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Voto de FATHER CAPRIO:
8
Aventuras El Duque Urbis, alias "El Halcón", ha secuestrado a la mujer y al hijo de Dardo (Burt Lancaster). Este noble ejerce, en nombre del emperador, una auténtica tiranía sobre los habitantes de los pueblos de Lombardía. Para vengarse de él, Dardo secuestra a su sobrina. (FILMAFFINITY)
23 de mayo de 2009
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este tal vez no sea el halcón milenario, pero lleva unos cuantos años acompañando tardes de sábado y cines de sobremesa, tantos que incluso llegamos a darnos cuenta de alguna que otra imperfección de esas que no veíamos cuando chavales. Termómetro de los años sin duda, que nos hacen ser más comedidos y no vitorear a voz en grito la flecha finalmente certera y triunfadora pero que nos ayudan a reconocer el talento y el talante cinematográfico de Jacques Tourneur, director que forma parte del club de mis magníficos, por trabajos en distintos géneros de esto del cine, westerns como Wichita, terrores atávicos como La mujer pantera, bélico como Días de gloria o Aventurero como El halcón y la flecha. Es cierto que también hay algún contra, pero los pros, como la mies, son muchos y aunque me faltan títulos ilustres de su filmografía por revisionar sigo reservándole el sillón T de mi particular Parnaso fílmico.

En harina, les diré que El halcón y la flecha me ha permitido muchas cosas. Por una parte "retornar al pasado" (asignatura pendiente no de Garci sino mía), por otra entrar casi de rondón en el maravilloso mundo del circo representado por Dardo y Piccolo, y por si fuesen pocas alegrías, disfrutar de una de las bellezas espejito, espejito más bellas del celuloide, Virginia Mayo. También, y por si esto no fuese en si, bastante, me ha permitido reflexionar sobre conceptos tan universales como el tiempo o la familia. Porque, se trataría sin duda de la típica película para ver en familia sino fuese porque los hijos se arriman más al halcón milenario y en lo que a cabriolas se refiere prefieren a Lara Croft antes que a un Burt Lancaster en desplazamientos tipo trapecio. Y es que, reflexiono, los tiempos han cambiado y las golondrinas, por mucho que se empeñe Becquer, no vuelven y si acaso lo hacen, cuelgan sus nidos en el balcón de la competencia.

Como verán los argumentos para ver esta película son suficientes. ¿Que le faltan efectos especiales? Le sobran habilidades naturales. ¿Que no hay carreritas de coches? Sinceramente, no las eché de menos. Los típicos tópicos de siempre. Buenos muy buenos contra malos muy malos. Chico, chica, beso final. Colorín colorado, y toda una caterva de niños chillones en el gallinero como recuerdo...
FATHER CAPRIO
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