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Voto de Jefe Dreyfus:
6
Thriller. Acción Hanna (Ronan) ha sido educada por su padre (Bana), un exagente de la CIA, en un remoto lugar de Finlandia. Es una chica que reúne todas las cualidades de un buen soldado. Su padre la envía a cumplir una misión clandestina, que la lleva a Europa y al Norte de África. Durante el viaje tendrá que zafarse de agentes y matones que obedecen las órdenes de una implacable espía (Cate Blanchett). (FILMAFFINITY)
13 de enero de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joe Wright se pasa al género de la acción con un thriller que dispone de un guión que, francamente, no es nada del otro mundo y un punto de partida que ya nos suena haber visto en más de una ocasión (supongo yo que a estas alturas ya nadie se sorprenderá por ver a una enclenque adolescente patear el culo de aguerridos militares). De hecho el guió está tan lleno de tópicos que cuando la acción pasa por España la visión que ofrecen del país es la misma que puede ofrecer un guiri de borrachera de fin de semana: muestran un toro de Osborne y un grupo de gitanos bailando sevillanas. Se nota que aquí ha habido un profundo trabajo de investigación por parte de los responsables de la película. De hecho solo falta que Hanna se coma una paella en un chiringuito de playa y se hinche a meterse sangrías entre pecho y espalda mientras de fondo suena “la Macarena”. Por lo demás el guión está lleno de errores de nivel básico (incluyendo a una adolescente que jamás ha visto la electricidad y que dos días después ya está navegando por internet con total soltura, entre otros) pero que, no obstante, no pueden impedirnos ver el bosque.

Hanna es un thriller raro, irregular, hiperbólico y muy europeo que juega de una forma constante a despistar al espectador. Y es que justo cuando uno empieza a entender que la cosa será una soberana ensalada de hostias, de acción trepidante, persecuciones imposibles y frenéticos movimientos de cámara, la cosa opta por calmarse y convertirse en un drama sobre una adolescente que intenta encontrar su lugar en el mundo, emprendiendo un viaje tanto interior como exterior hacia la libertad, a la vez que empieza a descubrir todas aquellas maravillas que, hasta ese momento, le eran desconocidas, consiguiendo un valioso respaldo en una nueva amiga (la primera en realidad) que le ayudará en su fase de adaptación. Y cuando el espectador se encuentra todavía asimilando esta nueva condición, nos golpea de nuevo la acción burra, las patadas imposibles en los rostros de sicarios skins neo-nazis con ganas de sangre a ritmo de The Chemical Brothers, que termina provocando que el espectador tenga la constante sensación de que siempre va un paso por detrás del film.

La película dispone de un arranque fulgurante, las escenas de acción resultan trepidantes y aunque hacia la mitad de la cinta la cosa pierda intensidad (preferimos a Saoirse Ronan repartiendo cera en lugar de estar de cháchara con su amiga para ver como se lo montan para ligarse a unos poligoneros de tres al cuarto) hacia el final la cosa vuelve a subir en intensidad logrando cerrar el círculo con una gran secuencia final. Todo esto con una dirección de Joe Wright que vuelve a hacer de las sucias, ofreciendo largos planos secuencia, y unos actores que ayudan a que todo el conjunto gane en cohesión, a pesar de enfrentarnos a una trama tan absurda como disfrutable, salvando los tópicos que sobrevuelan el guión.
Jefe Dreyfus
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