Hemos viajado a la antigua Persia, batallado contra infinidad de hordas de zombis, buscado la Cuna de la Vida, luchado con los míticos Ken y Ryu y hasta hemos conducido los coches más tuneados, todo ello con más pena que gloria. Las adaptaciones de videojuegos a la gran pantalla siempre han sido productos de segunda que como mucho han conseguido entretener, poco más, y ‘Assassin’s Creed’ pese a situarse como una buena adaptación de un videojuego, como la mayoría de sus antecesoras no pasa de ser una mediocre película.

Con un argumento que a primera vista puede parecer interesante y un reparto de nivel con Michael Fassbender, Marion Cotillard, Jeremy Irons y Charlotte Rampling entre otros, la película de Justin Kurzel peca de la misma manera que todas las adaptaciones antes mencionadas, la falta de corazón. ‘Assassin’s Creed’ se pierde en una desarrollo excesivamente denso, el guion es una amalgama reseca con la que sin duda alguna el espectador desconocedor del videojuego no querrá cruzarse. Cierto es que la ambientación es bastante fiel al original, su puesta en escena es correcta y las secuencias de acción solventes sin más, pero ello no es suficiente para ofrecer un blockbuster mínimamente entretenido.

Cuando una cinta de estas características se vuelve pesada, tosca e incluso lenta tenemos un problema. Puede que los ávidos a las videoconsolas que hayan invertido muchas horas con el videojuego original disfruten a lo grande con ‘Assassin’s Creed’, pero para el resto de los mortales la aventura entre los Assassins y los Templarios puede convertirse en un bocado difícil de digerir.

Lo mejor: Su ambientación.

Lo peor: Un producto excesivamente denso únicamente destinado al gamer, entre los que también puede ganar detractores.

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