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Voto de TOM REGAN:
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Drama
Realizada para conmemorar el décimo aniversario de la Revolución de Octubre de 1917, narra los acontecimientos ocurridos en San Petersburgo, desde entonces Leningrado, a través de las vicisitudes de un campesino que llega a la ciudad intentando escapar de la miseria y del hambre. (FILMAFFINITY)
8 de diciembre de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
282/02(04/12/17) Interesante film realizado por el ruso Vsevolod Pudovkin, junto a Sergei M. Eisentein el más afamado director de cine de la era soviética, film producido para conmemorar los 10 años de la Revolución de Octubre, siendo parte central de la llamada trilogía revolucionaria junto a la anterior, su ópera prima “Madre” (1926), y la posterior “Tormenta sobre Asia” (1928). Esta es un vehículo propagandístico puesto al servicio de la causa aún joven comunista de ensalzar los para-bienes de la fuerza comunal y de arremeter contra el capitalismo salvaje y6 deshumanizado que solo busca l beneficio de unos pocos en perjuicio de muchos, explicando (a su manera) por que los bolcheviques llegaron al poder, abarcando el período comprendido entre 1913 y 1917, siendo llamativo que no hay figuras de los lideres que comandaron el levantamiento del proletariado. Cuenta la toma de conciencia por parte de un obrero corriente que poco a poco haya las motivaciones para unirse a la Revolución, argumento que seguía la línea emprendida anteriormente por Pudovkin en "La madre" y que culminaría en "Tempestad sobre Asia"; en todas ellas es un personaje anónimo el que, empujado por los acontecimientos y la realidad circundantes, acaba asumiendo el proyecto revolucionario y convirtiéndose en un héroe, o heroína, del mismo. Pudovkin influenciado por el Tótem Eisenstein y por Griffith utiliza para emitir con poderosa fuerza su unidireccional mensaje (abstraído de sutilezas) todo un arsenal de recursos nacidos de la edición, aplicando un nervio de expresividad rabioso, ello con cortes de contrastes, de asociación alegórica, por paralelismo temporal, creando un crisol de situaciones enérgicas y neurálgicas.
Un campesino (Ivan Chuvelyov) tras las penurias padecidas en la vida rural decide emigrar a la industrial San Petersburgo para obtener empleo. Vivirá en la humilde casa de un pariente (Aleksandr Chistyakov) y su esposa (Vera Baronovskaya), trabajará en una fábrica, las condiciones de trabajo allí son severas.
Ejemplo notorio de cine agitprop soviética, (propaganda de agitación o agitación y propaganda) estrategia política, generalmente de tendencia comunista, difundida a través del arte o la literatura, usando como métodos la agitación y la propaganda para influir sobre la opinión pública y de este modo obtener réditos políticos. Narra con pulso firme varios de los gérmenes que propiciaron la Revolución Rusa, desde la Revolución Industrial que llevó al colapso del campesinado, a como las zonas rurales sufrieron emigración a las grandes ciudades, y allí estos como obreros de la maquinaria capitalista fueron oprimido, tanto que propiciaron huelgas y levantamientos que ponían en peligro la estabilidad de las instituciones del Imperio Ruso, y entonces los gobernante idearon que nada mejor que una guerra para unir en un objetivo común a la nación y con ello que se olviden de los problemas obreros, sin importar que luchen en una guerra que no tiene sentido.
En la primera parte de la historia Pudovkin hace un análisis de estos mencionados orígenes, mostrando la dureza de la vida en el campo, ejemplo de esto es el intertítulo "aunque su mujer muera... tiene que arar", muestra estos en contrapicados para elevar su heroísmo de modo metafórico, unirlos con el cielo infinito, con miradas fijas en el utópico horizonte, símil de buscar un futuro mejor. Luego como la gran ciudad se convierte en un nido de fábricas ávidas de obreros que las pongan en funcionamiento. Cuando el campesino (anónimo, utilizado como símbolo de todos) llega a San Petersburgo junto a su madre, se les muestra con la cámara desde arriba, ello para enmarcar su soledad entre la urbe despersonalizada, calles vacías que les reciben con frialdad, edificios enormes, la cúpula de la Catedral de San Isaac, y sobre todo la mirada inerte de la estatua del Zar Nicolás I, ello expresado en un montaje vibrante, deambulan por un desierto que parece asfixiarlos desde su arribada, dos insignificancias. Y el protagonista se verá arrastrado en luchas del proletariado, con huelgas motivadas por las penosas condiciones laborales, derivadas del afán despótico-capitalista de los empresarios, epítome de esto la bolsa y sus especuladores brokers, vistos a través de la lente de Pudovkin hábilmente como una masa informe (algo homenajeado por Berlanga en su maravillosa “Bienvenido Mr. Marshall”, 1953), vemos el clandestino en que se organizan los obreros sindicales, el modo desalmado en que los empresarios deciden sustituirlos por esquiroles, y estos el realizador los muestra de modo humanizador, les otorga alma, sin caer en el simplismo de ponerlos como los malos, todos (huelguistas y esquiroles) son víctimas del sistema que utiliza a las clases bajas como peones necesarios pero sustituibles.
La segunda parte: Abarcaría desde que el protagonista es enviado a la Gran Guerra y tiene que dejar San Petersburgo. La entrada de Rusia en la guerra a modo de cortina de humo para entretener a las masas con un modo unión (torticera) patriótica, maravillosas las escenas de la partida dl ejército a la guerra al grito (por los intertítulos) "En nombre de zar! En nombre de la patria! En nombre del dinero!", el sacrificio inútil de millones para defender el dinero de unos pocos… (sigue en spoiler)
Un campesino (Ivan Chuvelyov) tras las penurias padecidas en la vida rural decide emigrar a la industrial San Petersburgo para obtener empleo. Vivirá en la humilde casa de un pariente (Aleksandr Chistyakov) y su esposa (Vera Baronovskaya), trabajará en una fábrica, las condiciones de trabajo allí son severas.
Ejemplo notorio de cine agitprop soviética, (propaganda de agitación o agitación y propaganda) estrategia política, generalmente de tendencia comunista, difundida a través del arte o la literatura, usando como métodos la agitación y la propaganda para influir sobre la opinión pública y de este modo obtener réditos políticos. Narra con pulso firme varios de los gérmenes que propiciaron la Revolución Rusa, desde la Revolución Industrial que llevó al colapso del campesinado, a como las zonas rurales sufrieron emigración a las grandes ciudades, y allí estos como obreros de la maquinaria capitalista fueron oprimido, tanto que propiciaron huelgas y levantamientos que ponían en peligro la estabilidad de las instituciones del Imperio Ruso, y entonces los gobernante idearon que nada mejor que una guerra para unir en un objetivo común a la nación y con ello que se olviden de los problemas obreros, sin importar que luchen en una guerra que no tiene sentido.
En la primera parte de la historia Pudovkin hace un análisis de estos mencionados orígenes, mostrando la dureza de la vida en el campo, ejemplo de esto es el intertítulo "aunque su mujer muera... tiene que arar", muestra estos en contrapicados para elevar su heroísmo de modo metafórico, unirlos con el cielo infinito, con miradas fijas en el utópico horizonte, símil de buscar un futuro mejor. Luego como la gran ciudad se convierte en un nido de fábricas ávidas de obreros que las pongan en funcionamiento. Cuando el campesino (anónimo, utilizado como símbolo de todos) llega a San Petersburgo junto a su madre, se les muestra con la cámara desde arriba, ello para enmarcar su soledad entre la urbe despersonalizada, calles vacías que les reciben con frialdad, edificios enormes, la cúpula de la Catedral de San Isaac, y sobre todo la mirada inerte de la estatua del Zar Nicolás I, ello expresado en un montaje vibrante, deambulan por un desierto que parece asfixiarlos desde su arribada, dos insignificancias. Y el protagonista se verá arrastrado en luchas del proletariado, con huelgas motivadas por las penosas condiciones laborales, derivadas del afán despótico-capitalista de los empresarios, epítome de esto la bolsa y sus especuladores brokers, vistos a través de la lente de Pudovkin hábilmente como una masa informe (algo homenajeado por Berlanga en su maravillosa “Bienvenido Mr. Marshall”, 1953), vemos el clandestino en que se organizan los obreros sindicales, el modo desalmado en que los empresarios deciden sustituirlos por esquiroles, y estos el realizador los muestra de modo humanizador, les otorga alma, sin caer en el simplismo de ponerlos como los malos, todos (huelguistas y esquiroles) son víctimas del sistema que utiliza a las clases bajas como peones necesarios pero sustituibles.
La segunda parte: Abarcaría desde que el protagonista es enviado a la Gran Guerra y tiene que dejar San Petersburgo. La entrada de Rusia en la guerra a modo de cortina de humo para entretener a las masas con un modo unión (torticera) patriótica, maravillosas las escenas de la partida dl ejército a la guerra al grito (por los intertítulos) "En nombre de zar! En nombre de la patria! En nombre del dinero!", el sacrificio inútil de millones para defender el dinero de unos pocos… (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
… Entonces los acontecimientos revolucionarios se desbordan al intentar retorcer y apretar a las clases bajas estas terminaran explotando. En este tramo se pierde la individualidad enfocada hasta entonces en el campesino, ahora la coralidad se hace patente, es el bulbo general es el motor que se revuelve contra el “tiránico” poder, esto como símbolo comunista de unión del pueblo llano sin fisuras. Alterna de modo entusiasta (por el mensaje que emite) la desgarradora ( con imágenes de enorme realismo) guerra en las trincheras, esto mezclado con imágenes de como en la retaguardia los “viles especuladores” de la bolsa como se aprovechan del conflicto y continúan engordando sus dividendos, los cadáveres se acumulan, las asquerosas trincheras inundadas de agua, las cargas suicidas por tierra de nadie embarrada, "Hemos estado en guerra durante tres años, y ni siquiera sé por lo que estamos luchando" dice un soldado lastimeramente. Vemos las consecuencias primeras dela ebullición febril del posible alzamiento popular, esto deriva en el derrocamiento del Zar Nicolás, y la toma del poder del liberal Kérenski en la Revolución de Febrero, esto visto de modo impersonal, en la lejanía, queriendo no mostrar los rostros de estos considerados por el posterior régimen soviético más de lo mismo, y por tanto traidores a su causa. Hasta desembocar todo en el tramo que da título al film, la caída de la ciudad de los canales.
Pudovkin maneja en la primera mitad los rostros individuales a modo de identificarnos con el sufrimiento personal, pero estos representando (para ello el recurso de no ponerles nombre) a todos los sufridores de las clases bajas, y de cómo estos no son más que uno más entre los infinitos padecedores de la opresión, exponiendo de como este sentimiento común les hace unirse solidariamente en un objetivo.
Pudovkin maneja con enorme sentido emocional varios recursos fílmicos, sobresaliendo el fascinante trabajo de edición de Aleksandr Dovzhenko (“Arsenal” o “Tierra”), manejando los tiempos de modo flexible, así como asociaciones de ideas (las constantes imágenes de cielos nublados que pasan raudas, a modo de que los nubarrones, que es el capitalismo, pasaran para dejar paso a la luz que son los soviéticos) , o las contraposiciones, ello en pos de remover las conciencias del espectador, también el director dilata o acelera el ritmo de modo enervador, ello con una formidable cinematografía de Anatoli Golovnya (La Madre” o “Tempestad sobre Asia”), jugando con los primeros planos sufrientes alternando con planos generales de las masas, sabiendo colocar el objetivo de modo excelente en alto para veamos el Infierno de la guerra.
Por supuesto que la cinta es un puro artificio panfletario maniqueista político, donde la sutiliza o complejidad del mensaje están ausentes, aquí no caben los grises, es todo o blanco o negro, o buenos muy buenos (las clases bajas) o malos muy malos (los empresarios y gobernantes), despersonaliza de cara a los “malos” para no dar cabida a mínima empatización, mientras surte de rostros a los “héroes” obreros y clases bajas.
Curioso que en 1937 se hiciera un film sobre el anti-belicismo de la URSS, cuando fue de todo menos eso, con guerras contra Polonia, contra Finlandia, y sobre todo con su alianza con la Alemania nazi en 1938, en el que se repartieron como buitres el país polaco en 1939.
En conjunto queda una apreciable y estimable propuesta que sirve a modo de pedagogía antropológica sobre cómo trabajan los regímenes totalitarios para adoctrinar a sus ciudadanos, ello con recursos estilísticos encomiables en su poderío expresivo enardecedor. Fuerza y honor!!!
Pudovkin maneja en la primera mitad los rostros individuales a modo de identificarnos con el sufrimiento personal, pero estos representando (para ello el recurso de no ponerles nombre) a todos los sufridores de las clases bajas, y de cómo estos no son más que uno más entre los infinitos padecedores de la opresión, exponiendo de como este sentimiento común les hace unirse solidariamente en un objetivo.
Pudovkin maneja con enorme sentido emocional varios recursos fílmicos, sobresaliendo el fascinante trabajo de edición de Aleksandr Dovzhenko (“Arsenal” o “Tierra”), manejando los tiempos de modo flexible, así como asociaciones de ideas (las constantes imágenes de cielos nublados que pasan raudas, a modo de que los nubarrones, que es el capitalismo, pasaran para dejar paso a la luz que son los soviéticos) , o las contraposiciones, ello en pos de remover las conciencias del espectador, también el director dilata o acelera el ritmo de modo enervador, ello con una formidable cinematografía de Anatoli Golovnya (La Madre” o “Tempestad sobre Asia”), jugando con los primeros planos sufrientes alternando con planos generales de las masas, sabiendo colocar el objetivo de modo excelente en alto para veamos el Infierno de la guerra.
Por supuesto que la cinta es un puro artificio panfletario maniqueista político, donde la sutiliza o complejidad del mensaje están ausentes, aquí no caben los grises, es todo o blanco o negro, o buenos muy buenos (las clases bajas) o malos muy malos (los empresarios y gobernantes), despersonaliza de cara a los “malos” para no dar cabida a mínima empatización, mientras surte de rostros a los “héroes” obreros y clases bajas.
Curioso que en 1937 se hiciera un film sobre el anti-belicismo de la URSS, cuando fue de todo menos eso, con guerras contra Polonia, contra Finlandia, y sobre todo con su alianza con la Alemania nazi en 1938, en el que se repartieron como buitres el país polaco en 1939.
En conjunto queda una apreciable y estimable propuesta que sirve a modo de pedagogía antropológica sobre cómo trabajan los regímenes totalitarios para adoctrinar a sus ciudadanos, ello con recursos estilísticos encomiables en su poderío expresivo enardecedor. Fuerza y honor!!!