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Voto de Juan Alegre Arnau:
8
Acción. Aventuras. Drama Japón, siglo XVIII. El país se enfrenta con la corrupción más absoluta. Mientras tanto, numerosas organizaciones secretas se han organizado y los hombres que pertenecen a estas sociedades se llaman "los asesinos de la oscuridad". Gomyo, jefe de una de estas organizaciones secretas, está preparando el asesinato de su rival, Tokuzo... (FILMAFFINITY)
7 de abril de 2024
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El señor Gosha se digna a retornar al género chambara, aquel que le dio fama en primer lugar antes de comprometerse de lleno con el cine de yakuzas. Aun así pueden apreciarse influencias de esas callejuelas oscuras, alianzas entre pandillas y puñaladas traperas, aunque de todos modos el argumento está basado en una novela.

Novela que, imagino yo, habrá sido capaz de desarrollar las numerosas y complicadas subtramas, además de hilarlas entre sí de forma más o menos convincente. En la película lo intentan y más o menos queda apañado, aunque no hubiera venido mal recortar alguna. Si se le puede reconocer algún mal importante a esta cinta, es la poca claridad del pasado o intenciones de ciertos personajes, así como sus motivaciones.

Sin embargo son más numerosas sus virtudes, empezando por el tándem protagonista Nakadai-Harada-Kishi. El primero no necesita presentación, pues Nakadai es probablemente el mejor actor que vio nacer Japón (y si me apuras, el mundo entero) y su personaje juega con las expectativas del espectador, pues viendo su historial de cínico manipulador en películas de Gosha anteriores, lo último que esperas es verlo siendo un hombre que, si bien es asesino a sueldo, es comprensivo y hasta amistoso.

Harada cumple como sicario sin memoria y guardaespaldas del jefe, y su pasado inconcluso está mejor así, enseñando sólo lo justo y necesario. Por último, Kishi en el papel de Omon, esa mujer fatal que nunca viene mal ver y sorprende aun con su actitud derrotista siga siendo capaz de ponerles las cosas complicadas a los asesinos. A Sonny Chiba no lo tengo tan visto, aunque imagino que sus fans quedarán sorprendidos al verlo como el villano de la historia, rol que cumple sin mayor problema.

Es especialmente remarcable el papel de la mujer en esta película. Aparte de Kishi tenemos a Oriha, interés romántico que, lejos de marear la perdiz con esos odiosos triángulos amorosos, da la talla como parte del pasado oscuro de Harada, con su final shakesperiano correspondiente. Mención también a la guardaespaldas vengativa, siendo el único antagonista que cumple con su cometido y nos brinda unas peleas entretenidas.

El combate vuelve a ser visceral y más o menos realista, pero perfectamente cordinado y coreografiado. El asesinato grupal cuchillo en mano en la taberna es lo mejor de la película. El duelo final es sastisfactorio.

No me voy sin mencionar a los protagonistas del título. Los dos son cameos pero valen la pena. Tetsuro Tamba vuelve a hacer de malo secundario que es el responsable de todo pese a que solo tiene una aparición (hizo algo parecido en Yakuza Papers) y a Eijiro Tono nunca viene mal verlo, más que nada porque es de los pocos actores que no tienen una sola interpretación mala.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juan Alegre Arnau
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