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Cine negro. Drama
Un profesor de universidad y su amante, una mujer casada de la alta burguesía, atropellan accidentalmente a un ciclista. Temerorosos de que se descubra el adulterio, deciden ocultar el trágico accidente. (FILMAFFINITY)
3 de mayo de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
39/04(06/03/14) Una de las grandes Obras Maestras del cine patrio, Juan Antonio Bardem desolla a la burguesía con la precisión de un cirujano, la desmenuza en una radiografía revestida de thriller con suspense, romance, misterio y mucha tensión en un increscendo desasosegante dejándonos un halo de desesperanza, a lo que se añaden unas interpretaciones sublimes que te calan. La censura recortó pero no vieron la mucha carga de profundidad que tenía.
María Joséo (buena Lucia Bosé) y Juan Fernández Soler (gran Alberto Closas) son una pareja de amantes adúlteros, ella casada con un rico empresario, Miguel De Castro (gran Otello Toso), el es un soltero que combatió en la Guerra Civil con Franco de alferez, y gracias a las influencias de su cuñado es profesor de universidad, vive con su madre. Un día cuando regresan en coche de un encuentro furtivo atropellan accidentalmente a un ciclista, tras pararse y verlo moribundo deciden abandonarlo para no destapar su affaire. Al día siguiente se enteran de que el ciclista ha muerto, a él le acucian los remordimientos, ella es más fría y egocéntrica. Los problemas se acrecientan por un conocido, un crítico de arte, Rafael Sandoval (gran Carlos Casaravilla), parece saber mucho de su clandestina relación.
El madrileño Juan Antonio Bardem dirige y guioniza un argumento del dramaturgo Luis Fernando De Igoa, que se basaba en una noticia real sobre un obrero que iba en bici y fue atropellado cuando iba a trabajar. Bardem tomó la idea inicial y luego lo conjugó con elementos de “Crónica de Un Amor” (1950) de Antonioni, también protagonizada por la bella Lucia Bosé, actriz a la que conoció en el Festival de Venecia y convenció para hacer de María José, siendo un éxito que ganaría en premio de la crítica en Cannes.
Bardem crea un film que te atrapa desde su impactante inicio que marca a fuego la personalidad de los protagonistas, cada uno de los dos evolucionará de modo distinto desde su clase social burguesa. Se desarrolla la historia en un clima enrarecido, opresivo, que hace el aire se pueda rasgar, en medio de diálogos inteligentes, mordaces, agudos, sarcásticos, profundos, reflexivos, ayudando a construir un ambiente dual en el que el suspense se cierne sobre el metraje con la incorporación del retorcido y cínico Rafael, elemento fundamental para engancharte con momentos portentosos. Es un relato que toca temas tan universales, como el egoísmo, las falsas apariencias, la hipocresía, el clasismo, el esnobismo, los sentimientos de culpa, la redención, el remordimiento, la angustia vital, la codicia, ello en una evolución psicológica de los protagonistas que estremece, critica a la sociedad de la época tan desconectada de la realidad, vivía en una burbuja que los aislaba, arremetiendo además contra la institución del matrimonio y muy sutilmente contra la guerra Civil y la tremenda brecha social que provocó. A esto se suman unos secundarios para componer un mosaico deprimente y mezquino de este tiempo, atacando con inteligencia a la sociedad que se aprovechaba del franquismo, un fresco desalentador de una burguesía anquilosada en fiestas vacías, tablaos flamencos, bodas huecas, con el marco de fondo de la podredumbre que Juan ve en la corrala, remarcando las desigualdades de esta sociedad. Sociedad elitista la que se retrata, se describe ácidamente como la clase vencedora en la Guerra, clase chupóptera que disfruta de saraos donde tienen cabida bufones (Rafael Sandoval), clase que disfruta en su doble moral, vive entre adulterios, crímenes, tráfico de influencias franquistas, y más miserias morales. El ciclista muerto es la excusa, el McGuffin que hace salir a flote lo mejor y lo peor de cada protagonista, sus miedos, sus pasiones, sus ilusiones, su nihilismo. Bardem bebe del genuino neorrealismo italiano mezclándolo lúcidamente con el cine negro, y de ello sale una especie de versión brillante de “Crimen Y Castigo” de Dostoievski, en un increscendo dramático sofocante que nos lleva a un final abisal que te deja sacudido (spoiler).
La ambientación es uno de sus puntos fuertes, con una espléndida dirección artística de Enriqyue Alarcón (“Rey De Reyes” o “La Vaquilla”), con escenarios que se contraponen, y que sirven para emitir emociones, como esa desolada carretera del accidente, la fiesta primera, la corrala decrépita, el hipódromo, el circo, el tablao flamenco, muy buenos, a esto se suma la estupenda fotografía en glorioso b/n de Alfredo Fraile, retratando un Madrid gris, triste, siendo rica en su metafórica simbología, la verja entre Juan y la alumna (Matilde) que separa sus dos mundos o el cristal roto por la piedra que refleja el renacer de la conciencia de Juan, con sugerentes primeros planos, como la grandiosa secuencia en el tablao flamenco, con el obsesivo juego de miradas, siendo muy sugestivos algunos montajes paralelos a cargo de margarita Ochoa, enfrentando la opulencia de la burguesía con la pobreza de la clase obrera. Como reseñable es la adecuada música de Isidro B. Maiztegui (“Calle Mayor”), acunando con delicadeza este drama, añadiendo un canto religioso preludio turbador del final.
Alberto Closas borda su complejo rol, irradia dolor, tormento, pesadumbre espiritual, evoluciona de forma comprensible, haciendo toma de conciencia, dándose cuenta de su vacua existencia, aportando matices, tridimensionalidad, aristas y haciéndolo empatizable, dándole hondura a su personaje. Comentar la interpretación de Lucia Bosé es complicado pues la que oímos no es ella, es doblada Elsa Fábregas, ella resulta bellísima, sensual, retorcida, gélida, sibilina, una magnífica femme fatale. La gran sorpresa es el extraordinario actor uruguayo Carlos Casaravilla, exhibe un tremendo carisma, es cáustico, cínico, sarcástico, burlón, con una labia punzante ambigua que hace entrar en pánico a los amantes, desde su primera aparición al piano hasta su un apogeo sublime en el tablao flamenco, soberbio. (Continua en spoiler por falta de espacio)
María Joséo (buena Lucia Bosé) y Juan Fernández Soler (gran Alberto Closas) son una pareja de amantes adúlteros, ella casada con un rico empresario, Miguel De Castro (gran Otello Toso), el es un soltero que combatió en la Guerra Civil con Franco de alferez, y gracias a las influencias de su cuñado es profesor de universidad, vive con su madre. Un día cuando regresan en coche de un encuentro furtivo atropellan accidentalmente a un ciclista, tras pararse y verlo moribundo deciden abandonarlo para no destapar su affaire. Al día siguiente se enteran de que el ciclista ha muerto, a él le acucian los remordimientos, ella es más fría y egocéntrica. Los problemas se acrecientan por un conocido, un crítico de arte, Rafael Sandoval (gran Carlos Casaravilla), parece saber mucho de su clandestina relación.
El madrileño Juan Antonio Bardem dirige y guioniza un argumento del dramaturgo Luis Fernando De Igoa, que se basaba en una noticia real sobre un obrero que iba en bici y fue atropellado cuando iba a trabajar. Bardem tomó la idea inicial y luego lo conjugó con elementos de “Crónica de Un Amor” (1950) de Antonioni, también protagonizada por la bella Lucia Bosé, actriz a la que conoció en el Festival de Venecia y convenció para hacer de María José, siendo un éxito que ganaría en premio de la crítica en Cannes.
Bardem crea un film que te atrapa desde su impactante inicio que marca a fuego la personalidad de los protagonistas, cada uno de los dos evolucionará de modo distinto desde su clase social burguesa. Se desarrolla la historia en un clima enrarecido, opresivo, que hace el aire se pueda rasgar, en medio de diálogos inteligentes, mordaces, agudos, sarcásticos, profundos, reflexivos, ayudando a construir un ambiente dual en el que el suspense se cierne sobre el metraje con la incorporación del retorcido y cínico Rafael, elemento fundamental para engancharte con momentos portentosos. Es un relato que toca temas tan universales, como el egoísmo, las falsas apariencias, la hipocresía, el clasismo, el esnobismo, los sentimientos de culpa, la redención, el remordimiento, la angustia vital, la codicia, ello en una evolución psicológica de los protagonistas que estremece, critica a la sociedad de la época tan desconectada de la realidad, vivía en una burbuja que los aislaba, arremetiendo además contra la institución del matrimonio y muy sutilmente contra la guerra Civil y la tremenda brecha social que provocó. A esto se suman unos secundarios para componer un mosaico deprimente y mezquino de este tiempo, atacando con inteligencia a la sociedad que se aprovechaba del franquismo, un fresco desalentador de una burguesía anquilosada en fiestas vacías, tablaos flamencos, bodas huecas, con el marco de fondo de la podredumbre que Juan ve en la corrala, remarcando las desigualdades de esta sociedad. Sociedad elitista la que se retrata, se describe ácidamente como la clase vencedora en la Guerra, clase chupóptera que disfruta de saraos donde tienen cabida bufones (Rafael Sandoval), clase que disfruta en su doble moral, vive entre adulterios, crímenes, tráfico de influencias franquistas, y más miserias morales. El ciclista muerto es la excusa, el McGuffin que hace salir a flote lo mejor y lo peor de cada protagonista, sus miedos, sus pasiones, sus ilusiones, su nihilismo. Bardem bebe del genuino neorrealismo italiano mezclándolo lúcidamente con el cine negro, y de ello sale una especie de versión brillante de “Crimen Y Castigo” de Dostoievski, en un increscendo dramático sofocante que nos lleva a un final abisal que te deja sacudido (spoiler).
La ambientación es uno de sus puntos fuertes, con una espléndida dirección artística de Enriqyue Alarcón (“Rey De Reyes” o “La Vaquilla”), con escenarios que se contraponen, y que sirven para emitir emociones, como esa desolada carretera del accidente, la fiesta primera, la corrala decrépita, el hipódromo, el circo, el tablao flamenco, muy buenos, a esto se suma la estupenda fotografía en glorioso b/n de Alfredo Fraile, retratando un Madrid gris, triste, siendo rica en su metafórica simbología, la verja entre Juan y la alumna (Matilde) que separa sus dos mundos o el cristal roto por la piedra que refleja el renacer de la conciencia de Juan, con sugerentes primeros planos, como la grandiosa secuencia en el tablao flamenco, con el obsesivo juego de miradas, siendo muy sugestivos algunos montajes paralelos a cargo de margarita Ochoa, enfrentando la opulencia de la burguesía con la pobreza de la clase obrera. Como reseñable es la adecuada música de Isidro B. Maiztegui (“Calle Mayor”), acunando con delicadeza este drama, añadiendo un canto religioso preludio turbador del final.
Alberto Closas borda su complejo rol, irradia dolor, tormento, pesadumbre espiritual, evoluciona de forma comprensible, haciendo toma de conciencia, dándose cuenta de su vacua existencia, aportando matices, tridimensionalidad, aristas y haciéndolo empatizable, dándole hondura a su personaje. Comentar la interpretación de Lucia Bosé es complicado pues la que oímos no es ella, es doblada Elsa Fábregas, ella resulta bellísima, sensual, retorcida, gélida, sibilina, una magnífica femme fatale. La gran sorpresa es el extraordinario actor uruguayo Carlos Casaravilla, exhibe un tremendo carisma, es cáustico, cínico, sarcástico, burlón, con una labia punzante ambigua que hace entrar en pánico a los amantes, desde su primera aparición al piano hasta su un apogeo sublime en el tablao flamenco, soberbio. (Continua en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La película detenta grandes momentos para el recuerdo, algunos ya comentados, otros: Cuando Juan y María están en el circo, actúan los payasos y en contraposición al humor de estos están sus rostros temerosos por el peligro que se cierne sobre ellos por el chantajeador, el momento en que estando Juan en la universidad rompen el cristal, todos los intensos encuentros con Rafael, o cuando Juan va a la corrala, revelador de que hay otro mundo bajo su moqueta donde se hallan los pobres, o cuando cual Buñuel Bardem mete a una mujer burguesa que se ríe de la caridad cristiana en una fiesta benéfica a la voz de <Para los niños pobres, para los niños tontos!>, o la especie de guiño que Bardem hace a “The Killers” de Ernest Hemingway en boca de Juan cuando le preguntan algo y responde <Hice algo malo una vez>, lo que respondía resignado El Sueco cuando iban a asesinarlo en el relato corto del escritor, o cuando arremete contra la Guerra Civil y el franquismo por boca de Juan <A la guerra se le puede echar la culpa de todo>, o <Corríamos con un fusil a cuestas, alguien dijo que era el complemento ideal, pero no dijo para que>, o <Pertenezco a un tiempo en el que ha habido demasiados símbolos>, increíble que esto saltara la censura, o por supuesto su tramo final (spoiler).
Obra Maestra que hace un desgarrador lienzo de la burguesía. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
El final resulta circular, él abrumado por el peso de la culpa sumado a su encuentro con la rebelde alumna le han hecho ver que su única salida está en decir la verdad, liberarse del peso de la hipocresía, ella quiere mantener su mantener su status, peligra ante 2el despertar” de Juan, Juan en el escenario de la muerte del ciclista cuenta como también aquello fue lugar de la Guerra que tanto le marcó, María con tal de defender su posición social no duda en huir hacia adelante, atropella a Juan matándolo, huye de allí y por el camino, de noche y a mucha velocidad, intentando esquivar a un ciclista (Manuel Alexandre) cae por un puente, puede que muriendo, el ciclista duda que hacer, al final corre a una casa cercana se supone que a avisar para socorrer, a diferencia de lo que al principio de la cinta hizo ella y él, exponiendo la contraposición. Este para mi gran final, no fue impuesto por la censura, de hecho no sé el final que tenía pensado Bardem, pero este le fue sugerido por una amiga, para evitar la censura que impondría una conclusión en que los dos amantes sufrieran un castigo. También habría estado bien que María José matara a Juan y escapara sin problemas con su marido.
Esta fue la primera coproducción con un país extranjero de José Luis Bardem, el motivo de su boca <Te daba una protección enorme, complementaria, absolutamente necesaria en el tema de la libertad de expresión>, concretamente con Italia (país donde se suponía reinaba la libertad de expresión), con esta fórmula pretendía que la por lo menos en el extranjero se pudiera ver íntegra su visión de esta y obras posteriores, el tiro le salió por la culata. En España la censura el enfoque sociopolítico fue obviado, las autoridades patrias pusieron sus reproches en la moralidad de los protagonistas, en que su adulterio debía ser castigado, más aún que el homicidio, los italianos recomendaron recortes en la subliminal crítica a la Guerra Civil y el régimen burgués que derivó, y pasaron la tijera, teniendo incluso que rehacer diálogos del final. Se cercenó una segunda mención de Juan a sus hermanos muertos en la Guerra, se eliminó parte de la escena del último encuentro de los amantes en la venta, acentuando con esto la carga moralizante de remordimiento por el adulterio, se recortó el tramo de la protesta estudiantil, para que no apareciera policía reprimiendo, asimismo se censuró la imagen de un niño comprando pipas que se contraponía con la fiesta nupcial.
Obra Maestra que hace un desgarrador lienzo de la burguesía. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
El final resulta circular, él abrumado por el peso de la culpa sumado a su encuentro con la rebelde alumna le han hecho ver que su única salida está en decir la verdad, liberarse del peso de la hipocresía, ella quiere mantener su mantener su status, peligra ante 2el despertar” de Juan, Juan en el escenario de la muerte del ciclista cuenta como también aquello fue lugar de la Guerra que tanto le marcó, María con tal de defender su posición social no duda en huir hacia adelante, atropella a Juan matándolo, huye de allí y por el camino, de noche y a mucha velocidad, intentando esquivar a un ciclista (Manuel Alexandre) cae por un puente, puede que muriendo, el ciclista duda que hacer, al final corre a una casa cercana se supone que a avisar para socorrer, a diferencia de lo que al principio de la cinta hizo ella y él, exponiendo la contraposición. Este para mi gran final, no fue impuesto por la censura, de hecho no sé el final que tenía pensado Bardem, pero este le fue sugerido por una amiga, para evitar la censura que impondría una conclusión en que los dos amantes sufrieran un castigo. También habría estado bien que María José matara a Juan y escapara sin problemas con su marido.
Esta fue la primera coproducción con un país extranjero de José Luis Bardem, el motivo de su boca <Te daba una protección enorme, complementaria, absolutamente necesaria en el tema de la libertad de expresión>, concretamente con Italia (país donde se suponía reinaba la libertad de expresión), con esta fórmula pretendía que la por lo menos en el extranjero se pudiera ver íntegra su visión de esta y obras posteriores, el tiro le salió por la culata. En España la censura el enfoque sociopolítico fue obviado, las autoridades patrias pusieron sus reproches en la moralidad de los protagonistas, en que su adulterio debía ser castigado, más aún que el homicidio, los italianos recomendaron recortes en la subliminal crítica a la Guerra Civil y el régimen burgués que derivó, y pasaron la tijera, teniendo incluso que rehacer diálogos del final. Se cercenó una segunda mención de Juan a sus hermanos muertos en la Guerra, se eliminó parte de la escena del último encuentro de los amantes en la venta, acentuando con esto la carga moralizante de remordimiento por el adulterio, se recortó el tramo de la protesta estudiantil, para que no apareciera policía reprimiendo, asimismo se censuró la imagen de un niño comprando pipas que se contraponía con la fiesta nupcial.