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España España · almeria
Voto de TOM REGAN:
6
Romance. Comedia La joven Sabrina, hija del chofer británico de los poderosos Larrabee, está enamorada del hijo menor de la familia, que coquetea con ella por puro entretenimiento. El padre la envía a Paris, de donde vuelve convertida en una mujer elegante y seductora que trastorna a los dos hermanos Larrabee, tanto al frívolo David como al hermético y adusto Linus. (FILMAFFINITY)
22 de septiembre de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
201/15(20/09/18) Deliciosa a la par que superficial comedia romántica dirigida por Billy Wilder, guionizada por él junto a Ernest Lehman (“Con la muerte en los talones”), y Samuel A. Taylor, sobre una obra teatral de este último, “Sabrina fair” de 1953 (protagonizada Margaret Sullavan en el papel de Hepburn), en lo que es una readaptación moderna del cuento de “La Cenicienta”, en un relato demasiado trivial, al que noto con el freno de mano echado a Wilder en su vis critica-mordaz. El argumento se echa en manos de lo glamuroso, en lo espumoso, ello salpicado con algunos picos donde se deja ver el aguijón wilderiano en situaciones y diálogos punzantes, aunque lejos de sus obras maestras, y es que el nivel es el Olimpo del Cine (“Perdición”, “Días sin huella”, “Sunset Boulevard”,…), al final todo se siente liviano, complaciente y condescendiente, sin dilemas morales, todo una fábula con mensaje buenista que encaja poco con la visión del “Dios” Wilder (que razón tuviste Trueba). Como bien he leído, es un soufflé de bonita apariencia, con una actriz en la cúspide de su belleza, luciendo modelitos impresionantes (por mor de Edith Head y Hubert de Givenchy), donde todo bastantes elementos parecen a medio esbozar, como es sobre todo el romper el techo de cristal de la clase baja hacia la alta, el pasar del garaje a la mansión, pero que esto sea por la Belleza y saber vestir enamorando al “mancebo” del “palacio”, pues ella no parece tener más personalidad que encandilar con su dulzura a todo el que se le acerca, pero más allá de esto el vacío. Wilder arremete con dardos azucarados contra la clase alta, contra su falta escrúpulos (con matrimonios concertados), contra su hedonismo, contra su clasismo, contra su poder de manipulación, pero como digo lo hace de modo blandito. Fue la última película de Wilder lanzada por Paramount Pictures, terminando relación comercial de 12 años con Wilder y la compañía. Película seleccionada para su preservación en el National Film Registry de los Estados Unidos por la Biblioteca del Congreso en 2002. Ganó el Oscar al Mejor Diseño de Vestuario para Edith Head, aunque tuvo más nominaciones: al mejor director - Billy Wilder; a la Mejor Actriz para Audrey Hepburn; a la Mejor Dirección de Arte (Blanco y Negro) para Hal Pereira y Walter Tyler; a la Academia a la mejor fotografía (en blanco y negro) para Charles Lang; y al mejor guión adaptado para Billy Wilder, Samuel A. Taylor y Ernest Lehman. Dio la casualidad de que los tres actores habían sido ganadores recientemente del Oscar recientemente, Bogart en 1951 por "The African Queen", William Holden en 1953 por "Stalag 17" (también por Wilder) y Audrey Hepburn, también en 1953 por "Roman Holiday".

Wilder lo porfía todo a la magia idealizada de un mundo estratificado en que alguien por su elegancia y hermosura salta la barrera los separa, y es ella el centro de las miradas, la espléndida Audrey Hepburn que desborda empatía con el espectador, fotogenia digna de unas pocas elegidas. Es una cinta más enfocada al romanticismo que a la comedia, y esto la hace extraña en la ácida filmografía wilderiana, quedándome la sensación que fue más un encargo que algo escogido por él. La historia desarrolla un triángulo amoroso que evoluciona de modo plúmbeo, tratando temas profundos de forma banal (el suicidio, el mencionado clasismo, la manipulación de los débiles, la codicia como motor de engaños deshumanizadores,…), donde dos hermanos (los Larrabee) a cual más mezquino (por diferentes motivos) terminan alternando con una joven “Patito Feo”, que se transforma tras pasar por París, en un “bello cisne”, y pone en un brete un negocio de caña de azúcar y plásticos irrompibles. Uno de los hermanos, David es un playboy superficial, despreocupado de la empresa familiar, dedicado a sus amoríos, a sus fiestas, y en una de estas entra en su vida S abrina, con la que sufre un flechazo ipso facto, la lleva en coche de la estación a casa, tiene un baile con ella y un compromiso matrimonial concertado (cual los antiguos monarcas para agrandar estados) se pone al borde de la ruptura. William Holden encarna con mucha simpatía y elegancia al rompecorazones mujeriego, su rol es el menos agradecido, quedándose en un cliché; Humphrey Bogart encarna al otro vértice de los hermanos, Linus, tipo frío, adusto, codicioso, amoral, que nunca ha conocido el amor, lo más cerca que ha estado fue que estuvo media hora en el aeropuerto de París en un trasbordo, es el único personaje que tiene un arco de desarrollo, pasando en la fase de seducción falsa a Sabrina de cazador a cazado. El actor en mi modesta opinión lo intenta, pero para mí es un error de casting, un intérprete superlativo, pero que no pega con la angelical Audrey, no me creo su enamoramiento, me resulta forzado y poco natural, que nadie hable de su más que evidente diferencia de edad donde Bogart podría ser el padre, y lo peor es que se nota demasiado. Bogart lo sabía, y así lo manifestó. Inicialmente Cary Grant fue el elegido para el papel, este si hubiera podido bordarlo, como lo hizo nueve años después con la pareja en “Charada”; Audrey Hepburn es el personaje que revoluciona el gallinero de solteros Larrabee, un personaje que se expresa por la fragilidad, ternura y sobre todo gracilidad que transmite, su carácter más allá de ser una enamoradiza-romántica extrema, no tiene más matices, algo plana a mi entender. En lo que se refiere al muy mencionado glamur lo borda, hay que ser de piedra para no caer rendido ante su figura y rostro delicado, pero está falta de profundidad.

Toques Wilder patentes entre otras cosas en el juego que dan elementos simples: Red de tenis, copas de champán, cascar unos huevos, una hamaca, aceitunas, un puro, un sombrero o un paraguas. Además deja Billy algunas frases y diálogos con doble lecturas apetitosas, como el del padre chófer (encarnado por John Williams) con su hija sobre la importancia del cristal que separa al conductor del pasajero.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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