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Voto de TOM REGAN:
7
6,6
864
Drama
En el año 48 A.C., Cleopatra da la bienvenida a Julio César. La llegada del mandatario romano mejorará su posición, a la vez que la de César. Cuando éste muere, Cleopatra se sentirá atraída por Marco Antonio. Su romance será una fuente inagotable de problemas. (FILMAFFINITY)
7 de julio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
262/09(06/07/21) Sugerente film del megalómano Cecil B. DeMille, dirigido y producido (para la Paramount) hace casi 90 años, un espectáculo propio de su visión Kolossal del Séptimo Arte, donde no tiene tanta importancia el guión comno el modo de contarlo, el encandilar al espectador pro la vía rápida de sus sentidos. Revisión de la historia de Cleopatra VII de Egipto, el guión fue escrito por Waldemar Young (“Amame esta noche”) y Vincent Lawrence (“Gentleman Jim”) y se basó en la adaptación de material histórico de Bartlett Cormack basado en hechos históricos libremente dramatizados.. Tweniendo de escaparate a una sensacional Claudette Colbert como la sensual reina Cleopatra, una actuación esplendorosa (muy por encima de la Liz Taylor del remake de 1963), eclipsando al resto de personajes que se le acercan, ello ayudado por el radiante sexy vestuario que luce, con esa imagen con una peluca de cabello moreno lacio. Hablar de versatilidad y uso del talento, sabiendo modular su expresividad en cada momento, desde el amor, la ilusión, la frustración, o la desilusión (genial en el tramo en que habla con Julio Cesar sabiendo ella que hay alguien [Pothinos] con aviesas intenciones tras una cortina, y como acaba, Homérica), ello con una fisicidad gestual cautivadora y una miradaq con esos grandes ojos que te hipnotizan. La actriz gala venía de hacer de la formidable emperatriz Poppea, esposa de Nerón a las órdenes del propio DeMille en otro péplum como “La señal de la cruz” (1932), lo que le valió ser la opción para la mítica reina del Nilo, y en este 1934 se encontraba en el zenit de su carrera este año 1934, en el que apareció en tres de las películas nominadas al Oscar, "Cleopatra", "Sucedió una noche", por la que ganó el Oscar e "Imitación de la vida", todas de diferentes géneros y en todas brillando la actriz. A su lado intentan hacerse un hueco Warren William como un calculador y pragmático Julio César y Henry Wilcoxon como un pasional e impulsivo Marco Antonio.
Es un film imbuido de la corriente artística en boga entonces como era el Art Decó (que se lo digan al Edificio Chrysler terminado en 1930), con unos fastuosos decorados creados por el gran Hans Dreier (20 veces nominado al Oscar, y ganador de tres estatuillas: “El pirata y la dama”, “Sunset Boulevard” y “Sansón y Dalila”), ampulosos escenarios que denotan falsedad (ejemplo el barco de Cleopatra en la escena de la seducción a Marco Antonio), pero transpiran opulencia desmesurada, se rueda en los platós de Paramount Studios-Hollywood (y en unos pocos exteriores de El Segundo y Muroc en California), donde el movimiento de masas elegante era una marca del legendario productor (emplea a 8.000 extras); ello en miscelánea con el glorioso atuendo creado por el no acreditado Travis Banton (“El Expreso de Shanghái” o “El proceso Paradine”), arrolladoramente erótica en el caso de Cleopatra y su séquito (nada realista de rubias), dejando poco a la imaginación con vestidos idealizando la beldad del cuerpo femenino (marca del director); todo esto filtrado por la oscarizada fotografía en glorioso b/n de Victor Milner (“El desfile del amor” o “La policía montada del Canadá”), enalteciendo cada toma general cual cuadro modernista, ensalzando la figura de la bella Colbert, con primeros planos que la encumbran cual mito, con gráciles movimientos de grúa, proyectando al lujuria de muchas de las secuencias ; Además es reseñable la envolvente música de Rudolph George Kopp (“El expreso de Shanghái” o “La calle del Misterio”).
La historia resulta un melodrama romántico en su intimismo que roza lo cursi, donde el amor surge por combustión espontánea, ósea, por imperativo del guión, a toda prisa. Cleopatra conoce a Julio Cesar en la clásica escena de la alfombra y zas, el amor brota entre ambos, es asesinado Julio Cesar, vemos triste a Cleopatra, y a la siguiente escena ya está seduciendo a su nuevo amor Marco Antonio, todo sucede a toda prisa, sin poder orgánico gradual que haga creíble el amor, esto que hace que el ritmo sea fluido, que nunca se estanquen los sucesos, repercute en una delineación superficial de los personajes, punteados en modo estereotipo sus caracteres. Pero esto seguro no importaba a DeMille, que lo porfiaba todo a su sentido del espectáculo, creando escenas de calado sensorial, donde se mezcla lo apabullante visual con la inherente sexualidad que rezuman muchas de las secuencias, propio del enfoque del productor de la decadencia romana en sus bacanales hedonistas.
La escena que ha quedado probablemente como la simbólica del film es la grandiosa dela seducción de Cleopatra a Marco Antonio en su goleta egipcia, a donde llega iracundo el tótem romano con un par de grandes dogos, allí le espera una hermosa reina tumbada sobre un enorme diván, allí en medio de decenas de siervos paulatinamente Marco queda prendado del magnetismo de Cleopatra, cual mosca se va enredado en las redes de esta ‘sensual araña’, ello con el ofrecimiento de un espectáculo anacrónico, pero sexy con mujeres vestidas de gatas peleando entre ellas, o como sacan ostras del Nilo con una gran red en la que hay varias lindas mujeres ofreciendo el molusco a la pareja, todo un juego de atracción adelantado a su tiempo que milagrosamente se saltó la censura (Código Hays), con el culmen teatral-operístico de cuando se besan los nuevos amantes los siervos cubren la escena con una gran lona con un fornido negro de guardia con un espadón, y la cámara se va alejando y vemos desde el fondo como los remeros reman y unas trompetas se elevan (alegoría fálica?).
Es un film imbuido de la corriente artística en boga entonces como era el Art Decó (que se lo digan al Edificio Chrysler terminado en 1930), con unos fastuosos decorados creados por el gran Hans Dreier (20 veces nominado al Oscar, y ganador de tres estatuillas: “El pirata y la dama”, “Sunset Boulevard” y “Sansón y Dalila”), ampulosos escenarios que denotan falsedad (ejemplo el barco de Cleopatra en la escena de la seducción a Marco Antonio), pero transpiran opulencia desmesurada, se rueda en los platós de Paramount Studios-Hollywood (y en unos pocos exteriores de El Segundo y Muroc en California), donde el movimiento de masas elegante era una marca del legendario productor (emplea a 8.000 extras); ello en miscelánea con el glorioso atuendo creado por el no acreditado Travis Banton (“El Expreso de Shanghái” o “El proceso Paradine”), arrolladoramente erótica en el caso de Cleopatra y su séquito (nada realista de rubias), dejando poco a la imaginación con vestidos idealizando la beldad del cuerpo femenino (marca del director); todo esto filtrado por la oscarizada fotografía en glorioso b/n de Victor Milner (“El desfile del amor” o “La policía montada del Canadá”), enalteciendo cada toma general cual cuadro modernista, ensalzando la figura de la bella Colbert, con primeros planos que la encumbran cual mito, con gráciles movimientos de grúa, proyectando al lujuria de muchas de las secuencias ; Además es reseñable la envolvente música de Rudolph George Kopp (“El expreso de Shanghái” o “La calle del Misterio”).
La historia resulta un melodrama romántico en su intimismo que roza lo cursi, donde el amor surge por combustión espontánea, ósea, por imperativo del guión, a toda prisa. Cleopatra conoce a Julio Cesar en la clásica escena de la alfombra y zas, el amor brota entre ambos, es asesinado Julio Cesar, vemos triste a Cleopatra, y a la siguiente escena ya está seduciendo a su nuevo amor Marco Antonio, todo sucede a toda prisa, sin poder orgánico gradual que haga creíble el amor, esto que hace que el ritmo sea fluido, que nunca se estanquen los sucesos, repercute en una delineación superficial de los personajes, punteados en modo estereotipo sus caracteres. Pero esto seguro no importaba a DeMille, que lo porfiaba todo a su sentido del espectáculo, creando escenas de calado sensorial, donde se mezcla lo apabullante visual con la inherente sexualidad que rezuman muchas de las secuencias, propio del enfoque del productor de la decadencia romana en sus bacanales hedonistas.
La escena que ha quedado probablemente como la simbólica del film es la grandiosa dela seducción de Cleopatra a Marco Antonio en su goleta egipcia, a donde llega iracundo el tótem romano con un par de grandes dogos, allí le espera una hermosa reina tumbada sobre un enorme diván, allí en medio de decenas de siervos paulatinamente Marco queda prendado del magnetismo de Cleopatra, cual mosca se va enredado en las redes de esta ‘sensual araña’, ello con el ofrecimiento de un espectáculo anacrónico, pero sexy con mujeres vestidas de gatas peleando entre ellas, o como sacan ostras del Nilo con una gran red en la que hay varias lindas mujeres ofreciendo el molusco a la pareja, todo un juego de atracción adelantado a su tiempo que milagrosamente se saltó la censura (Código Hays), con el culmen teatral-operístico de cuando se besan los nuevos amantes los siervos cubren la escena con una gran lona con un fornido negro de guardia con un espadón, y la cámara se va alejando y vemos desde el fondo como los remeros reman y unas trompetas se elevan (alegoría fálica?).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
También quedan en la retina la entrada en escena de Cleopatra junto a Julio Cesar emergiendo de una alfombra; La entrada victoriosa de Julio Cesar y Cleopatra en Roma, en loor de multitudes; El legendario magnicidio de Julio Cesar (con el clásico: ‘Tu también Bruto?); El anuncio en la plaza del senado del asesinato de Julio Cesar; La secuencia en que Cleopatra sibilinamente intenta envenenar a Marco Antonio con maquiavélico plan en una noche supuestamente romántica, acabadno todo con ella impidiéndolo ante el ímpetu pro-egipcio del romano; Está el tramo de una edición de varias batallas entre romanos y egipcios, un collage de secuencias que no me creo se filmaran ex proceso para la cinta, pues les hgubieran dado más importancia, igual me equivoco, pero seguro son recicladas de otras anteriores producciones. Destaca la batalla naval de Accio con el choque de navíos, con alguna toma brillante submarina, o esa gran rueda con púas aplastando a soldados con rostros desgarradores, en lo que es una marca del director en mostrar sutilmente el sadismo humano; Y me quedo también con esa última toma de los romanos entrando con un ariete en el palacio de Cleopatra y ella recibiéndolos sentada de modo flemático y bella en su trono (poco antes se ha envennenado con una serpiente en su pecho).
Debido al miedo de Colbert a las serpientes, DeMille pospuso la escena de su muerte el mayor tiempo posible. En el momento del rodaje, entró al plató con una boa constrictor envuelta alrededor de su cuello y le entregó a Colbert una pequeña serpiente de jardín.
El 1 de julio de 1934, el Código de la Producción Cinematográfica comenzaron a ser rígidamente forzada y ampliado por Joseph Breen. Las películas de talkie realizadas antes de esa fecha generalmente se denominan películas "precódigo". Sin embargo, DeMille pudo salirse con la suya usando imágenes más atrevidas de las que podría hacer en sus producciones posteriores. Él abre la película con una esclava aparentemente desnuda, pero estratégicamente iluminada sosteniendo un quemador de incienso en cada mano mientras el título aparece en la pantalla.
En la séptima entrega de los Oscar fue la primera película de DeMille en recibir una nominación a Mejor Película. Victor Milner ganó el Premio de la Academia a la Mejor Fotografía. Fue nominada para cuatro premios más: Mejor producción (Paramount), Mejor asistente de dirección (Cullen Tate), Mejor montaje de película (Anne Bauchens) y Mejor grabación de sonido (Franklin Hansen); En 2002, el American Film Institute nominó a Cleopatra para la lista de 100 años ... 100 pasiones de la AFI.
Film que con sus carencias, me ha sido en sus picos sugestionable y atractivo, aun con sus taras evidentes, incluso mejor que la aparatosa versión que de Joseph Mankiewicz de 1963 con Liz Taylor a en una epopeya que casi lleva a la bancarrota a 20th Century Fox. Fuerza y honor!!!
Debido al miedo de Colbert a las serpientes, DeMille pospuso la escena de su muerte el mayor tiempo posible. En el momento del rodaje, entró al plató con una boa constrictor envuelta alrededor de su cuello y le entregó a Colbert una pequeña serpiente de jardín.
El 1 de julio de 1934, el Código de la Producción Cinematográfica comenzaron a ser rígidamente forzada y ampliado por Joseph Breen. Las películas de talkie realizadas antes de esa fecha generalmente se denominan películas "precódigo". Sin embargo, DeMille pudo salirse con la suya usando imágenes más atrevidas de las que podría hacer en sus producciones posteriores. Él abre la película con una esclava aparentemente desnuda, pero estratégicamente iluminada sosteniendo un quemador de incienso en cada mano mientras el título aparece en la pantalla.
En la séptima entrega de los Oscar fue la primera película de DeMille en recibir una nominación a Mejor Película. Victor Milner ganó el Premio de la Academia a la Mejor Fotografía. Fue nominada para cuatro premios más: Mejor producción (Paramount), Mejor asistente de dirección (Cullen Tate), Mejor montaje de película (Anne Bauchens) y Mejor grabación de sonido (Franklin Hansen); En 2002, el American Film Institute nominó a Cleopatra para la lista de 100 años ... 100 pasiones de la AFI.
Film que con sus carencias, me ha sido en sus picos sugestionable y atractivo, aun con sus taras evidentes, incluso mejor que la aparatosa versión que de Joseph Mankiewicz de 1963 con Liz Taylor a en una epopeya que casi lleva a la bancarrota a 20th Century Fox. Fuerza y honor!!!