“Nos temen porque tenemos el poder de matar arbitrariamente. Un hombre comete un crimen, debería haberlo pensado mejor. Ordenamos matarle y nos sentimos bien. O le matamos nosotros y nos sentimos mejor. Pero eso no es poder. Es justicia, que es diferente del poder. Poder es cuando tenemos justificación para matar… y no lo hacemos”.

The Act of Killing es muchas cosas. Es una película sobre el recuerdo, y sobre el alma. Sobre la justicia y las cargas personales. Sobre la oscuridad y la asunción. Basada en el Golpe de Estado de 1965 en Indonesia, cuando miles de presuntos comunistas fueron asesinados a sangre fría por unos para,imitates que se tomaron la justicia por su mano. La película nos muestra a estos hombres casi medio siglo después, y se les da la oportunidad de que recreen sus actos, de que ilustren su sadismo y su crueldad. Algo a lo que, sorprendentemente, acceden encantados.

Es una película con doble naturaleza. Una mezcla entre el cine dentro del cine y uno de los géneros tan desconocidos como apasionantes, el documental. Se permitirá que estos paramilitares hagan una especie de película, en la que ellos mismos actúan, para demostrar lo que hacían, mientras son grabados durante el rodaje para ver como les va afectando esa recreación de los hechos. Casi un experimento sociológico. Supongo que el éxito radica, precisamente aquí, al enfrentar a la gente con sus actos.

Para mí, y a pesar de que no es una película agradable de ver, es un ejemplo de que el cine puede cambiar el mundo. Pocas veces a lo largo de mi vida lo he experimentado de forma tan distintiva como me ha sucedido con esta obra. Hemos oído hablar millones de veces del poder transformador de las imágenes. Bien. Es hora por fin de verlo en acción. Espero que el resultado os cambie, como lo hizo conmigo.