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Voto de Flaneur:
1
Drama Un cuento de verano sobre la convivencia entre cuatro actrices y una escritora que ensayan una obra de teatro en un antiguo molino, apartado del mundo. Es la historia de un hechizo. Con princesas, sapos, ríos, cartas y hasta un príncipe despistado. Durante esos días de ensayo, las chicas se irán conociendo y midiendo a través de los materiales que plantea la obra, y aportarán sus propias vivencias alrededor de los temas de sus ... [+]
5 de enero de 2024
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encanta el cine español. Me apasiona el cine experimental. Me declaro devoto del cine de Eric Rohmer.
Y sin embargo, esta película, española, experimental y pretendidamente muy romheriana me parece detestable.
Porque es una película impostada, en todos los aspectos. Bueno, española es, aunque mi gusto por el cine patrio no tiene que ver con su denominación de origen, sino con que me cuenta cosas cercanas a mi realidad. No vivo en Galicia, pero entiendo "As Bestas". No soy agricultor, pero "Alcarràs" me muestra cosas cercanas. No soy universitario ni tengo relación con gente discapacitada, pero "La consagración de la primavera" me resulta iluminadora. Del mismo modo, y en el terreno de lo experimental, "Vania en la calle 42" me parece una película extraordinaria. Y qué dice de Rohmer, ¿acaso no es su "Cuento de verano" una de las mejores películas que se han rodado sobre el fin del romanticismo adolescente? Pero...

Lo que cuenta "Las chicas está bien" me irrita, hasta un extremo insoportable. Itsaso Arana, en la línea de Jonás Trueba, habla de una realidad que será muy real para ella y sus colegas, la de las actrices hiper-mega-guays que tienen tiempo y presupuesto para hablar de sus cosas (para nada cercanas a la realidad del común de los mortales). Lo cual, si fuera cine experimental arriesgado, no estaría mal. Pero no: la película es una sucesión de conversaciones intrascendentes pretendidamente improvisadas que se notan impostadas desde el "primer fotograma". No se puede ser natural cuando intentas ser natural.

No obstante, lo peor, es su pretendido estilo "rohmeriano". Rohmer nunca, nunca, fue un pedante clasista: sus obras oscilan entre la disección de una burguesía intelectual autista ("Cuento de invierno") y la exposición de las emociones de personajes desclasados y desorientados ("Cuento de verano"). En cambio, "Las chicas están bien" nos habla de personajes evidentemente y autocomplacientemente "cultos". No hay cabida para, es un decir, un personaje que solo tenga el título de la ESO. De hecho, estoy convencido de que todas las protagonistas habrían despreciado a alguien tan "vulgar".

Pedantería clasista a tope, pedestremente rodada.
Flaneur
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