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Voto de TOM REGAN:
7
5,8
1.588
Drama. Bélico
En plena II Guerra Mundial, el científico Robert Oppenheimer se convierte en el jefe del Proyecto Manhattan, una serie de experimentos militares para construir la primera bomba atómica de la historia, antes de que lo hagan los alemanes. El general Leslie Groves será el encargado de supervisar el trabajo. (FILMAFFINITY)
9 de agosto de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
126/03(06/08/15) Estando en el 70 Aniversario del controvertido lanzamiento de las dos Bombas Atómicas sobre la población civil de Hiroshima (6 de agosto), de uranio, mato al instante a 80.000 personas, y Nagasaki (9 de agosto), de plutonio, acabando con la vida de 40.000 personas en su explosión, en 1945, me he decidido a recuperar un film que trata el tema de su gestación, y a mi modesto ver ha mejorado con el tiempo este film del británico Roland Joffe, con sus defectos, pero una obra bastante didáctica y amena sobre lo sucedido, fue un fracaso comercial (solo recaudó 3,5 millones $) y de crítica, pero como el buen vino mejora con el tiempo. Su título original es “Fat Man and Little Boy”, nombre en clave de las dos bombas, pero también una alegoría del enfrentamiento en el que se forja sustancialmente el film, el del General Leslie, el Fat Man (nombre de la Bomba sobre Nagasaki), hombre de complexión oronda, el que refleja la visión “halcónica” del ejército, Little Boy (nombre de la Bomba de Hiroshima)frente al reputado físico Robert Oppenheimer, tipo delgado, representa la complejidad del científico que utiliza sus conocimientos en pos de construir la arma más destructiva de la Historia de la Humanidad, desde el 16 de julio de 1945 que en el desierto de Nuevo México se hizo la Prueba Trinity, se probó “El Invento” (plutonio) el Mundo perdió su inocencia, el Hombre se encontró cara a cara con el Creador, solo que en el lado opuesto, la Humanidad estaba en disposición de Destruir nuestra Tierra. Oppenheimer dijo que mientras presenciaba Trinity se le vino a la mente el verso del hindú Bhagavad-Guitá:
“Si el esplendor de un millar de soles brillasen al unísono en el cielo, sería como el esplendor de la creación...>
Pero apuntó que el que se le enroscó fue otro del poeta: <Ahora me he convertido en la Muerte, Destructora de Mundos>.
El guión es del propio realizador junto a Bruce Robinson (“The Killing Fields”), un drama humano sobre un Drama de la Historia, toca temas como el Mal Menor, por aquella máxima de Maquiavelo <El Fin justifica los Medios>, habla de la soberbia, del orgullo, de cómo las acciones peores puede venir de gente buena. Se recrea una historia apasionante por lo que se cuenta, por la complejidad que conlleva, por como el hombre se enviste de Dios, hombres buenos, de buenas intenciones, de buen corazón, se ponen al servicio de la construcción del peor de los inventos que ha generado la Humanidad, ello con la ambigua justificación del Mal Menor. En el relato se cruzan diferentes visiones de los eventos, la cerrazón militar, la cínica política, el ego de los científicos, los resquemores morales. Joffe como en sus dos obras anteriores, “The Killing Fields” y “La Misión” aborda un hecho real para extraer el lado humano, como en estas mencionadas contrapone a dos protagonistas, en la primera encarnados Wanamamaker-Ngor y en la segunda Irons-De Niro, aquí son Newman vs Shultz, o sea Groves con Oppenheimer, un choque desigual por el poderío del primero, frente al debutante en cine Dwight Schultz, cumple bien, pero aquí pueda estar una de sus taras, y es que si gran parte del jugo del film está en este entente hubiera hecho falta alguien a la altura del Titán Newman, y en esto queda desequilibrada la cinta.
El film combina con desigual fortuna los diferentes tonos del relato, está muy bien no nos “bombardeen” con lenguaje demasiado técnico, vayan a lo básico en lo que a “El Invento” se refiere, llegándonos didácticamente la teoría, para ello extraordinario el ejemplo de la naranja que al exprimirla explota, derivando en la Implosión, asistimos con intriga a sus avances, a los conclaves de los científicos, en un apreciable tono documental en ocasiones, pero sobre todo sobresale por el duelo entre el pragmatismo Militar reflejado en Groves que veía en el éxito de la empresa su consagración, y un Oppeneheimer que conforme se acerca al fin del Proyecto le asaltan los dilemas éticos, y entonces el general tiene la misión de empujarlo hacioa adelante, en una huida hacia el abismo, Oppenheimer no va a ciegas, sabe su rumbo, pero es prisionero de si mismo, es el Elegido, para bien y para mal. En este sentido Joffé no se posiciona, narra unos hechos y deja al espectador (inteligente) sus propias conclusiones. El realizador si quiere dar una visión poliédrica de los hechos, cuenta con valentía las diferentes opciones y posibilidades que había al lanzamiento sobre la población civil, como algún lanzamiento de advertencia, como invitar a los japos al lanzamiento Trinity, o lanzar una bomba de advertencia en la Bahía de Tokyo, pero esto se desechó por diferentes motivos.
Tiene sus defectos, sobra la subtrama de Merriman con la enfermera, el nefasto amago de triángulo amoroso con un doctor amigo del científico, esta subhistoria hace aguas en su intrascendencia dramática, crece en el ejemplo ser una visión de los peligros que supone jugar a ser Dios, de lo que les sucede a los envenenados por radiación, lamentable su degradación física, pero me sobra la enfermera, es un apéndice del todo prescindible, y no es que Laura Dern lo haga mal, es que su personaje resulta chirriante, pero esta muerte metida en un tiempo descompensado, queriendo hacer contrapeso a la prueba Trinity, y en so cojea,. Se debería haber potenciado aún más el fenomenal enfrentamiento entre los dos egos Groves-Oppi, se tira un tiempo precioso Groves fuera de escena, y es que en ciertos tramos la historia baja de ritmo, entorpeciéndose se eleve más su calidad final.
Paul Newman es como siempre una presencia estimulante para el espectador, quizás le sobra simpatía, pero lo compensa con un carisma que ilumina y desborda la pantalla, un tipo hosco, duro, testarudo, ambiguo, todo por el objetivo. Dwight Schultz (el loco Murdock de “A Team”), actor hasta ese momento de teatro, da el salto al cine cumpliendo con suficiencia,... (sigue en spoiler)
“Si el esplendor de un millar de soles brillasen al unísono en el cielo, sería como el esplendor de la creación...>
Pero apuntó que el que se le enroscó fue otro del poeta: <Ahora me he convertido en la Muerte, Destructora de Mundos>.
El guión es del propio realizador junto a Bruce Robinson (“The Killing Fields”), un drama humano sobre un Drama de la Historia, toca temas como el Mal Menor, por aquella máxima de Maquiavelo <El Fin justifica los Medios>, habla de la soberbia, del orgullo, de cómo las acciones peores puede venir de gente buena. Se recrea una historia apasionante por lo que se cuenta, por la complejidad que conlleva, por como el hombre se enviste de Dios, hombres buenos, de buenas intenciones, de buen corazón, se ponen al servicio de la construcción del peor de los inventos que ha generado la Humanidad, ello con la ambigua justificación del Mal Menor. En el relato se cruzan diferentes visiones de los eventos, la cerrazón militar, la cínica política, el ego de los científicos, los resquemores morales. Joffe como en sus dos obras anteriores, “The Killing Fields” y “La Misión” aborda un hecho real para extraer el lado humano, como en estas mencionadas contrapone a dos protagonistas, en la primera encarnados Wanamamaker-Ngor y en la segunda Irons-De Niro, aquí son Newman vs Shultz, o sea Groves con Oppenheimer, un choque desigual por el poderío del primero, frente al debutante en cine Dwight Schultz, cumple bien, pero aquí pueda estar una de sus taras, y es que si gran parte del jugo del film está en este entente hubiera hecho falta alguien a la altura del Titán Newman, y en esto queda desequilibrada la cinta.
El film combina con desigual fortuna los diferentes tonos del relato, está muy bien no nos “bombardeen” con lenguaje demasiado técnico, vayan a lo básico en lo que a “El Invento” se refiere, llegándonos didácticamente la teoría, para ello extraordinario el ejemplo de la naranja que al exprimirla explota, derivando en la Implosión, asistimos con intriga a sus avances, a los conclaves de los científicos, en un apreciable tono documental en ocasiones, pero sobre todo sobresale por el duelo entre el pragmatismo Militar reflejado en Groves que veía en el éxito de la empresa su consagración, y un Oppeneheimer que conforme se acerca al fin del Proyecto le asaltan los dilemas éticos, y entonces el general tiene la misión de empujarlo hacioa adelante, en una huida hacia el abismo, Oppenheimer no va a ciegas, sabe su rumbo, pero es prisionero de si mismo, es el Elegido, para bien y para mal. En este sentido Joffé no se posiciona, narra unos hechos y deja al espectador (inteligente) sus propias conclusiones. El realizador si quiere dar una visión poliédrica de los hechos, cuenta con valentía las diferentes opciones y posibilidades que había al lanzamiento sobre la población civil, como algún lanzamiento de advertencia, como invitar a los japos al lanzamiento Trinity, o lanzar una bomba de advertencia en la Bahía de Tokyo, pero esto se desechó por diferentes motivos.
Tiene sus defectos, sobra la subtrama de Merriman con la enfermera, el nefasto amago de triángulo amoroso con un doctor amigo del científico, esta subhistoria hace aguas en su intrascendencia dramática, crece en el ejemplo ser una visión de los peligros que supone jugar a ser Dios, de lo que les sucede a los envenenados por radiación, lamentable su degradación física, pero me sobra la enfermera, es un apéndice del todo prescindible, y no es que Laura Dern lo haga mal, es que su personaje resulta chirriante, pero esta muerte metida en un tiempo descompensado, queriendo hacer contrapeso a la prueba Trinity, y en so cojea,. Se debería haber potenciado aún más el fenomenal enfrentamiento entre los dos egos Groves-Oppi, se tira un tiempo precioso Groves fuera de escena, y es que en ciertos tramos la historia baja de ritmo, entorpeciéndose se eleve más su calidad final.
Paul Newman es como siempre una presencia estimulante para el espectador, quizás le sobra simpatía, pero lo compensa con un carisma que ilumina y desborda la pantalla, un tipo hosco, duro, testarudo, ambiguo, todo por el objetivo. Dwight Schultz (el loco Murdock de “A Team”), actor hasta ese momento de teatro, da el salto al cine cumpliendo con suficiencia,... (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
...pero opacada por el gran Newman, emite dudas, frustración, zozobra, pero le falta altura de actor para ponerse en frente de Paul, quizás el fracaso comercial del film nos privó de que hiciera carrera en el cine, y solo pasará a la Historia catódica cuasi-friki. John Cusack realiza una buena actuación en rol un tanto desdibujado, que consigue la atención en su pavoroso tramo final.
La puesta en escena resulta notable, sin estridencias, con brillante diseño de producción de Gregg Fonseca (“Pesadilla en Elm St.”), rodando cerca de Durango (México), donde se reconstruyó una réplica de la Base americana Los Alamos, con 35 edificios con un coste de dos millones $, buena representación de las pruebas, esto potenciado por la fotografía del húngaro Vilmos Zsigmond (“El cazador”), entonos arenosos pálidos, marrones tenues que se confunden con la arena de Nuevo México, los trajes militares y las viviendas de madera, jugando la cámara con las penumbras, los fuera de plano, y con los primeros planos, extraordinario el de Oppenheimer cuando ve Trinity. La música del maestro italiano Ennio Morricone (“La Misión”) no deja huella como en otros muchos trabajos.
La mayoría de los personajes y hechos son reales, pero el que da vida John Cusack, el doctor Michael Merriman no existió, es una mezcla entre los jóvenes científicos Harry K. Daghlian y Louis Slotin, pertenecientes al Proyecto Manhattan, el primero sufrió un accidente el 21 de agosto de 1945 siendo envenenado por radiación, falleciendo el 15 de septiembre de 1945, con solo 24 años, primera víctima letal por accidente de radiación, accidente acaecido 12 días después del lanzamiento letal sobre Hiroshima, y no en la fecha del film, Slottin falleció en un accidente similar al descrito en el film, murió nueve días después del hecho, aclamado como héroe nacional por salvar en su rápida reacción a sus compañeros de experimento, la diferencia es que el accidente ocurrió el 21 de mayo de 1946, casi un año después de la fecha expuesta en el film, segunda víctima por accidente de radiación. Los dos accidentes acaecieron en el mismo núcleo de plutonio, pasando a ser conocido este como Demonio Core.
Momentos para el recuerdo: El didáctico momento de la naranja, dando pie a la idea de la implosión; Todo el desgarrador tramo en que vemos la degradación física del científico Merriman, sobrecogedor testimonio de lo que puede ser la radiación; La frase que un tipo le suelta a Oppenheimer <Deberías dejar de jugar a ser Dios, porque no eres bueno en eso, y el puesto ya está cogido!>; Un brutal toque de humor negro, poco antes de la prueba Trinity un científico recoge apuestas sobre las diferentes posibilidades sobre lo que puede suceder al detonar la Bomba, sobre si destruirán el mundo o solo Nuevo México, estremecedor; Su clímax final, la cuenta atrás sucede mientras de fondo suena un tema de Tchaikovsky “Dance of the reed flutes” que se ha colado de una emisora local, perturbador, vemos a los observadores con el rostro cubierto de una crema (supongo anti-efectos radiación) y con esas gafas ultramodernas, y llegados al final de la cuenta no vemos la explosión, la apreciamos por el rostro de Oppenheimer, su cara se ilumina de una amarillo cegador, su boca vibra abriéndose surrealistamente, tras esto lo celebra con otro científico, pero de pronto se para y mira la explosión, a lo que parece darse cuenta de la trascendencia de lo que hecho, la cámara se acerca a la nube, viene un juego de f/x de fuego cuasi-solar, en clara alegoría al fuego nuclear, o como crea en metáfora de haber abierto las compuertas al averno, del que mana el Fuego Eterno, el resto es historia, y puede que con “El Invento” todos pasemos a serla.
Obra recomendable a todos los que busquen las raíces de hechos complejos que han marcado a fuego (de radiación) nuestra Historia. Fuerza y honor!!!
Critica sesgada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2015/08/creadores-desombras.html
La puesta en escena resulta notable, sin estridencias, con brillante diseño de producción de Gregg Fonseca (“Pesadilla en Elm St.”), rodando cerca de Durango (México), donde se reconstruyó una réplica de la Base americana Los Alamos, con 35 edificios con un coste de dos millones $, buena representación de las pruebas, esto potenciado por la fotografía del húngaro Vilmos Zsigmond (“El cazador”), entonos arenosos pálidos, marrones tenues que se confunden con la arena de Nuevo México, los trajes militares y las viviendas de madera, jugando la cámara con las penumbras, los fuera de plano, y con los primeros planos, extraordinario el de Oppenheimer cuando ve Trinity. La música del maestro italiano Ennio Morricone (“La Misión”) no deja huella como en otros muchos trabajos.
La mayoría de los personajes y hechos son reales, pero el que da vida John Cusack, el doctor Michael Merriman no existió, es una mezcla entre los jóvenes científicos Harry K. Daghlian y Louis Slotin, pertenecientes al Proyecto Manhattan, el primero sufrió un accidente el 21 de agosto de 1945 siendo envenenado por radiación, falleciendo el 15 de septiembre de 1945, con solo 24 años, primera víctima letal por accidente de radiación, accidente acaecido 12 días después del lanzamiento letal sobre Hiroshima, y no en la fecha del film, Slottin falleció en un accidente similar al descrito en el film, murió nueve días después del hecho, aclamado como héroe nacional por salvar en su rápida reacción a sus compañeros de experimento, la diferencia es que el accidente ocurrió el 21 de mayo de 1946, casi un año después de la fecha expuesta en el film, segunda víctima por accidente de radiación. Los dos accidentes acaecieron en el mismo núcleo de plutonio, pasando a ser conocido este como Demonio Core.
Momentos para el recuerdo: El didáctico momento de la naranja, dando pie a la idea de la implosión; Todo el desgarrador tramo en que vemos la degradación física del científico Merriman, sobrecogedor testimonio de lo que puede ser la radiación; La frase que un tipo le suelta a Oppenheimer <Deberías dejar de jugar a ser Dios, porque no eres bueno en eso, y el puesto ya está cogido!>; Un brutal toque de humor negro, poco antes de la prueba Trinity un científico recoge apuestas sobre las diferentes posibilidades sobre lo que puede suceder al detonar la Bomba, sobre si destruirán el mundo o solo Nuevo México, estremecedor; Su clímax final, la cuenta atrás sucede mientras de fondo suena un tema de Tchaikovsky “Dance of the reed flutes” que se ha colado de una emisora local, perturbador, vemos a los observadores con el rostro cubierto de una crema (supongo anti-efectos radiación) y con esas gafas ultramodernas, y llegados al final de la cuenta no vemos la explosión, la apreciamos por el rostro de Oppenheimer, su cara se ilumina de una amarillo cegador, su boca vibra abriéndose surrealistamente, tras esto lo celebra con otro científico, pero de pronto se para y mira la explosión, a lo que parece darse cuenta de la trascendencia de lo que hecho, la cámara se acerca a la nube, viene un juego de f/x de fuego cuasi-solar, en clara alegoría al fuego nuclear, o como crea en metáfora de haber abierto las compuertas al averno, del que mana el Fuego Eterno, el resto es historia, y puede que con “El Invento” todos pasemos a serla.
Obra recomendable a todos los que busquen las raíces de hechos complejos que han marcado a fuego (de radiación) nuestra Historia. Fuerza y honor!!!
Critica sesgada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2015/08/creadores-desombras.html