340/10(26/10/09) Después de la espantosa "Vicky, Cristina, Barcelona" Woody Allen vuelve a retomar el buen camino, volviendo a lo que más conoce, es decir, escenario Manhattan, una historia de amores entrecruzados, como protagonista un alter ego a su altura, Larry David, probablemente el mejor que ha encontrado, un actor que engrandece al prototípico personaje creado por Allen, o sea un tío de vuelta de todo, de gran cultura, hipocondriaco, judío, amargado, en busca de un amor que no encuentra, en un mundo poblado de personajes disfuncionales que también van a la deriva en busca de su media naranja. El guión resulta brillante y fresco, aunque no es más un refrito de otros films suyos como “Annie Hall”, “Manhattan” o “Poderosa Afrodita”, cosa que “el Genio Gafotas” ha hecho bastante últimamente, y es que no se puede hacer cine como si fuera hacer churros, Woody hace una película por año, que además él hace el guión, sin basarse en libro alguno, y el arte no puede ser algo mecánico, necesita su tiempo y por ello a Allen no le queda más remedio que para cumplir su ritmo fílmico tiene que autoplagiarse y esto es lo que debemos aguantar sus seguidores, un director que hace tiempo agotó su original repertorio y que de vez en cuando nos escupe bacalas como “El sueño de Casandra” o la peor “Vicky,…” y otras nos obsequia con obras que rezuman aromas de sus grandes películas. Destacables resultan los extraordinarios Larry David, siendo un pigmalion depresivo maravilloso, Evan Rachel Wood, encarnando a una entrañable y deliciosa aspirante a actriz, Patricia Clarkson, dando vida a una mujer que encuentra un mundo nuevo al dejar su pueblo y llegar al crisol de ideas que es Nueva York. Recomendable a los seguidores de Allen Stewart Konigsberg. Fuerza y honor!!!