Cuando un equipo se pone a trabajar en una película que está prediseñada casi al milímetro, como este caso, se da poco margen a la creación. Por lo general, van justitas de argumento, sin nivel actoral y para colmo están realizadas sin ganas. Eso sí, hay mucho dinero para gastar.
Pero, amigos, cuando las personas que realizan este tipo de películas tienen ganas de hacerlo bien el resultado puede ser un espectáculo sin precedentes.

En Independence Day el dinero está bien gastado, porque los efectos especiales son de primera categoría, pero además están rodados con imaginación. A veces los efectos especiales son atronadores, o "mal puestos" como se suele decir. Este no es el caso, aquí sorprenden y emocionan.

Es cierto que el guión, sobre todo a partir de la mitad de la película, es casi encefalograma plano, e incluso tiene un tufillo patriotero, pero sus carencias se suplen con la única y sencilla pretensión de entretener. Y lo consigue.

La crítica en general pone a caer de un burro esta película. Es lo más fácil. Es un poco tonta sí, pero además si hace dinero y es estadounidense es mucho peor. ¿O no teneis esa sensación?