que amenaza con derribar lo bueno, y es que lo que en un principio tapa su pésimo desarrollo argumental, o sea su extraordinaria puesta en escena, cuanto más se ve más se atisban sus fallas, fallas que hacen salir a flote sus lagunas, no se explica porque quiere Drácula comprar propiedades en la lejana para él Londres, una nebulosa, Coppola parece más entusiasmado en hacer un cuadro que en darle sentido al lienzo, ejemplo lo pésimo que están construidos los secundarios, meros esbozos sin personalidad, hay tramos donde el caos narrativo es muy evidente, ejemplo es la escena de la violación de Lucy por el Hombre Lobo, un spot de perfume indigno de este director, no se sabe qué sentido tiene esto, no encaja, chirría con personalidad de Drácula, existe desequilibrio dramático pues los golpes de humor resultan fuera de sitio en el tono melancólico, rompen la magia, el antagonista de Drácula es Van Helsing, pues lo dicho, es un payaso que hace maldita la gracia. y encima, horripilante. Si hablamos de los actores solo se salva un magnífico Gary Oldman, este si inmenso, emite la pasión, hastío, amor, fascinante, Wynona Rider realiza un buen trabajo, pero el resto van de lo inane a lo pésimo, o sea de Keanu Reeves-Cara de Palo a Anthony Hopkins que es sobreactuado. La sensación final es que en la anhelada búsqueda de una estética hermosa se les olvida hacer una evolución coherente. Película que no soporta el paso del tiempo. Fuerza y honor!!!