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Voto de Cauldfield:
9
8,0
21.737
Drama. Comedia
Después de obtener un éxito rotundo, un director de cine atraviesa una crisis de creatividad e intenta inútilmente hacer una nueva película. En esta situación, empieza a pasar revista a los hechos más importantes de su vida y a recordar a todas las mujeres a las que ha amado. (FILMAFFINITY)
17 de enero de 2011
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A ver cómo me las apaño para hacer la crítica de una película que, cómo decirlo, me supera.
El asunto es que he quedado dos horas y pico hipnotizado ante la pantalla sin entender demasiado de lo que veía, pensando continuamente qué quería decir el director, divirtiéndome en momentos puntuales e intentando anticipar inútilmente algún tipo de devenir en una ¿historia? totalmente imprevisible. Continuamente fascinado, pero sintiéndome en ocasiones como un estúpido.
Así, la película vendría a ser una de esas tan laureadas, tan de "obligada visión" para cinéfilos y gafapastas varios, que engrosaría sin problemas el "prestigioso" conjunto de películas como "2001: Una odisea en el espacio", "Rashomon", "El séptimo sello" o "Blow up" (ésta última mi favorita, sin duda), todas obras maestras y auténticos peñazos de esos que queda muy bien citar para quedar como muy intelectual y sofisticado. Siempre en mi modesta opinión, claro.
La diferencia, yo diría (y cómo me pasó con la también difícil "Mulholland Drive" es puramente personal. "Ocho y medio" me ha resultado fascinante, poseedora de un extraño atractivo que ha conseguido que no me llegue a aburrir en ningún momento, entreteniéndome e incluso maravillándome en momentos puntuales. Y yo creo que más que nada ha sido gracias a la elegante dirección de Fellini (siempre en perpetuo y armonioso movimiento), a la música (abundante en temas clásicos) y al carisma del actor principal, Marcello Mastroianni (álter ego del mismo Fellini), que consigue que su personaje nos caiga bien o al menos nos resulte digno de compasión, con todas las circunstancias en contra. Ah, bueno, y el catálogo de bellezones que le secunda, destacando cómo no a Claudia Cardinale, con su encantador y enigmático personaje.
En resumidas cuentas, otra de esas películas de obligada visión que nunca recomendarías a la gran mayoría de la gente, sobresaliendo sin embargo, para mí, en cuanto a las pretensiones de siempre, y siendo más disfrutable que la mayoría de los bodrios imprescindibles recitados de carrerilla por los de siempre.
El asunto es que he quedado dos horas y pico hipnotizado ante la pantalla sin entender demasiado de lo que veía, pensando continuamente qué quería decir el director, divirtiéndome en momentos puntuales e intentando anticipar inútilmente algún tipo de devenir en una ¿historia? totalmente imprevisible. Continuamente fascinado, pero sintiéndome en ocasiones como un estúpido.
Así, la película vendría a ser una de esas tan laureadas, tan de "obligada visión" para cinéfilos y gafapastas varios, que engrosaría sin problemas el "prestigioso" conjunto de películas como "2001: Una odisea en el espacio", "Rashomon", "El séptimo sello" o "Blow up" (ésta última mi favorita, sin duda), todas obras maestras y auténticos peñazos de esos que queda muy bien citar para quedar como muy intelectual y sofisticado. Siempre en mi modesta opinión, claro.
La diferencia, yo diría (y cómo me pasó con la también difícil "Mulholland Drive" es puramente personal. "Ocho y medio" me ha resultado fascinante, poseedora de un extraño atractivo que ha conseguido que no me llegue a aburrir en ningún momento, entreteniéndome e incluso maravillándome en momentos puntuales. Y yo creo que más que nada ha sido gracias a la elegante dirección de Fellini (siempre en perpetuo y armonioso movimiento), a la música (abundante en temas clásicos) y al carisma del actor principal, Marcello Mastroianni (álter ego del mismo Fellini), que consigue que su personaje nos caiga bien o al menos nos resulte digno de compasión, con todas las circunstancias en contra. Ah, bueno, y el catálogo de bellezones que le secunda, destacando cómo no a Claudia Cardinale, con su encantador y enigmático personaje.
En resumidas cuentas, otra de esas películas de obligada visión que nunca recomendarías a la gran mayoría de la gente, sobresaliendo sin embargo, para mí, en cuanto a las pretensiones de siempre, y siendo más disfrutable que la mayoría de los bodrios imprescindibles recitados de carrerilla por los de siempre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Lo mejor: Federico Fellini, tanto en su labor de director como en su personificación en la pantalla, llevada a cabo por un Marcello Mastroianni derrochando oficio y elegancia.
Lo peor: Lo predecible, escenas de comprensión difícil, diálogos breves y de equívoco sentido, simbologías extrañas... Todo aquel material preparado para eleaborados estudios y ensayos de expertos.
La secuencia: El discurso sobre el oficio de artista que, cerca del final, se marca el pesado crítico que asesora al protagonista a lo largo del filme, realmente ingenioso, poético y eficaz. El final en sí pues... lo típico, raro de cojones (y divertido).
Lo peor: Lo predecible, escenas de comprensión difícil, diálogos breves y de equívoco sentido, simbologías extrañas... Todo aquel material preparado para eleaborados estudios y ensayos de expertos.
La secuencia: El discurso sobre el oficio de artista que, cerca del final, se marca el pesado crítico que asesora al protagonista a lo largo del filme, realmente ingenioso, poético y eficaz. El final en sí pues... lo típico, raro de cojones (y divertido).