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Voto de TOM REGAN:
8
7,2
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Comedia
Tras la I Guerra Mundial, Domenico y Umberto, dos soldados sin ocupación, se reencuentran en Emilia. Incapaces de encontrar trabajo, deciden integrarse en el movimiento fascista, en busca de una oportunidad de prosperar. Durante una huelga de barrenderos, en la que sustituyen a los trabajadores, golpean accidentalmente a un policía y son encarcelados. Mientras están en prisión, los fascistas toman el poder y liberan a los presos ... [+]
6 de enero de 2023
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
405/16(20/12/22) Vigorosa comedia italiana, se satiriza el advenimiento fascista en la Marcha sobre Roma de los camisas negras de Benito Mussolini desde el punto de vista de dos ingenuos recién reclutados por estos, dejando al aire las motivaciones espurias de sus objetivos. El 28 de octubre de 1922, la suerte política y civil de Italia cambió drásticamente debido a la llamada Marcha sobre Roma, la insurrección organizada por el Partido Nacional Fascista para obtener el poder por la fuerza. Objetivo que Benito Mussolini, cabeza del partido, logrará oficialmente el 30 de octubre, cuando el rey Vittorio Emanuele III instruya al Duce para formar un nuevo gobierno.
Con motivo del 60 aniversario de su estreno el 20 de diciembre de 1962 (estrenada 40 años después de los hechos narrados), me he visto esta notable película dirigida por el gran Dino Risi, que adapta un guion escrito nada menos que por cinco manos, y con la dificultad de solidez narrativa que esto podría entrañar, no se resiente, seguramente por su estructura episódica que hace que cada escritor se haya podido encargar de un tramo diferente (es mi suposición), son los guionizantes Agenore Incrocci (“Rufufu”), Ruggero Maccari (“Una jornada particular”), Sandro Continenza (“El viudo”), Ghigo De Chiara (“No tengo miedo” o “Por el amor de Cesarina”), y Ettore Scola (“ Una mujer y tres hombres”), abordando este hecho histórico con un tono de cinismo y acidez puntiaguda en como diseccionan la marcha.
La película está ambientada en Italia en 1922. Dos amigos que regresan de la Primera Guerra Mundial, Domenico Rocchetti y Umberto Gavazza, se unen al Partido Fascista en Milán. Mientras que el primero es un oportunista, el segundo es un católico romano que es persuadido por su amigo para unirse al partido y está convencido por el programa revolucionario emitido en Piazza San Sepolcro. En octubre, los dos amigos se unen a un grupo de fascistas que marchan a Roma para tomar.
Una radiografía a través de dos pobres desgraciados, encarnados de modo excelente por dos mitos de la actuación transalpina como son Vittorio Gassman (Domenico) y Ugo Tognazzi (Umberto), dos antihéroes que se convierten respectivamente en una especie de Don Quixote y Sancho Panza, el primero un arrogante y aparentemente seguro de sí mismo, el actor genovés imprime su habitual garra, carisma indómito, esa fuerza intratable característica suya, dejando traslucir tras su coraza sus fragilidades, Magnífico; Y el segundo un manipulable y cobardón, al que el actor cremonés da vida con peculiar estilo de inseguridad, volubilidad, tipo rural que intenta sobrevivir sin trabajar mucho (la forma en que es expulsado de la casa de su cuñado), cuya aspiración es tener un poco de tierra, y parece encontrar en el fascismo (al menos lo que le cuenta de él su amigo) la respuesta a sus plegarias católicas (esto sirve a Risi para arremeter contra la connivencia apostólica en el fascismo), muy buena encarnación de como las dudas le asisten pero sus ansias de sueños de revolución del proletariado le nublan; Ambos con una química chispeante a lo largo del metraje, regando la historia con una mezcla de humor, candidez y (por momentos crudo) drama en su radiografía del veneno del fascismo.
Retrato hiriente de como el fascismo se apoyó en analfabetos y vividores para sus metas. Con ellos en su viaje seguimos como los ideales de la Revolución Fascia iban cayendo uno tras de otro como hojas de un árbol, quedando al final al descubierto el esqueleto pernicioso de sus lacras, ello representado de modo majestuoso en la hoja con las promesas del programa del Partido Nacional Fascista que llevaba uno de ellos, y como tras cada traspiés (choque de bruces con la realidad soterrada de este movimiento) la sacaba y tachaba una de las promesas. Hay que tener en cuenta que Mussolini provenía del Partido Socialista y sus ideales provenían de la izquierda, en sus primeras etapas, el fascismo fue un movimiento republicano radical, desconfiado de las grandes empresas, la nobleza y la Iglesia Católica, pero acabó pragmáticamente sostenida por ellos
Es la odisea de la evolución de como unos inocentes y volubles personajes fueron seducidos por el discurso demagogo fascio, y tras lo cual fueron tomando, a medida que se involucraban más y se acercaban a Roma el despertar de conciencia conforme asistían a las tropelías fascias en modo de crueldades, violencia, despotismo, las ansias de imponer el poder por la fuerza. Risi no hace un análisis desde arriba del fascismo, lo hace desde lo llano, desde cómo como atraer a ignorantes perdedores con su palabrería fina. Apoyándose en el sentimiento de que en la Gran Guerra Italia formó parte de los vencedores y sin embargo no pilló cacho en la victoria.
En la película se dan continuamente el enfrentamiento entre trabajadores y fascistas (el exuberante tramo del intento de linchamiento por parte de ciudadanos como de campesinos de los dos protagonistas es prueba de ello), cual, si los obreros supieran de lo tóxico de este movimiento, esto claramente influenciado por las ideas de izquierdas de Risi, ya que en realidad al principio no fue así en Italia.
Se aborda el movimiento fascista analizándolo en muchas de sus facetas. Desde cómo se embauca a un vividor como Domenico vendiéndole su capitán, las bondades del fascio, los mítines esperpénticos por la indiferencia general en plazas vacías (jocoso cuando Domenico pide salir a la plaza a aplaudir el discurso fascio, pues hay nadie escuchando), la bravuconería de estos (el poder de la violencia represora representado por el físico de Mario Brega), su propio modo de tomarse la justicia por sus manos (la excarcelación de presos afines, asalto a la sede del partido Comunista, el castigo con aceite de ricino a un izquierdista, los disparos a desertores, …).
Se hace escarnio en como el fascismo ‘vendía’ que venía acabar con los privilegios de la aristocracia y terratenientes (venían a ser lo mismo),... (sigo en spoiler)
Con motivo del 60 aniversario de su estreno el 20 de diciembre de 1962 (estrenada 40 años después de los hechos narrados), me he visto esta notable película dirigida por el gran Dino Risi, que adapta un guion escrito nada menos que por cinco manos, y con la dificultad de solidez narrativa que esto podría entrañar, no se resiente, seguramente por su estructura episódica que hace que cada escritor se haya podido encargar de un tramo diferente (es mi suposición), son los guionizantes Agenore Incrocci (“Rufufu”), Ruggero Maccari (“Una jornada particular”), Sandro Continenza (“El viudo”), Ghigo De Chiara (“No tengo miedo” o “Por el amor de Cesarina”), y Ettore Scola (“ Una mujer y tres hombres”), abordando este hecho histórico con un tono de cinismo y acidez puntiaguda en como diseccionan la marcha.
La película está ambientada en Italia en 1922. Dos amigos que regresan de la Primera Guerra Mundial, Domenico Rocchetti y Umberto Gavazza, se unen al Partido Fascista en Milán. Mientras que el primero es un oportunista, el segundo es un católico romano que es persuadido por su amigo para unirse al partido y está convencido por el programa revolucionario emitido en Piazza San Sepolcro. En octubre, los dos amigos se unen a un grupo de fascistas que marchan a Roma para tomar.
Una radiografía a través de dos pobres desgraciados, encarnados de modo excelente por dos mitos de la actuación transalpina como son Vittorio Gassman (Domenico) y Ugo Tognazzi (Umberto), dos antihéroes que se convierten respectivamente en una especie de Don Quixote y Sancho Panza, el primero un arrogante y aparentemente seguro de sí mismo, el actor genovés imprime su habitual garra, carisma indómito, esa fuerza intratable característica suya, dejando traslucir tras su coraza sus fragilidades, Magnífico; Y el segundo un manipulable y cobardón, al que el actor cremonés da vida con peculiar estilo de inseguridad, volubilidad, tipo rural que intenta sobrevivir sin trabajar mucho (la forma en que es expulsado de la casa de su cuñado), cuya aspiración es tener un poco de tierra, y parece encontrar en el fascismo (al menos lo que le cuenta de él su amigo) la respuesta a sus plegarias católicas (esto sirve a Risi para arremeter contra la connivencia apostólica en el fascismo), muy buena encarnación de como las dudas le asisten pero sus ansias de sueños de revolución del proletariado le nublan; Ambos con una química chispeante a lo largo del metraje, regando la historia con una mezcla de humor, candidez y (por momentos crudo) drama en su radiografía del veneno del fascismo.
Retrato hiriente de como el fascismo se apoyó en analfabetos y vividores para sus metas. Con ellos en su viaje seguimos como los ideales de la Revolución Fascia iban cayendo uno tras de otro como hojas de un árbol, quedando al final al descubierto el esqueleto pernicioso de sus lacras, ello representado de modo majestuoso en la hoja con las promesas del programa del Partido Nacional Fascista que llevaba uno de ellos, y como tras cada traspiés (choque de bruces con la realidad soterrada de este movimiento) la sacaba y tachaba una de las promesas. Hay que tener en cuenta que Mussolini provenía del Partido Socialista y sus ideales provenían de la izquierda, en sus primeras etapas, el fascismo fue un movimiento republicano radical, desconfiado de las grandes empresas, la nobleza y la Iglesia Católica, pero acabó pragmáticamente sostenida por ellos
Es la odisea de la evolución de como unos inocentes y volubles personajes fueron seducidos por el discurso demagogo fascio, y tras lo cual fueron tomando, a medida que se involucraban más y se acercaban a Roma el despertar de conciencia conforme asistían a las tropelías fascias en modo de crueldades, violencia, despotismo, las ansias de imponer el poder por la fuerza. Risi no hace un análisis desde arriba del fascismo, lo hace desde lo llano, desde cómo como atraer a ignorantes perdedores con su palabrería fina. Apoyándose en el sentimiento de que en la Gran Guerra Italia formó parte de los vencedores y sin embargo no pilló cacho en la victoria.
En la película se dan continuamente el enfrentamiento entre trabajadores y fascistas (el exuberante tramo del intento de linchamiento por parte de ciudadanos como de campesinos de los dos protagonistas es prueba de ello), cual, si los obreros supieran de lo tóxico de este movimiento, esto claramente influenciado por las ideas de izquierdas de Risi, ya que en realidad al principio no fue así en Italia.
Se aborda el movimiento fascista analizándolo en muchas de sus facetas. Desde cómo se embauca a un vividor como Domenico vendiéndole su capitán, las bondades del fascio, los mítines esperpénticos por la indiferencia general en plazas vacías (jocoso cuando Domenico pide salir a la plaza a aplaudir el discurso fascio, pues hay nadie escuchando), la bravuconería de estos (el poder de la violencia represora representado por el físico de Mario Brega), su propio modo de tomarse la justicia por sus manos (la excarcelación de presos afines, asalto a la sede del partido Comunista, el castigo con aceite de ricino a un izquierdista, los disparos a desertores, …).
Se hace escarnio en como el fascismo ‘vendía’ que venía acabar con los privilegios de la aristocracia y terratenientes (venían a ser lo mismo),... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
…aquí transmutados en la figura del pomposo marqués al que los protagonistas ‘requisan’ el auto (desternillante su aventura en auto y como acaban), apoyándose en promesas fascias de terminar con las prebendas de estas clases altas, y terminan por ello fustigados y vejados (y viceversa). Ello mientras oímos al noble recordando al gerifalte fascio su generoso apoyo a la causa.
Se hace referencia a como la intelectualidad pudo dar cobertura al fascismo, ello siendo el epítome el novelista, poeta, dramaturgo, y periodista Gabriele D'Annunzio, acompañó a la marcha y la ensalzó con poemas loadores. Marcha que da cancha a lo peor de los matones que suponían ir juntos a todos lados avasallando. Narrado con gran sentido cínico, pone en ristre el escaso nivel cultural de los seguidores fascios, epítome cuando se ponen a escribir proclamas en las paredes, Domenico tiene faltas de ortografía y Umberto ni sabe escribir. Deja patente en el devenir de la marcha el caos que era su avance, trasluce como si hubieran puesto empeño las autoridades habrían impedido la llegada de los fascios a Roma. Esto sirve para un rush final cargado de mordacidad, con un epílogo turbador en su miscelánea entre humor ácido y expresión de la cobardía y ceguera de quienes mandaban ante la que se les venía encima.
Spoiler:
Los ‘marchantes’ incendian un edificio del Partido Comunista. Uno de los dos protagonistas pregunta por qué están contradiciendo sus principios declarados de libertad de expresión. El líder de la banda fascista les espeta: "Ellos tienen libertad de expresión, nosotros tenemos la libertad de pegarles. Si no quieren hablar porque tienen miedo, entonces..."; La visita al profesor es ….
Tramo final: Durante el viaje, Rocchetti, al ver el comportamiento de los fascistas y las fuerzas que ayudan al partido, pierde gradualmente sus esperanzas en el programa revolucionario fascista. Cuando Rocchetti finalmente intenta escapar, es golpeado casi hasta la muerte. Gavazza lo salva y huye con su amigo. Sin embargo, se realiza la Marcha sobre Roma, y los dos amigos no pueden evitar observar en silencio cómo ocurre el cambio político.
En el tramo epílogo se expone una Italia timorata y acomodaticia, cediendo los caminos a la marcha fascia. El Rey Víctor Emmanuel III de Italia (como posteriormente hizo Hindenburg en Alemania con Hitler) permite que Mussolini tome el poder de la nación transalpina, ello como especie de limpiador de los brotes comunistas que amenzaban el país, pero que esto dejaría paso a un gobierno liberal moderado, pensaban. Un consejero durante el desfile fascio sobre Roma recuerda al rey en el balcón del Palacio del Quirinal que todavía están a tiempo de despedirlos. El Rey se dirige al Gran Almirante Paolo Thaon di Revel y le dice que está dispuesto a "probar a los fascistas durante algunos meses". Gassman y Tognazzi quedan tan perplejos del desfile victorioso como el auditorio, con la ingenuidad que les caracteriza.
Víctor Manuel III no tenía ninguna intención de terminar como algunos ilustres colegas en la tierra de los zares. La Casa Románov había sido depuesta y desmembrada, algo que los Saboya temían ocurriese en su propia patria. Por ello, el soberano decidió hacer un pacto consciente y complacido con el diablo, abriendo las puertas de la Ciudad Eterna a Benito Mussolini.
El fascismo no fue una idea originaria de Mussolini. De hecho, copió el corpus teórico de una figura que merecería un film para él solo: el literato Gabriele D’Annunzio, estandarte del decadentismo, aventurero y contradictoria figura que llevó a la loca ocupación de Fiume. Gabriele D’Annunzio Antiguo miembro del partido socialista y luego futuro enemigo acérrimo de esa tendencia, el futuro Duce usurpó con su figura y gestos humorísticos el papel en la historia del extravagante Annunzio.
Comedia con mucha acidez, cargada de mala baba, ahonda en la sociedad italiana y sus miserias con ingenio y mordacidad. Sumándose dos actores cumbres. Gloria Ucrania”!!!
Se hace referencia a como la intelectualidad pudo dar cobertura al fascismo, ello siendo el epítome el novelista, poeta, dramaturgo, y periodista Gabriele D'Annunzio, acompañó a la marcha y la ensalzó con poemas loadores. Marcha que da cancha a lo peor de los matones que suponían ir juntos a todos lados avasallando. Narrado con gran sentido cínico, pone en ristre el escaso nivel cultural de los seguidores fascios, epítome cuando se ponen a escribir proclamas en las paredes, Domenico tiene faltas de ortografía y Umberto ni sabe escribir. Deja patente en el devenir de la marcha el caos que era su avance, trasluce como si hubieran puesto empeño las autoridades habrían impedido la llegada de los fascios a Roma. Esto sirve para un rush final cargado de mordacidad, con un epílogo turbador en su miscelánea entre humor ácido y expresión de la cobardía y ceguera de quienes mandaban ante la que se les venía encima.
Spoiler:
Los ‘marchantes’ incendian un edificio del Partido Comunista. Uno de los dos protagonistas pregunta por qué están contradiciendo sus principios declarados de libertad de expresión. El líder de la banda fascista les espeta: "Ellos tienen libertad de expresión, nosotros tenemos la libertad de pegarles. Si no quieren hablar porque tienen miedo, entonces..."; La visita al profesor es ….
Tramo final: Durante el viaje, Rocchetti, al ver el comportamiento de los fascistas y las fuerzas que ayudan al partido, pierde gradualmente sus esperanzas en el programa revolucionario fascista. Cuando Rocchetti finalmente intenta escapar, es golpeado casi hasta la muerte. Gavazza lo salva y huye con su amigo. Sin embargo, se realiza la Marcha sobre Roma, y los dos amigos no pueden evitar observar en silencio cómo ocurre el cambio político.
En el tramo epílogo se expone una Italia timorata y acomodaticia, cediendo los caminos a la marcha fascia. El Rey Víctor Emmanuel III de Italia (como posteriormente hizo Hindenburg en Alemania con Hitler) permite que Mussolini tome el poder de la nación transalpina, ello como especie de limpiador de los brotes comunistas que amenzaban el país, pero que esto dejaría paso a un gobierno liberal moderado, pensaban. Un consejero durante el desfile fascio sobre Roma recuerda al rey en el balcón del Palacio del Quirinal que todavía están a tiempo de despedirlos. El Rey se dirige al Gran Almirante Paolo Thaon di Revel y le dice que está dispuesto a "probar a los fascistas durante algunos meses". Gassman y Tognazzi quedan tan perplejos del desfile victorioso como el auditorio, con la ingenuidad que les caracteriza.
Víctor Manuel III no tenía ninguna intención de terminar como algunos ilustres colegas en la tierra de los zares. La Casa Románov había sido depuesta y desmembrada, algo que los Saboya temían ocurriese en su propia patria. Por ello, el soberano decidió hacer un pacto consciente y complacido con el diablo, abriendo las puertas de la Ciudad Eterna a Benito Mussolini.
El fascismo no fue una idea originaria de Mussolini. De hecho, copió el corpus teórico de una figura que merecería un film para él solo: el literato Gabriele D’Annunzio, estandarte del decadentismo, aventurero y contradictoria figura que llevó a la loca ocupación de Fiume. Gabriele D’Annunzio Antiguo miembro del partido socialista y luego futuro enemigo acérrimo de esa tendencia, el futuro Duce usurpó con su figura y gestos humorísticos el papel en la historia del extravagante Annunzio.
Comedia con mucha acidez, cargada de mala baba, ahonda en la sociedad italiana y sus miserias con ingenio y mordacidad. Sumándose dos actores cumbres. Gloria Ucrania”!!!