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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
8
Comedia. Fantástico "Total" abre la tetralogía que cierran "Amanece que no es poco", "Así en el Cielo como en la Tierra" y "Tiempo después". Año 2598. Hace tres días que el mundo ha llegado a su fin en Londres, un pequeño y perdido pueblo de ambiente castellano. Lorenzo, pastor de ovejas, nos cuenta una serie de sucesos extraordinarios que han ido anunciando el fin del mundo: las vacas quieren ir a la escuela, las paredes se derrumban, o Doña Paquita se ... [+]
9 de febrero de 2020
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
27/04(05/02/20) Crítica en memoria del cineasta albaceteño José Luis Cuerda (18 de febrero de 1947-Madrid, 4 de febrero de 2020) fue un director, guionista y productor de cine español. Como director, sus películas más destacadas han sido “La lengua de las mariposas” (1999), adaptación de varios relatos relato de Manuel Rivas, “El bosque animado” (1987) adaptación de la novela homónima de Wenceslao Fernández Flórez), y la trilogía denominada del «surruralismo», compuesta por “Total” (1983), “Amanece que no es poco” (1986) y “Así en el cielo como en la tierra” (1995). Se trata, según el propio Cuerda, de «un retorcimiento de la realidad que sigue siendo realidad». En su papel de producción, fue el primer productor y en cierto modo descubridor de Alejandro Amenábar, financiándole su exitosa ópera prima “Tesis” (1996).

El film por el que ha pasado a la historia es “Amanece que no es poco”, obra de culto que en su momento no fue comprendida, pero que con el paso de los años ha ido ganando adeptos hasta crear toda una legión de seguidores que se saben de carrerilla sus frases lapidaria-filosóficas, los llamados ‘Amanecistas’, rodando en la era su provincia de nacimiento la Albacete rural de Molinicos, Ayna y Liétor. Como la crítica de esta singular película ya la ha hecho, me he decidido a acercarme al que fue el germen de esta icónica cinta, un mediometraje producido para la RTVE rodado en 16 mm con 53 minutos de duración. Donde con un humor entre surrealista y absurdo se hace una revisión del Apocalipsis desde una vertiente satírica maravillosa, a la vez que no apta a todos los paladares. El reparto coral es todo un festín para los apasionados (como yo) al cine de antaño patrio (a pesar de las carencias mucho mejor que el de ahora), están Agustín González como Lorenzo el pastor; María Luisa Ponte como Doña Paquita la que se teletrasnporta de modo caótico; Manuel Alexandre es Herminio, el panadero con un sistema capitalista salvaje, además de ser mayor (¿?) que su padre Lorenzo. Ah, y cuando se enfada habla en francés; Miguel Rellán es Luciano, el especialista en lo paranormal; Alicia Sánchez es Rocio, la marujona mujer del maestro; José María Caffarel es Don Alonso, sufridor y adultero esposo de Doña Paquita; Eusebio Lázaro es Don Gabriel, el maestro del pueblo, que desea sus alumnos se equivoquen en la tabla de multiplicar, y además sufre a su marujona esposa; Luis Ciges es Pascual, el ciego del pueblo; María Elena Flores es la ‘abusadora’ hermano del ciego; Chus Lampreave es Álvarez, la pastora de vacas que desea que sus animales entren en la escuela; Mercedes Lezcano como la prostituta del pueblo que solo lo hace con Don Alonso, y ahora quiere hacerse decente; Cristina Collado como la hija de Doña Paquita, la del amorío relámpago con Luciano (desarrollado con brillantez ácida en un paseo bucólico por el campo); La mayoría de actuadores muertos, ya no hay intérpretes como los de antes.

Año 2598. Hace tres días que el mundo ha llegado a su fin en Londres (eso nos dice Lorenzo al principio, pues luego nos enteramos que es otra ciudad), un pequeño y perdido pueblo de ambiente castellano. Lorenzo, pastor de ovejas, nos cuenta una serie de sucesos extraordinarios que han ido anunciando el fin del mundo: las vacas quieren ir a la escuela, las paredes se derrumban, o Doña Paquita se aparece en los lugares más insospechados atravesando las paredes, muchos hijos son mayores que sus padres...

Ello con el peculiar sello en el guión de Cuerda, con un nimio hilo de desarrollo se van sucediendo los acontecimientos, con diálogos ingeniosos, aseveraciones que descolocan, con situaciones rebosantes de encanto, un paseo por un pueblo rural como Londres o París, qué más da, donde el derrumbe físico del mundo ha comenzado. Por supuesto que tiene sus altibajos, pero estos son escasos por su minutaje, hay momentos que crujen un poco (como esos dos amigos que se saludan de modo estrafalario al bajar del bus), por supuesto que está hecho a base de viñetas: Pero estas son tan ricas y jocosas en su imaginación surrealista que son deliciosas. Arremetiendo en su subtexto contra las guerras, contra el impostado heroísmo, contra el capitalismo desalmado, contra las películas de romances pastelosos, contra la caridad (lo que una mujer hace a su hermano ciego) contra la pena de muerte (apoteósicamente delirante el ahorcamiento [-Que me ahogo imbéciles. Que me bajen hijos de puta… Dejad de hacer el gilipollas [esta última frase en gabacho]!!!), contra el papanatismo cristiano (el reírse de los milagros de Doña Paquita), haciendo chanzas de la resurrección, contra las convenciones sociales, y más y más dardos.

Siendo además un festín para los que gusten de parajes rurales hispanos, filmándose en Soria (en los municipios de Oncala, San Pedro Manrique y Yanguas en la comarca de Tierras Altas), enaltecido por la cinematografía de Juan Martín Benito (“Fortunata y Jacinta”), que imprime tonalidaes ocres-terrosas, sabiendo captar ele espíritu campestre de los lares con tomas hermosas tanto panorámicas, como de sus serpenteantes callejuelas empedradas, sus viviendas, sus soportales. Sumando la festiva partitura del gran José Nieto (ganador de seis Goyas).

Para el recuerdo una de las últimas frases entonada por Herminio/Manuel Alexandre cuando ve que su padre con su novia Álvarez se van del pueblo: "Que os vais a perder el Juicio Final, gilipollas! Que desde allí se va a ver de pena so memos!"

En conjunto me queda una notable obra, especie de ensayo exitoso para la cumbre cuerdiana que fue “Amanece que no es poco”. Fuerza y honor!!!

PD. Espero que José Luis Cuerda esté en el cielo que un surrealista por convicción imaginó.
TOM REGAN
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