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Voto de Carlos_:
7
![](https://filmaffinity.com/images/myratings/7.png)
5,1
7.954
Terror
Remake de un film japonés del mismo título. Dahlia Williams (Jennifer Connelly), una mujer divorciada, decide empezar una nueva vida y se muda con su hija a un viejo y extraño apartamento, en el que pronto comienzan a suceder cosas extrañas: ruidos misteriosos y una mancha de humedad que se extiende por las paredes de la casa. (FILMAFFINITY)
11 de agosto de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una pena que esta película no haya quedado tan bien como debía. Y es que en la historia que cuenta La Huella (Dark Water) están todos los ingredientes para poder haber rodado un gran film de terror. Dark Water es un remake norteamericano, dirigido por Walter Salles (“Diarios de motocicleta”), de la película japonesa de 1998, dirigida por Hideo Nakata, basada en una novela de Koji Suzuki.
En principio, destaquemos que este remake consigue crear un ambiente mucho más opresivo y agobiante que el film japonés original. La magnífica fotografía del brasileño Affonso Beato nos sumerge en un atmósfera inundada por un color verde sucio y húmedo. Cielos eternamente nublados, pasillos siniestros, habitaciones que luchan, infructuosamente, por ver la luz del sol... El trabajo de Beato es, sin duda, lo mejor de la película.
En principio, destaquemos que este remake consigue crear un ambiente mucho más opresivo y agobiante que el film japonés original. La magnífica fotografía del brasileño Affonso Beato nos sumerge en un atmósfera inundada por un color verde sucio y húmedo. Cielos eternamente nublados, pasillos siniestros, habitaciones que luchan, infructuosamente, por ver la luz del sol... El trabajo de Beato es, sin duda, lo mejor de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El guión nos narra la historia de una mujer, con una hija de 5 años, que está tramitando el divorcio de su matrimonio. Desde el principio, podemos ver que es una persona que ha sufrido una infancia terrible. Su padre probablemente abusaba de ella; y su madre era una drogadicta que la tenía abandonada. Sospechamos que nuestra protagonista ha tenido que luchar mucho para poder superar unos fuertes traumas psicológicos que, sin embargo, continúan escondidos en su interior. Intuimos también que se está divorciando porque ha descubierto que su marido es un individuo egoísta, al que su hija le importa muy poco. Así que esta mujer no va a permitir a que la niña siga viviendo bajo el mismo techo que su egocéntrico esposo.
Con estas premisas argumentales tan sólidas, el guión, desgraciadamente, acaba desviándose hasta acabar siendo una efectista historia de fantasmas. En vez ahondar en los sentimientos de la protagonista y en la relación con su marido, la narración avanza hacia un relato que pretende ser agobiante, pero que solo consigue ser fiel a las pautas del género de terror. En lugar de sumergirnos en la progresiva destrucción de la personalidad de una mujer desquiciada, la historia nos lleva hacia una trillada historia de fantasmas, aderezada con trucos que nos resultan demasiado conocidos.
Lo único que asusta en esta película es descubrir el lugar al que muda la protagonista: un viejo edificio, gris e inquietante, lejos del centro de la ciudad. Una construcción repleta de pisos de alquiler baratos, en los que solo viven personas fracasadas, de bajo nivel económico, que ya han dejado de luchar para poder escapar de allí. Lo que de verdad da miedo es comprobar como el marido es un mal bicho capaz de hacer todo el daño posible a su mujer, para intentar recuperar la custodia de su hija. Y todo esto lo hace, no porque la niña le importe lo más mínimo, sino solo por puro egocentrismo y soberbia. Aterra todo el grupo de personajes secundarios que vemos desfilar por la pantalla: un abogado mentiroso, un conserje vago e irresponsable, un agente inmobiliario embaucador... Toda una fauna de individuos tan miserables, que te dejan con mal cuerpo para todo el día.
Lamentablemente, al final de la proyección nos queda la sensación de que hemos visto una de tantas películas de fantasmas que, sin embargo, podía haber sido una magnífica película de crítica social y de terror psicológico. Nos da la impresión de que sus autores han querido dar al film un aire de calidad, mostrando un mundo de pesadilla en el que, a la hora de la verdad, no han tenido ni la valentía, ni la honradez para introducirse. Sin duda, hubiera sido mucho mejor que la historia del fantasma fuera solo un montaje del marido para conseguir volver loca a su mujer. Entonces es cuando la película hubiera podido subir a un nivel más elevado y maduro.
Con estas premisas argumentales tan sólidas, el guión, desgraciadamente, acaba desviándose hasta acabar siendo una efectista historia de fantasmas. En vez ahondar en los sentimientos de la protagonista y en la relación con su marido, la narración avanza hacia un relato que pretende ser agobiante, pero que solo consigue ser fiel a las pautas del género de terror. En lugar de sumergirnos en la progresiva destrucción de la personalidad de una mujer desquiciada, la historia nos lleva hacia una trillada historia de fantasmas, aderezada con trucos que nos resultan demasiado conocidos.
Lo único que asusta en esta película es descubrir el lugar al que muda la protagonista: un viejo edificio, gris e inquietante, lejos del centro de la ciudad. Una construcción repleta de pisos de alquiler baratos, en los que solo viven personas fracasadas, de bajo nivel económico, que ya han dejado de luchar para poder escapar de allí. Lo que de verdad da miedo es comprobar como el marido es un mal bicho capaz de hacer todo el daño posible a su mujer, para intentar recuperar la custodia de su hija. Y todo esto lo hace, no porque la niña le importe lo más mínimo, sino solo por puro egocentrismo y soberbia. Aterra todo el grupo de personajes secundarios que vemos desfilar por la pantalla: un abogado mentiroso, un conserje vago e irresponsable, un agente inmobiliario embaucador... Toda una fauna de individuos tan miserables, que te dejan con mal cuerpo para todo el día.
Lamentablemente, al final de la proyección nos queda la sensación de que hemos visto una de tantas películas de fantasmas que, sin embargo, podía haber sido una magnífica película de crítica social y de terror psicológico. Nos da la impresión de que sus autores han querido dar al film un aire de calidad, mostrando un mundo de pesadilla en el que, a la hora de la verdad, no han tenido ni la valentía, ni la honradez para introducirse. Sin duda, hubiera sido mucho mejor que la historia del fantasma fuera solo un montaje del marido para conseguir volver loca a su mujer. Entonces es cuando la película hubiera podido subir a un nivel más elevado y maduro.