Media votos
6,5
Votos
5.748
Críticas
5.249
Listas
10
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de TOM REGAN:
7
16 de marzo de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
47/03(03/03/20) Atractiva propuesta del combativo políticamente Elio Petri, sátira que termina excediéndose, en muchos momentos se reitera, pero en su desarrollo destila ácido humor negro arremete contra el sistema policial italiano, al que se ataca de modo bufo, tildándolo de corrupto y despótico cual pintor que en varias situaciones el pincel se torna en brocha gorda. Petri es activista izquierdista como el protagonista Gian Maria Volonté, y se nota demasiado en su uni-dirección (aunque tiene algun pellizco contra los grupos marxistas), donde se hace una alegoría sobre que la asunción de la autoridad absoluta convierte el sistema en una autarquía intocable, propagando que el poder corrompe primero y luego enloquece, pero esta idea se estira en situaciones esperpénticas, enmarcado temporalmente en una corriente de cine ‘agitprop’ (“El conformista”, “Detenido en espera de juicio”, “La clase obrera va al paraíso”, o “Salvatore Giuliano”), con incidentes inspirados en movimientos de protesta reales así como acciones terroristas e interrogatorios violentos, cruzando su historia central del asesinato de una bella mujer con las revueltas ‘rojas’ en la calle. Salió a los cines en febrero de 1970 poco después de la masacre (17 muertos y 88 heridos) en Piazza Fontana (12/12/1969), que provocó la detención y posterior muerte del anarquista Giuseppe Pinelli (15/12/1969) mientras era interrogado (cayó por una ventana desde un cuarto piso [¿?] de la comisaría de policía) y el arresto de Pietro Valpreda acusado de la mencionada masacre. El claro posicionamiento político contra la policía ("Quería hacer una película contra la policía, pero a mi manera", dice Elio Petri) del film provocó denuncias para que se prohibiera (a pesar de que comenzó con el enunciado sobreimpresionado: "Cualquier referencia a personas o hechos es puramente accidental"), el fiscal Giovanni Caizzi (mismo que más tarde dio vía libre a “Las mil y una noches” de Pasolini), no accedió a dar pie a la imputación, derivando en gran éxito taquillero. Nacida con el origen de la idea de Dostoievski del asesino que desafía la justicia (“Crimen y castigo”), derivando en el relato de cómo un alto mando policial (sin más nombre que ‘Jefe), que asesina a su bella amante (encarnada por la hermosa Florinda Balkan), no termina sabiéndose bien porque, si por arrogancia al pensar que es intocable incluso dejando pistas que lo incriminan, o por que la mujer ataca su virilidad, o las dos cosas juntas. Argumento que mezcla thriller psicológico, cine negro, cine social, humor oscuro, todo con algún desequilibrio, para en el rush final caer en lo freudiano-kafkiano, reforzado esto último por la cita final del escritor checo Franz Kafka, “El juicio es la guinda rancia del pastel”. Ganadora del Oscar a Mejor película extranjera, así como una nominación al mejor guión original para los Oscar del año siguiente.
El comienzo resulta perturbador. Bajo acordes de música desenfadada, el protagonista está frente a un edificio en la calle, mantiene un duelo de miradas con una bella mujer (Augusta Terzi encarnada por Florinda Balkan) que le sonríe pícaramente, está en un piso tras el velo de una cortina, el hombre mira unas inscripciones talladas en el edificio, ‘Scienza” y ‘Giustizia’. Tras esto sube al encuentro de la mujer, que lo espera con un sensual vestido de tul negro. Ella lo abraza y le pregunta: "Cómo vas a matarme esta vez?" Él responde: "Te voy a cortar tu garganta", en lo que luego en flash-backs nos enteramos es un juego fetichista de recreación de asesinatos, pero esta vez él lo dice de verdad.
Mediante sinuosos flash-back nos enteramos de la malsana relación que existía entre “Il Dottore” y Augusta, entre ellos se establecen juegos de dominación, de sumisión, cercanos a la necrofilia, con la excusa de la recreación de crímenes. Además él diserta sobre su poder deidífico en la policía. La relación gradualmente hace que cambien las tornas de la sumisión de ella, a ser Augusta la que manipule a él, haciéndole que piense en ir más lejos en sus pensamientos de ser superior por encima del Bien y del Mal, ello picándolo con una supuesta frustración sexual/impotencia para satisfacerla.
Il Dottore estira al máximo el juego del gato y el ratón, donde la sensación que da es que el protagonista intenta demostrar que es omnipotente e intocable, nadie puede sospechar de él (de ahí el título) aunque sea lo más obvio con las pistas dejadas. Ello en un desarrollo fluido, con mucho de humor negro en el modo en que juega el protagonista con sus subordinados, o el modo fachoso en que interroga, o con esos retorcidos montajes en que se empareja el sadismo en los interrogatorios con las violentas relaciones sexuales de ‘Il Dottore’ con Augusta. Para al final desembocar en un giro extraño, en una conclusión abierta a interpretaciones, en clara sintonía con este relato kafkiano, que veo como la otra cara de la moneda de “El proceso”, pues en esta obra del checo un hombre sufría una odisea existencial por una acusación que nunca se sabía el motivo, y aquí el protagonista es un culpable que por mucho que intenta ser acusado no lo es.
La historia entremezcla las pesquisas por el asesinato y la subtrama de persecuciones policiales a revolucionarios políticos de izquierdas. Es aquí donde sutilmente (¿?) Petri quiere hacer valer su mensaje, pues por un lado muestra a la policía como ente todopoderoso (aunque corrupto, despótico, torturador, fascistoide,…), claramente los villanos de la función; frente a la ‘porra’ (policía) de los poderosos está la plebe, gente que intenta compenetrarse con ellos (Augusta) o bien es manipulada (el fontanero), o se rebela contra ellos (Antonio Pace). En este grupo está la gente de izquierdas, los que se revuelven violentamente contra el sistema que les oprime. El director critica también a estos por su poca cohesión y su polarización, eso cuando hace que un policía diga: "Después de dos horas, ya se han dividido en cuatro grupos".
El comienzo resulta perturbador. Bajo acordes de música desenfadada, el protagonista está frente a un edificio en la calle, mantiene un duelo de miradas con una bella mujer (Augusta Terzi encarnada por Florinda Balkan) que le sonríe pícaramente, está en un piso tras el velo de una cortina, el hombre mira unas inscripciones talladas en el edificio, ‘Scienza” y ‘Giustizia’. Tras esto sube al encuentro de la mujer, que lo espera con un sensual vestido de tul negro. Ella lo abraza y le pregunta: "Cómo vas a matarme esta vez?" Él responde: "Te voy a cortar tu garganta", en lo que luego en flash-backs nos enteramos es un juego fetichista de recreación de asesinatos, pero esta vez él lo dice de verdad.
Mediante sinuosos flash-back nos enteramos de la malsana relación que existía entre “Il Dottore” y Augusta, entre ellos se establecen juegos de dominación, de sumisión, cercanos a la necrofilia, con la excusa de la recreación de crímenes. Además él diserta sobre su poder deidífico en la policía. La relación gradualmente hace que cambien las tornas de la sumisión de ella, a ser Augusta la que manipule a él, haciéndole que piense en ir más lejos en sus pensamientos de ser superior por encima del Bien y del Mal, ello picándolo con una supuesta frustración sexual/impotencia para satisfacerla.
Il Dottore estira al máximo el juego del gato y el ratón, donde la sensación que da es que el protagonista intenta demostrar que es omnipotente e intocable, nadie puede sospechar de él (de ahí el título) aunque sea lo más obvio con las pistas dejadas. Ello en un desarrollo fluido, con mucho de humor negro en el modo en que juega el protagonista con sus subordinados, o el modo fachoso en que interroga, o con esos retorcidos montajes en que se empareja el sadismo en los interrogatorios con las violentas relaciones sexuales de ‘Il Dottore’ con Augusta. Para al final desembocar en un giro extraño, en una conclusión abierta a interpretaciones, en clara sintonía con este relato kafkiano, que veo como la otra cara de la moneda de “El proceso”, pues en esta obra del checo un hombre sufría una odisea existencial por una acusación que nunca se sabía el motivo, y aquí el protagonista es un culpable que por mucho que intenta ser acusado no lo es.
La historia entremezcla las pesquisas por el asesinato y la subtrama de persecuciones policiales a revolucionarios políticos de izquierdas. Es aquí donde sutilmente (¿?) Petri quiere hacer valer su mensaje, pues por un lado muestra a la policía como ente todopoderoso (aunque corrupto, despótico, torturador, fascistoide,…), claramente los villanos de la función; frente a la ‘porra’ (policía) de los poderosos está la plebe, gente que intenta compenetrarse con ellos (Augusta) o bien es manipulada (el fontanero), o se rebela contra ellos (Antonio Pace). En este grupo está la gente de izquierdas, los que se revuelven violentamente contra el sistema que les oprime. El director critica también a estos por su poca cohesión y su polarización, eso cuando hace que un policía diga: "Después de dos horas, ya se han dividido en cuatro grupos".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La cinta tiene el defecto de convertirse en una farsa que esboza situaciones, donde la complejidad queda inexistente en su tono burlesco e hiriente al estamento policial, que puede tener desmanes, pero el modo de arremeter contra ellos pierde fuerza en medio de la sátira cuasi-bizarra.
La puesta en escena destaca por una cinematografía de Luigi Kuveiller (“La aventura”) que resalta la figura de ‘Il Dottore’, con primeros planos que resaltan su vigorosa expresividad, así como se le toma en contrapicados para ensalzar su carácter ‘Big Than Life’, enfatizado esto con zooms dramáticos; Como también es reseñable la marcada música del maestro Ennio Morricone (“Hasta que llegó su hora” o “La Misión), con alegres melodías de piano, arpa y clavicordio, que bañan de toques cínicos los fotogramas.
Gian Maria Volonté da vida a ‘Il Dottore’, lo hace con un vigor y electricidad arrollador, cual palomo hincha el pecho para declamar demagógicamente, se cree un diosecillo, epítome su frase mussoliniana, "La represión es civilización!" (dice durante la ceremonia de investidura de ‘comisario político’. Tipo arrogante que se cree superior mentalmente a todos, abusa de su autoridad, tipo con un carisma fulgente, reflejado en el modo en todos sus subordinados le veneran. Actuación en la que su mirada es cortante, su sonrisa rasga por su perversidad, que en muchos momentos llega al histrionismo cercando la caricatura grotesca en su gestualidad y oralidad bufa, teniendo momentos épicos como el interrogatorio a los izquierdistas (tramo es neurálgico) o cuando obliga a un fontanero a comprar decenas de corbatas. Su apostura narcisista en realidad esconde a un ser frustrado, inseguro, anhela alguien le domine y le saque del caos moral en que vive; La actriz brasileña Florinda Bolkan destila glamur, sensualidad, turbación, y sobre todo una ambigüedad que va muy bien al tono del metraje.
Spoiler:
Al final, cual Rodion Raskolnikov de la obra de Dostoyevski “Crimen y castigo”, ‘Il Dottore’ desea que lo detengan, desea que lo denuncien (se lo implora al subversivo anarquista Antonio Pace, pero es te le espeta: "Un criminal para dirigir la represión, es perfecto!"). Decide ir más lejos y redacta una confesión del crimen, aduciendo como motivo que ella se burlaba de él. Pero no le detienen, ya en su casa se despierta y un puñado de superiores policiales le visitan. Entonces el se incrimina oralmente ante ellos, pero estos rechazan todas sus pruebas en su contra. Clara alegoría de corporativismo despótico. Los tipos se marchan y vemos a ‘Il Dottore’ despertarse de nuevo, se arregla, y vemos otra vez llegar a sus superiores a su casa, con lo que lo visto anteriormente ha sido un sueño. Entran en su residencia, el protagonista baja automáticamente las persianas y termina el film con una cita sobreimpresionada de Kafka, «Cualquiera que sea la impresión que nos haga, es un servidor de la ley por lo tanto, pertenece a la ley y escapa al juicio humano». Con lo que el final de ‘Il Dottore’ queda en abierto a interpretarse.
Momento delirante el primer día en el cargo de ‘comisario político’ de ‘Il Dottore’, la primera reunión es una disertación de estadísticas sobre la fluctuación del graffiti en alabanza a los dictadores (Mao, Stalin, Ho Chi Min, Togliatti, Tito, Kuscev, el Duce, Che Guevara, Trotski, Amendola, incluso hablan con desconocimiento de Sade [¿?]…). Mao está arriba, Stalin está abajo.
Me queda una película más que interesante, con la tara de ser demasiado obvia en su mensaje. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2020/03/investigacion-sobre-un-ciudadano-libre.html
La puesta en escena destaca por una cinematografía de Luigi Kuveiller (“La aventura”) que resalta la figura de ‘Il Dottore’, con primeros planos que resaltan su vigorosa expresividad, así como se le toma en contrapicados para ensalzar su carácter ‘Big Than Life’, enfatizado esto con zooms dramáticos; Como también es reseñable la marcada música del maestro Ennio Morricone (“Hasta que llegó su hora” o “La Misión), con alegres melodías de piano, arpa y clavicordio, que bañan de toques cínicos los fotogramas.
Gian Maria Volonté da vida a ‘Il Dottore’, lo hace con un vigor y electricidad arrollador, cual palomo hincha el pecho para declamar demagógicamente, se cree un diosecillo, epítome su frase mussoliniana, "La represión es civilización!" (dice durante la ceremonia de investidura de ‘comisario político’. Tipo arrogante que se cree superior mentalmente a todos, abusa de su autoridad, tipo con un carisma fulgente, reflejado en el modo en todos sus subordinados le veneran. Actuación en la que su mirada es cortante, su sonrisa rasga por su perversidad, que en muchos momentos llega al histrionismo cercando la caricatura grotesca en su gestualidad y oralidad bufa, teniendo momentos épicos como el interrogatorio a los izquierdistas (tramo es neurálgico) o cuando obliga a un fontanero a comprar decenas de corbatas. Su apostura narcisista en realidad esconde a un ser frustrado, inseguro, anhela alguien le domine y le saque del caos moral en que vive; La actriz brasileña Florinda Bolkan destila glamur, sensualidad, turbación, y sobre todo una ambigüedad que va muy bien al tono del metraje.
Spoiler:
Al final, cual Rodion Raskolnikov de la obra de Dostoyevski “Crimen y castigo”, ‘Il Dottore’ desea que lo detengan, desea que lo denuncien (se lo implora al subversivo anarquista Antonio Pace, pero es te le espeta: "Un criminal para dirigir la represión, es perfecto!"). Decide ir más lejos y redacta una confesión del crimen, aduciendo como motivo que ella se burlaba de él. Pero no le detienen, ya en su casa se despierta y un puñado de superiores policiales le visitan. Entonces el se incrimina oralmente ante ellos, pero estos rechazan todas sus pruebas en su contra. Clara alegoría de corporativismo despótico. Los tipos se marchan y vemos a ‘Il Dottore’ despertarse de nuevo, se arregla, y vemos otra vez llegar a sus superiores a su casa, con lo que lo visto anteriormente ha sido un sueño. Entran en su residencia, el protagonista baja automáticamente las persianas y termina el film con una cita sobreimpresionada de Kafka, «Cualquiera que sea la impresión que nos haga, es un servidor de la ley por lo tanto, pertenece a la ley y escapa al juicio humano». Con lo que el final de ‘Il Dottore’ queda en abierto a interpretarse.
Momento delirante el primer día en el cargo de ‘comisario político’ de ‘Il Dottore’, la primera reunión es una disertación de estadísticas sobre la fluctuación del graffiti en alabanza a los dictadores (Mao, Stalin, Ho Chi Min, Togliatti, Tito, Kuscev, el Duce, Che Guevara, Trotski, Amendola, incluso hablan con desconocimiento de Sade [¿?]…). Mao está arriba, Stalin está abajo.
Me queda una película más que interesante, con la tara de ser demasiado obvia en su mensaje. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2020/03/investigacion-sobre-un-ciudadano-libre.html