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Voto de Marta Suey:
9
7,9
171.716
27 de diciembre de 2008
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran película, gran guión, gran dirección, gran Kevin Spacey.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Primera escena de la película. Jane (Thora Birch, El Retorno de las Brujas) habla sobre su padre, “un niñato que moja los calzoncillos cuando traigo una amiga a casa” mientras alguien a quien sólo oimos hablar le pregunta si quiere que mate a su progenitror. Jane responde “Si“.
Fundido a negro y…
AMERICAN BEAUTY
La escena se abre, un barrio residencial típicamente americano aparece mientras Lester Burnham (Kevin Spacey, Sospechosos Habituales) no habla sobre su vida, avisándonos de que en menos de un año, habrá muerto. Pero Lester no sabe nada de esto, así que sigue cascándosela en la ducha mientras vive su aburrida e insignificante existencia junto a una hija díscola y una esposa maniática y artificial.
A partir de ahí, Sam Mendes (Revolutionary Road) nos deleita con una mordaz crítica a la sociedad estadounidense, basada en guardar las apariencias, en la perfección, en la superficialidad, en el dinero. Y al mismo tiempo, nos enseña que, a pesar de esto, la vida es hermosa y aunque en ocasiones (en demasiadas ocasiones para el protagonista de esta película) parezca una auténtica mierda, es algo que merece la pena vivir.
“Cuesta seguir enfadado cuando hay tanta belleza en el mundo, a veces siento como si la contemplase toda a la vez y me abruma, mi corazón se hincha como un globo que está a punto de estallar, pero recuerdo que debo relajarme y no aferrarme demasiado a ella y entonces fluye a través de mí como la lluvia y no siento otra cosa que gratitud por cada instante de mi estúpida e insignificante vida. No tienen ni idea de lo que les hablo seguro, pero no se preocupen, algún día la tendrán.”
Fundido a negro y…
AMERICAN BEAUTY
La escena se abre, un barrio residencial típicamente americano aparece mientras Lester Burnham (Kevin Spacey, Sospechosos Habituales) no habla sobre su vida, avisándonos de que en menos de un año, habrá muerto. Pero Lester no sabe nada de esto, así que sigue cascándosela en la ducha mientras vive su aburrida e insignificante existencia junto a una hija díscola y una esposa maniática y artificial.
A partir de ahí, Sam Mendes (Revolutionary Road) nos deleita con una mordaz crítica a la sociedad estadounidense, basada en guardar las apariencias, en la perfección, en la superficialidad, en el dinero. Y al mismo tiempo, nos enseña que, a pesar de esto, la vida es hermosa y aunque en ocasiones (en demasiadas ocasiones para el protagonista de esta película) parezca una auténtica mierda, es algo que merece la pena vivir.
“Cuesta seguir enfadado cuando hay tanta belleza en el mundo, a veces siento como si la contemplase toda a la vez y me abruma, mi corazón se hincha como un globo que está a punto de estallar, pero recuerdo que debo relajarme y no aferrarme demasiado a ella y entonces fluye a través de mí como la lluvia y no siento otra cosa que gratitud por cada instante de mi estúpida e insignificante vida. No tienen ni idea de lo que les hablo seguro, pero no se preocupen, algún día la tendrán.”