Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barccelona
Voto de EL ALBATROS:
7
Bélico. Drama Tras varios años de sacerdocio, Dean Hess llega a la conclusión de que ha fracasado en su misión apostólica. La causa es que vive atormentado por los remordimientos que le ocasiona haber sido, durante la guerra, piloto de un bombardero. (FILMAFFINITY)
14 de enero de 2018
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Douglas Sirk, fue un polifacético artísta culto y preparado, es reconocido por los aficionados como el “Emperador del melodrama”, nadie como él, supo extraer a veces con pocos medios en producciones nada lujosas, un partido que logró popularizar el género dignificándolo desde la modestia y con un grupo de actores y profesionales técnicos habituales durante la década de los cincuenta para la Universal, bajo la batuta del productor Ross Hunter (Obsesión, Escrito sobre el viento, Ángeles sin brillo, Imitación a la vida). En esta ocasión, se trata de un melodrama bélico en Cinemascope y Tecnicolor por el gran Russell Mettty, además de la inestimable ayuda del ejército americano. Sirk se caracterizó por la sublimación del amor y el tratamiento del alma humana, sus paradojas con una estética elegante lejana a la sofisticación formal, sin ambición discursiva ni condición de fenómeno de culto.

Pese a apoyarse en un biopic sobre Dean Hess, teniente coronel de aviación que al iniciarse la cinta, glosa su figura un general del ejército, la película ni es militarista, ni siquiera castrense pese a transcurrir durante la guerra de Corea. Hay quien sostiene que el artista con personalidad nos cuenta siempre la misma historia pero de diferente forma para seducir al espectador, pero manteniendo sus constantes. En este sentido, “Himno de batalla” es, por extraño que parezca, una variación sobre su aclamada cinta, “Obsesión”, que abordaba la culpa y la redención pues su protagonista Hess (Rock Hudson) vive el mismo tormento que el señor Merrick (también Hudson), tratando de encontrar una luz que le permita salir de su oscuridad existencial generada en ambos casos por un agudo tormento de sentirse culpable de una desgracia ajena, Hess por bombardeo indebido y Merrick por un accidente de tráfico. El primero se convertirá en pastor religioso fracasado que vuelve al frente para rescatar a infantes que reparen su error, y el segundo intentará devolver la vista a su víctima por todos los medios posibles.

Siendo una película de encargo, Sirk hace suya la biografía de este destacado oficial para adaptarla a su universo personal, con ciertos toques de acción, camaradería y abnegación personal al abandonar su esposa y hogar para servir a sus semejantes en tierras coreanas con el consiguiente ambiente exótico sobre la idiosincrasia y carácter de algunos personajes secundarios que contribuyen a la armonía de su trama. Sirk maneja y armoniza, la tragedia, el heroísmo y el drama, las escenas de acción con los aviones junto a escenas intimistas a lo largo del metraje, escueto por otra parte, pues los maestros nunca necesitaron excesivos planos para narrar lo que querían, la economía narrativa para ajustarse a los presupuestos no les privaba de sus intenciones finales, narrar la vida y obra de un excombatiente en la Segunda Guerra Mundial y la de Corea. Afortunadamente hay pueblos que honran a sus héroes, aunque no hayan sido perfectos.
EL ALBATROS
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow