327/34(28/09/09) Muy buen guión de Adolfo Aristarain en lo que fue su debut en la realización, los medios técnicos son penosos, de lastima. Una historia de personajes atormentados en el que el botín de un robo se convierte en el detonador de lo peor y de mejor de cada uno. Dos tipos realizan un robo y dejan el dinero escondido, y lo encuentra Bruno (Julio De Gracia) un perdedor que sueña con el gran negocio que lo saque de una mísera vida, separado de una mujer a la que aún ama, y se encuentra con que los billetes están marcados, con lo cual debe buscar a alguien que se los blanquee, mientras los ladrones lo buscan. Este es el pretexto para que veamos como las personas reaccionan en condiciones extremas de presión. Los actores realizan unos trabajos magníficos que ayudan a trasladarte la atmósfera enfermiza, pero en lo que flaquea es en los medios, mal montaje, las escenas de acción resultan irrisorias, la falta de presupuesto es por momentos patética. De lo más destacable del film es una frase que suelta uno de los personajes, gloriosa, demuestra Aristarain lo maestro que es del guión, < Un tipo que se levanta por la mañana, se lava la cara, le da un beso a su mujer y sale corriendo porque tiene miedo de perder el tren y llegar tarde a la oficina, y que lo echen del empleo, es menos interesante, mucho menos interesante que el tipo que se levanta a las dos de la tarde, se prepara un trago, le da un beso a la mujer de otro y pierde el tren>, la suelta Mario (Arturo Maly), antológica. Recomendable a los que gusten de dramas al límite. Fuerza y honor!!!